A ver amigos, trataré de ser lo más sincera y objetiva posible, pero, por favor, no me odien ni me avienten “hate”. Estamos en épocas políticas muy interesantes, además de muy adelantadas, y por ende todos tenemos el derecho de expresarnos.

De política y de políticos hoy como nunca se habla en este país.

Puedes escuchar el tema en todos lados, en sobremesas, en el súper, en bancos, con el taxista, con amigos y ni qué decir en redes sociales; el tema está impregnado en el ambiente.

Entonces, denme oportunidad de expresar también lo que pienso y que creo que a muchos no agradará, pero no escribo para hacer enojar a nadie sino como mero desahogo y por compartirles lo que opino.

Hay dos personas que francamente me caen bastante mal y que AMLO les ha dado todo el poder de tanto que los odia, particularmente hablaré de Claudio X. González.

Sinceramente Claudio no sé exactamente por qué ha adquirido tanta relevancia, pero el presidente Obrador ama y adora  odiarlo.

Sí, ya sé que es un empresario millonario y demás, pero las veces que lo he visto en redes sociales, en algún video por ejemplo, no le escucho casi ni la voz. Nada de lo que haya dicho me ha cimbrado ni me parece relevante. Físicamente su estilo tampoco me gusta. No no soy clasista ni nada de eso. Es que parece muñeco de cera: siempre se ve igual.

Siempre tiene el mismo peinado-despeinado y su sonrisa fingida. No logro “leerlo”.

Hay algo en el que no me da para nada confianza.

Que sea cierto o no todo lo que dice su fan número uno, AMLO, pues no me consta. Que tiene comprados a los líderes de la oposición no lo sé, pero no lo dudo.

No me parece sea alguien que genuinamente esté del lado del país sino del dinero y del negocio. Pero creo que esta persona daña la imagen de varios políticos que sí me parecen mucho más genuinos y transparentes, la cercanía de Claudio con distintos líderes políticos es peligrosa.

No se porqué, igual puedo estar equivocada pero la cercanía de empresarios con políticos me genera un poco de zozobra. O será, insisto que de plano no me cae bien Claudio X. González.

Claro, mucho pendiente y angustia tendrá Claudio de saberlo, realmente ya fuera de broma ni me conoce y quizá ni me lea.

Pero es alguien que se me figura solo sabe hacer dinero y cerrar negocios, no lo veo sumergido en las necesidades reales y urgentes de este país.

Pero digamos en toda película debe de haber un villano: Ya Andrés Manuel López Obrador quemó mucho el personaje de Felipe Calderón como villano, luego lo intentó con Fox, con Aguilar Camín… y pues ahora el villano principal es Claudio.

Pero si tú le preguntas a la gente más fervorosa y fanática de Morena, quizá muchos no tengan idea de quién es Claudio X. González.

Me parece más bien que alguna vez AMLO lo habrá llegado a querer mucho, a él y a su padre y en algún momento le dieron la espalda y por eso lo ocupa como el villanito de la historia.

Pero yo que no soy obradorista ni mucho menos morenista puedo decir que también su imagen me cae muy mal.

No es un tipo que me lo imaginé codeándose con gente como yo, de clase media, sin poder o sin ser millonaria. Pienso que es un tipo que sólo está cercano a quien le puede dar algo a cambio. Si no, no se acerca. Por eso insisto, verlo rondar escenarios políticos, con algunos políticos, me pone los pelos de punta francamente.

Y bueno aquí si me van a odiar realmente, pero otro que no me inspira absolutamente nada es Enrique de la Madrid. No sé quién ni cómo o porqué ha hecho que mucha gente hable de él.

Pero es que como Claudio, tampoco él es popular.

Solo un sector de la población que se las da de tener mucho dinero o ser de estrato social alto lo mencionan y lo encumbran.

A Enrique de la Madrid nunca le he podido poner atención. Cuando habla no lo siento franco, honesto, transparente, he hecho el esfuerzo sobrehumano de aventarme alguna entrevista que le hayan hecho pero no puedo terminarla. Me duerme, me aburre  y no me inspira nada.

Perdónenme por favor pero lo tenía que decir.

Tampoco es alguien que sepa acercarse a la gente de escasos recursos por ejemplo. No lo veo conectando con un gran sector de la población.

Otra vez lo usan como amuleto aquellos que tienen dinero o se creen de dinero.

La imagen física  de él, de ojitos claros y cabello rubio, le da identidad a los que se sienten superiores.

Eso creo.

Por eso es que creo también que Enrique de La Madrid rondando a varios políticos en escenarios políticos puede ser igual de dañino que Claudio X.González.

Creo que ambos funcionan mejor “detrás de cámaras”.

Si hoy me preguntaran si le daría mi voto a Enrique de la Madrid le diría que no: No sé cuáles son sus propuestas, no sé por qué quiere ser presidente, no sé quién lo apoya, qué busca, qué innovación propone... Nada. Es que no le conozco ni la voz.

Alguna vez esto lo he comentado en mi cuenta de Twitter e inmediatamente llegan a mi comentarios agresivos de “¿cómo es posible que no apoyes al gran Enrique de la Madrid?” Y pues yo les contesto pues no… no sé quién es realmente él.

Yo como ciudadana, lo que necesito saber es quién es verdaderamente aquel que quiera ser presidenta o presidente.

Que de veras me muestren y me demuestren honestidad y transparencia en su forma de ser.

Estoy harta de las voces y ademanes fingidos…

Y de mujeres y hombres políticos  que se dejan manipular.

Mucho menos apoyo a aquellos que solo buscan hacer negocio con el dolor y la pobreza de cientos de mexicanos.

Y es que ya con los años una va desarrollando un especie de radar. Siendo la política una de mis más grandes pasiones en la vida y leyendo y aprendiendo acerca de ella desde que tenía 17 años, hoy a mis casi 50, ya sé por dónde van todos, y ya no les creo tan fácilmente.

Digo, lo que yo piense y sienta no es algo que a los políticos les importe.

Yo no soy relevante. Solo soy una mujer mexicana que tiene la enorme bendición y oportunidad de escribir en este bendito espacio y que puedo expresarme de mil benditas maneras.

No sé si logro algo con ello pero al menos compartir mi sentir me hace sentirme escuchada.

Porque yo no tengo medios ni micrófono para expresar lo que siento. Tampoco soy una empresaria millonaria para que le convenga a algún político escucharme.

Pero pesa mucho hoy afortunadamente la opinión de la ciudadanía. Como nunca, y esto es histórico estoy viendo una ciudadanía que no está adormilada y esa es mi gran esperanza.

Y bueno, hasta aquí les escribo si es que lograron llegar a leerme hasta el final y no les cegó el coraje contra mí por no aplaudirles a dos personajes que se han vuelto consentidos de varios.

Que me disculpen. Igual y sí son buenas personas pero no han podido convencerme.

En fin, ya dije.

Es cuanto.