Definitivamente, considero que no soy la misma de hace 4 años, ni soy la misma que era en otros mundiales anteriores. Tal vez yo antes  era igual de estridente que los mexicanos que participan en este Mundial como asistentes  y se divierten, cantan y hacen show.

Hay algo en particular en este Mundial, con estas nuevas generaciones de mexicanos, jóvenes en su mayoría , que me hace pensar que lo que están haciendo en Qatar no es para nada divertido.

Lo único que ha proyectado al mundo esa “delegación” mexicana de aficionados no me parece que sea una felicidad genuina ni tampoco un amor por su Selección, sino más bien el hacer tanto ruido desmedido  me parece que lo único que buscan  es viralizarse, obtener likes y nada más.

¿Y todo esto cómo lo logran?: A través de romper reglas, como el ingerir alcohol en los estadios que ya sabemos está absolutamente prohibido, ingeniándoselas, eso sí como buenos mexicanos, para verter tequila en botellas de agua.

También le han faltado al respeto a los propios cataríes, burlándose de ellos y riéndose de ellos, que no con ellos, ojo, porque eso es muy distinto.

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Y el conato de bronca con argentinos me parece de lo más aberrante, sobre todo porque de cerca me toco vivir aquel trágico día en el Estadio Corregidora de Querétaro en donde brutalmente unos contra otras se golpearon hasta casi matarse.

Entonces no me parece gracioso en lo absoluto y  lo último es como para dar vergüenza nacional:

En un autobús  los mexicanos comenzaron a cantar “En las Malvinas se habla inglés”, frase que hace referencia a que los habitantes de las islas no son argentinos sino ingleses y por lo tanto incluso y por ello se desató  una guerra  en 1982 donde muchos soldados argentinos fueron asesinados.

Un argentino presente ahí, naturalmente ofendido por ello se levantó y le dijo a la concurrencia mexicana que “te permito todas… esa no”, ante la risa de el grupito mexicano.

¿Qué clase de imagen estamos dejándole al mundo? No precisamente de mexicanos divertidos, sino jóvenes mexicanos irrespetuosos e ignorantes.

El futbol es fantástico, es maravilloso. La magia que contiene es increíble, como para desperdiciarla como la está desperdiciando el contingente mexicano.

A mí, en lo personal, no me representan, ni me parecen divertidos.

Insisto, tal vez no es cosa de ellos y es cosa mía, que con los años me he vuelto más seria o quizás más amargada.

Pero no me resulta divertido ver a otros mexicanos faltándole el respeto a una nación como en este caso Qatar, que podrán parecernos excesivas sus reglas y prohibiciones y restricciones , pero son sus reglas y son los anfitriones, y se respetan.

Entiendo que la mayoría de los mexicanos que están ahí son muy jóvenes. Se que es difícil regular la conducta de los jóvenes de hoy en día, vienen con mucha energía, desmedida e incontrolable muchas veces diría,  pero también con estas ganas de ser vistos a cómo dé lugar nada más porque sí, para que su imagen circule por todas las redes sociales.

Entonces, pienso que pierden de vista entre qué es lo que pueden hacer que resulte chistoso (como bailar la canción de Payaso de Rodeo) o bien cargar una bocina enorme a sus espaldas con los sonidos tradicionales de las grandes ciudades sobre todo de la CDMX (se compran, colchones, refrigeradores, estufas…) que la verdad solo fue un chiste local y nada más, porque nadie más lo entendió y escalar a la bravuconería, a la ofensa, a la burla y a la indisciplina.

México es mucho más que todo eso.

Y sí, somos ruidosos, somos gritones y nos encanta la fiesta, pero ésta nueva generación de jóvenes mexicanos solo quieren ser vistos. No importa qué tengan que hacer para ser vistos pero lo hacen y lo están haciendo.

¿Hasta dónde tendrá repercusiones lo que hagan?

No lo quiero imaginar y mucho menos tampoco deseo que les pase nada, pero deberían de detenerse a pensar que no solo ellos se ponen en riesgo, sino incluso también exponen a la Selección Mexicana.

Tal vez me quedé en el pasado y soy bastante retrógrada,  pero recuerdo que en pasados mundiales  lo único divertido que hacíamos en los mundiales era hacer la ola famosa y  ver a una chica muy joven de apenas 17 años  muy sexy bailando en las tribunas con una playera de Carta Blanca al son del “chiquiti-bum a la bimbomba”.

Tal vez no estoy en “onda” ni estoy actualizada. Tal vez mi pensamiento es de una persona ya muy mayor.

Sea lo que sea, lo que sí me queda claro es que, en Qatar hay reglas y se deben de respetar.

Los argentinos que aunque sean nuestros rivales mañana en el partido, no lo son en la vida real. Ni ellos ni ningún otro equipo.

Y que creo que sí es posible poderte divertir sin tener que beber siempre alcohol.

Bueno, ya regañé mucho por aquí. Algunas personas coincidirán conmigo, otras no.

En los mundiales de futbol  también eso es magia, porque hay diversidad de formas de ver las cosas, hay un mundo de diferentes miradas para entender lo qué pasa en un mismo lugar.

Ojalá los mexicanos obtuvieran esos anhelados likes haciendo servicio a la comunidad. Levantando su basura como lo hacen los japoneses por ejemplo.

Bajarle un poco a la bocina enorme que llevan (o las bocinas) porque también esa es contaminación auditiva.

Y dejar de usar como recurso para “defender”  a la Selección, la bravuconada y el pleito.

Veremos qué sucede y cómo transcurren las cosas.

Se debería de tener más mesura en cuanto a burlarse de los argentinos porque quedaremos como unos payasos de ser que el marcador no nos favorezca.

Mesura y calma.

Por cierto, y hablando del marcador, y ya para terminar, dejo aquí escrito para que quede como testimonio que yo sí creo que México pueda ganarle a Argentina.

Es que creo que todo es posible en esta vida. Por eso lo creo. Y lo aseguro.

Es cuanto.