1.- Debemos tener claro que la reforma energética del 2013 es una reforma constitucional, iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto, aprobada por el Senado y la Cámara de Diputados en el mes de octubre de ese año, promulgada por el Ejecutivo en diciembre del mismo año, y que se realizó con fuertes presiones que incluyeron sobornos documentados a legisladores y a partidos, inclusive varias gubernaturas.

La reforma energética peñanietista echó a andar un conjunto de 21 leyes secundarias y 24 reglamentos, generados por dicha reforma constitucional. Dividieron a la CFE en seis empresas y cada una operaba al margen de las otras. En aras de una supuesta competitividad y modernidad, el propósito era achicar a la empresa estatal y dejarla cuanto antes operando a baja capacidad para dejarles a las privadas la producción eléctrica. Las proyecciones señalaron que en pocos años se quedaría la CFE con sólo un 20% de la generación y la demás sería generación privada.

Se trataba de quitarle a la Nación sus empresas de energía —léase a la CFE como también a Pemex— mediante su debilitamiento por contratos con empresas privadas. Para ambas empresas de energía, durante las últimas décadas fueron designados directores generales a la medida con ese propósito. Eran directores orientados a los intereses privados a los cuales beneficiaban. En el caso de la CFE, en gran medida intereses de empresas transnacionales principalmente españolas.

El tamaño de la connivencia gubernamental puede medirse por el ulterior ingreso de la exsecretaria de energía Georgina Kessel y del propio expresidente Felipe Calderón a Iberdrola.

2.- Se les vino un problema. Todo iba viento en popa para sus metas. El problema fue que se les atravesó la elección del 2018 con la cual todo les cambió, de ahí su furia. Fue designado como director general de la CFE el senador Manuel Bartlett, quien desde el Senado había luchado por un cambio. Se recuerda que, con todo el peso de ser una personalidad política emanada del PRI, en 2006 llamó a los priistas al voto útil a favor de Andrés Manuel López Obrador; y nuevamente como senador desde 2012, fue un importante impulsor del nacionalismo energético y conocedor a fondo de la situación de la asediada CFE. Su desempeño era tan bien conocido que desde antes de tomar posesión el candidato triunfador anunció que el senador Bartlett sería el director general de la CFE a partir del 1 de diciembre de 2018. El anuncio aceleró a sus detractores pero no podía haber escogido el Presidente electo a mejor colaborador para la tarea enorme de recuperar la rectoría de la energía eléctrica para nuestra nación, a alguien comprometido y conocedor a fondo de las leyes y la política nacional.

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3.- Électricité de France (EDF). Es una empresa icónica francesa de generación y distribución eléctrica, de la cual el gobierno francés es propietario del 83.6%. Sería impensable que Francia privatizara su emblemática empresa a favor de empresas extranjeras. Por las presiones neoliberales de la Unión Europea aceptó vender el 16.4% de sus activos y no más. Su capacidad instalada es bastante más grande que la de nuestro país (137 GW contra 90 GW de México en 2020). Sería muy útil contrastar la CFE y la EDF para revelar lo absurdo que resulta ese empeño de privatizar y empequeñecer a la CFE. Veamos, Francia, un país soberano, indiscutiblemente poderoso y potencia cultural, no privatizaría su energía eléctrica, ¿por qué habíamos de hacerlo nosotros? Los medios informativos, generalmente sesgados en contra de la CFE, es claro que difícilmente abordarían el caso galo. Tampoco apareció en los debates energéticos previos a la iniciativa de Reforma Constitucional Energética a votarse en el congreso este mes de abril.

4.- La producción de energía eléctrica limpia. Se pretende hacer creer mediáticamente que nuestra empresa nacional —la CFE— produce energía sucia, y las empresas privadas, limpia. Es una mentira y una hipocresía puesto que las empresas privadas producen su energía, casi toda —el 82%—, con combustible fósil; sólo un pequeño porcentaje de su generación es eólico y otro más pequeño, fotovoltaico. La CFE supera a las empresas privadas en producción con energía renovable: hidroeléctrica, maremotriz, geotérmica, eólica a pesar de que reglamentos amañados le impiden operar sus hidroeléctricas al cien, las cuales producen energía 100% renovable.

5.- Más de limpias: el mito de la generación con carbón. De casi 300 plantas propiedad de la CFE sólo tres son de carbón, o sea, el 3%. Quienes sí utilizan el carbón, e intensamente, son otros países: Alemania tiene 63 carboeléctricas, Estados Unidos 240 y China más de mil. México con 3, sí, 3 plantas y se les llena la boca a los ambientalistas de ocasión propalando que la CFE genera con carbón. El hecho que el 82% de la generación privada sea con base en combustible fósil no se menciona en los medios.

6.- Los costos verdaderos. Si bien por unidad aislada el costo de la energía fotovoltaica y eólica es el más bajo, no se puede tomar el costo derivado de una subasta de generación como si fuera el verdadero costo de la generación una vez instaladas las plantas. Es costoso operar las plantas de energía eólica y fotovoltaica —intermitentes por naturaleza— porque requieren de almacenamiento de energía o de respaldo de plantas de generación. Pero esas plantas intermitentes carecen de ambas alternativas. Así que es falso que sean las de más bajo costo. La mentira oculta es para que sean despachadas con prioridad por el CENACE, Centro Nacional de Control de la Energía.

¿Y cómo fue que la CFE se comprometió a suministrar la energía cuando no hubiera radiación solar o viento suficientes, con costos favorables a la generación privada y desventajosos para la CFE? Para eso estaban sus directores. También firmaron para transmitirla a un precio bajísimo —porteo verde— a los clientes de las empresas privadas que operan bajo la figura jurídica de autoabasto.

7.- Se promulga nueva Ley de la Industria Eléctrica (LIE). Data del 9 de marzo de 2020 la publicación en el Periódico Oficial y pretendida entrada en vigor de la nueva LIE. Establecía un equilibrio porque la LIE del sexenio del presidente Peña Nieto otorgaba todas las ventajas a las empresas privadas, y la CFE de hecho las subsidiaba.

Por ejemplo, conforme a la nueva LIE se establecería una tarifa justa para el porteo. También se revisarían contratos de venta de energía a la CFE por parte de los productores privados, por cuestiones de rentabilidad. La respuesta fue que todas las empresas privadas de generación, eólicas, solares, de cogeneración y autobasto solicitaron amparos contra la LIE.

Sólo existen dos Juzgados de Distrito en Materia Administrativa con Especialidad en Competencia Económica para solicitar esos amparos. Entre los dos juzgados admitieron 362 solicitudes de amparo y concedieron 217 suspensiones definitivas contra la LIE, mismas que, efectivamente, la detuvieron.

Sin embargo, ante los recursos de revisión interpuestos en contra de algunos de los amparos, vino la luz: el Segundo Tribunal Colegiado Especializado en Competencia Económica les corrigió la plana a los jueces de Distrito y echó abajo sus suspensiones definitivas. La sentencia de ese Tribunal Colegiado fue emitida el primero de julio de 2021 y representó un triunfo que dejó fríos a los quejosos. Pero claro, quedaban decenas de suspensiones vigentes dictadas por los dos juzgados de Distrito, pero ya ese importante precedente.

La sentencia del citado Segundo Tribunal Colegiado dejó claro que no se pueden paralizar atribuciones propias del Estado mexicano, como son las responsabilidades que se desprenden del artículo 27 constitucional, que conceden al Estado la rectoría en materia eléctrica. Desde mi óptica, acertadísima razón que está en el fondo de la LIE y de los amparos apiñados con los jueces Rodrigo de la Peza y Juan Pablo Gómez Fierro, titulares respectivamente de los Juzgados Primero y Segundo de Distrito en Materia Administrativa, Especializados en Competencia Económica y Telecomunicaciones, quienes son muy apreciados por los adversarios de una CFE fortalecida.

Pero además de los amparos existen tres recursos legales en contra de la nueva LIE por resolverse en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Uno es una acción de inconstitucionalidad promovida por senadores de oposición. A ella se añaden dos controversias constitucionales, una de la propia Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) —un órgano autónomo del ancien régime neoliberal— y otra del gobierno de Colima. Se resolverán antes de la votación en el Congreso para la Reforma Energética, el pleno de ministros empezó a sesionar el 5 de abril de 2022 y el jueves 7 continuará sesionando el pleno.

Todos los amparos pendientes en los arriba mencionados tribunales de Distrito y sus revisiones en los tribunales colegiados también arriba mencionados quedaron congelados a partir del 23 de febrero hasta que la SCJN se pronuncie por la constitucionalidad de la reforma a la LIE. Así fue ordenado por el más alto Tribunal.

8.- ¿Por qué son relegadas las hidroeléctricas? Dado que la generación de las hidroeléctricas es 100% energía renovable, lo lógico sería que los proponentes de la energía limpia estuvieran a favor de que estas produjeran al máximo y en las mejores condiciones, puesto que están allí, y operan… Pero es al revés: los fanáticos de la energía limpia las ocultan en su discurso. Y entre los reglamentos secundarios, hechos a la medida para los generadores privados, está a cargo del CENACE decir qué planta puede subir su energía a la red y cuál no. El CENACE decide el orden, y a cuáles manda casi a la cola.

Así las cosas, las plantas hidroeléctricas de la CFE se dejan hasta después de las de combustible fósil de las empresas privadas. Es un ejercicio de enorme hipocresía puesto que las hidroeléctricas de la CFE, que son nuestras, nuestras hidroeléctricas, son dejadas de pronto sin operar, en virtud de que la CFE está obligada a comprar todo lo que producen los privados con prioridad. Así lo determinan los contratos leoninos, que también revisaría la nueva LIE o la reforma constitucional, una u otra. Desde luego los privados, bajo la figura jurídica de Productor Independiente de Energía (PIE) generan con combustible fósil, pero esto lo esconden los medios que los respaldan.

9.- El precio de la energía eléctrica. La desinformación de los medios no se limita a producir fake news, también ignora los logros de la nueva CFE en el gobierno de la 4T. Desde 2018 no ha subido el precio de la energía eléctrica para la industria porque el aumento se ha mantenido debajo de la inflación. Tal cual ha sido para la industria hotelera en Quintana Roo también. Es un logro considerable; recuérdese como subió brutamente el precio de la energía después de la Reforma de 2013: global 35%, cuando se suponía que iba a bajar por el milagro de su reforma eléctrica.

México, con la CFE, no tendrá dificultad alguna en producir con energía renovable el porcentaje de generación para reducir los gases de efecto invernadero a que se comprometió. El compromiso de México es generar el 35% de su energía eléctrica de fuentes limpias para el año 2024. De hecho, ya está cerca de ello: geotermia, maremotriz, eólica, fotovoltaica y dejando que las hidroeléctricas operen a su capacidad, lo cual ocurrirá con la aprobación de la reforma eléctrica.

10.- ¿Cómo quedaría la generación después de la Reforma Constitucional? Arriba se habló de la furia de los productores de energía privados. Aquí preciso que su furia es irracional porque las empresas privadas generarían el 46% de la energía de México, lo cual es más que la totalidad de energía que genera la República Argentina.

Con esa garantía del 46%, legal, sin trampas, deberían estar muy satisfechos. Pero no, quieren como antes, quedarse con todo y que la CFE sólo se encargue de las líneas de transmisión. Ya lo decía el presidente Adolfo López Mateos al devolver la energía eléctrica a la Nación que “algunos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarían por medios sutiles [hoy energías limpias, digo] entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros”.

Tenemos como ejemplo cercano a España que privatizó toda su energía eléctrica, con las mismas empresas que llegaron a México en busca de lo mismo. Se tiene como resultado que sus costos de la electricidad son altísimos, al grado de que un buen porcentaje de su población ya no es capaz de pagar su recibo de luz. Así no sucede en Francia.

Tulio Arroyo Marroquín en Twitter: @TulioArroyoMarr

*Tulio Arroyo Marroquín. Es ingeniero y físico por la UNAM, MSc y MPhil en matemáticas por el Instituto Courant de la Universidad de Nueva York. Actualmente es asesor en materia de energía para la industria hotelera en Quintana Roo.

tulio.arroyo@vientomex.com.mx