De esas casualidades desafortunadas pero atinadas, la hoy aún Secretaria General del PRI tiene un apellido que es homófono con una palabra que describiría perfectamente la manera en que se están comportando ella y el resto de la cúpula encumbrada del priismo hoy en día; quienes han hecho a un lado la urgente necesidad de validación que tiene el partido, para convertirse en unos villanos de poca monta que burdamente toman decisiones que solo los favorecen a ellos.

Por si fuera poco el hecho de que Viggiano y Alito se mantuvieran en la dirigencia nacional después la derrota del año pasado (la peor en la historia del partido), que encima repartieran a diestra y siniestra entre ellos las diputaciones plurinominales del partido, y que se peleen públicamente con todo aquel priista que ose en criticarlos, este fin de semana, volvieron a exhibir lo autoritarios y cínicos que son.

Y es que no contentos con sus puestos directivos y con sus curules ganadas por dedazo vía plurinominal, este fin de semana, el aparato del PRI Nacional destapó a Carolina como su precandidata a la gubernatura de Hidalgo; un estado en el que ya fue también diputada local, plurinominal obviamente.

El mismo partido que se dice revolucionario y democrático, es el que tiene encumbrados a personajes tan chiquitos, que no quieren ni pueden ver a largo plazo y prefieren tomar todo lo que aún puedan llevarse de un partido que estaba ya en ruinas, y del cuál si siguen por esa vía, van a dejar enterrado en el olvido.

¿Qué imparcialidad puede haber en un proceso interno para elegir a un candidato que verdaderamente sea aceptado por la ciudadanía, si quienes participan son los que deciden las reglas del juego? Viggiano no se ha hecho a un lado ni de su curul ni de su Secretaría General; Alito siendo presidente, en abierto ha expresado su apoyo a su cómplice, pareja del ex gobernador de Coahuila, quien también es diputado federal por la vía plurinominal.

Es el PRI en el que nada más caben ellos, un PRI sin dignidad, ambicioso y sin capacidad de negociar ni lograr acuerdos internos; eso solo lo dejan para lo que se pueda lograr con el gobierno federal, al que por un lado critican, pero por otro solapan y apoyan, sobre todo a la hora de votar en la Cámara.

Habrá que estar pendiente de lo que pretenda hacer este grupo hoy empoderado de priistas, ante un escenario complicado en Hidalgo, en donde Morena parte como gran favorito. Podrían intentar negociar la plaza y vender cara la derrota llevándose a la militancia entre las patas, o podrían querer negociar un posible triunfo a cambio de sus votos en la cámara baja.

Al final, cínicos pero no ingenuos, los Alitos, Moreiras y Viggianos, saben que hay un sector grande de la militancia que se las van a querer cobrar en cuanto salgan, por eso les es indispensable encontrar un rinconcito de país en el cuál se puedan resguardar.

Pobre Hidalgo, ¿será que dejen que estos “Viggianos” del PRI los gobiernen?