Ahora sí, hablemos de las novedades que tiene para nosotros la fabricante francesa de aviones Airbus: los “termoplásticos”. Y para ello es necesario referirnos a Clean Sky Joint Undertaking (CSJU), que es un consorcio del tipo público-privado entre la Unión Europea y la industria aeronáutica europea, que coordina y financia actividades de investigación y desarrollo para acelerar el progreso en aeronaves más silenciosas y menos contaminantes.
La inversión público-privada que concretamente busca desarrollar un material para la construcción de las aeronaves lleva por nombre Clean Sky 2, y la intención de este nuevo material es poder reducir hasta en un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, y así cumplir con la meta que se tiene de cero emisiones de CO2 para el año 2050.
Este nuevo material está compuesto principalmente de termoplásticos y polímeros, que reducen el peso del fuselaje, consiguiendo un importante ahorro de combustible.
En el Centro de Investigación Aeronáutica Aplicada ZAL, en Hamburgo, se encuentran trabajando junto con el Instituto Fraunhofer y Airbus. El “Demostrador de Fuselaje Multifuncional” (MFFD, por sus siglas en inglés) consta de dos semicilindros, o módulos, que forman el fuselaje.
Según un comunicado de Airbus “Los métodos innovadores de MFFD podrían permitir una tasa de fabricación de fuselaje compuesto CFRTP de hasta 100 unidades por mes, que es el objetivo para un futuro avión de pasillo único.
Además de los beneficios económicos, la arquitectura avanzada del nuevo fuselaje, su menor peso y su mayor eficiencia de fabricación contribuirían a reducir las emisiones durante el ciclo de vida, en línea con los objetivos de Clean Sky 2.”
Por cierto, este nuevo “modelo” de construcción de fuselaje con materiales novedosos, el año pasado ganó el premio “JEC Innovation Award”, y no sólo Airbus está interesado en el desarrollo de este material más ligero de termoplásticos, también han estado pronunciándose a favor de estos nuevos materiales otras empresas de aviación como la holandesa Fokker y SAAB en Suecia, al igual que instituciones académicas, como la Universidad Tecnológica de Delft, de los Países Bajos.
Uno de los puntos que hace atractivo a este nuevo material es la forma en cómo se utiliza. Normalmente las piezas de metal se remachan con soldadura y en el caso de este tipo de piezas, pueden unirse ya sea a través de “soldadura por puntos ultrasónica, o por láser automatizado”, esto es, se prescinde del uso de remaches.
Lo que genera grandes beneficios a los trabajadores, pues este tipo de ensamblaje no genera polvo, y como saben, en el piso de la cabina de un avión están todos los sistemas eléctricos, mecánicos, neumáticos e hidráulicos que son vitales para la operación de la aeronave.
La instalación de todos estos sistemas le genera menor peso a la aeronave, y entre menos pesada sea, mayores beneficios podrá ofrecer. Por eso estos termoplásticos conocidos como compuestos de polímeros termoplásticos reforzados con fibra de carbono (CFRTP, por su sigla en inglés), tienen la gran ventaja de ser moldeables a altas temperaturas, pero que al enfriarse se vuelven sumamente resistentes.
Según los datos aportados, pueden ahorrar hasta un 10% del peso de un avión, y lo más llamativo es que este nuevo tipo de material es reutilizable y fácil de reciclar, por encima de los estándares del metal y de la fibra de carbono.
Y todo esto, ¿qué significa para el pasajero? Pues varias cosas muy positivas: además de disminuir de manera individual su huella de carbono, también se logra modificar los interiores de la cabina de pasajeros, y poder ofrecerle más espacio a bordo para su equipaje.
También puede impactar en el costo del boleto; al ser menos onerosa la operación por requerir menos combustible, el precio puede ser mucho más atractivo, entonces tenemos precios más bajos y más espacio en cabina, dos puntos que el viajero siempre busca.
Las aerolíneas tienen estas ventajas para atraer más clientes; eso sí, no podemos dejar a un lado el modelo de negocio, porque si les toca viajar por Ryanair, olvídense del buen trato. Es una línea de ultra mega bajo costo, con veinte cobros ocultos, que harán efectivos justo cuando quieras abordar el avión.
Pero en general, la oferta de líneas aéreas es muy amplia y cada una de ellas sabrá qué tanto jugo le saca al beneficio de poder ahorrar en la operación del vuelo. Otra gran ventaja para las empresas son los tiempos de producción de las aeronaves.
Hemos pasado por unos años complicados en esa materia, derivado de la pandemia de Covid, que detuvo al mundo en 2020. Apenas nos estamos recuperando a niveles pre-pandemia del 2019.
Por supuesto muchas entregas de aeronaves quedaron pendientes, y otras con serios retrasos, generando pérdidas económicas estratosféricas. Con estos nuevos materiales, la construcción de los aviones se acorta, haciendo más eficiente su fabricación y posterior colocación en el mercado aéreo comercial.
Hace ya algunos ayeres se desconfiaba de la “fibra de carbono”, pues el acero era el metal que se utilizaba por completo para la fabricación de los aviones. Posteriormente, al ver la gran utilidad de este material, los fabricantes lo fueron adoptando. Ahora, gran parte de las aeronaves se fabrican con fibra de carbono y otros metales además del acero.
Hoy “lo nuevo” son estos termoplásticos, que aseguran tiempos más breves de fabricación y ahorro de peso, y por ende, de combustible; nos toca presenciar a un nuevo material que llegó para revolucionar la fabricación de aeronaves.