Luis Mariano (1914-1970) llegó a ser, entre los 40′s y 60′s del siglo XX, una suerte de príncipe de la opereta francesa imponiendo y extendiendo su dominio desde París. Un fiero de la escena con dominio de la actuación, el baile y el canto. Se crearon obras para ser estrenadas por él que duraron largas temporadas en cartelera e incluso después fueron realizadas en el cine. En particular, operetas compuestas por Francis Lopez (1916-1995), otro francés como Mariano de origen vasco-español en cuya lápida fúnebre se lee el epitafio: compositeur d’opérettes; a tal grado llegó su compenetración con dicho género escénico-musical. Dos de las más exitosas: Le prince de Madrid y Le chanteur de Mexico, de ahí el título de este texto.
Aunque cantó obras de varios compositores, las operetas que Lopez compuso para Mariano son las que verdaderamente construyeron al gran artista, al monstruo escénico (por lo general, la letra venía de otros colaboradores):
La bella de Cádiz, 1945; el primer éxito de Mariano que se grabó completa en disco (1,250.000 de copias vendidas) y se llevó al cine en 1953.
Andalucía, 1947; hecha película en 1951 como El sueño de Andalucía.
El cantor de México, 1951; también llevada al cine en 1956.
La canción del amor mío, 1958.
El secreto de Marco Polo, 1959.
Visa para el amor, 1961; compuesta por Lopez y de Raymond Vinci.
El príncipe de Madrid, 1967; junto con El cantor de México, una de las operetas más exitosas de Lopez y Mariano.
La carabela de oro, 1969; última colaboración entre Lopez y Mariano.
1. “Granada”, de Agustín Lara, magnífica interpretación en vivo con un recitado inusual al principio|:
En realidad, se aprovecha aquí la ocasión del término de los Juegos Olímpicos de París 2024 y de la coincidencia con el 110 aniversario del nacimiento del tenor vasco emigrado a Francia (13 de agosto de 1914), para cumplir con una deuda comprometida en una entrega primera sobre este magnífico tenor y artista que poco se recuerda por estos días (he pensado que alguien se opone a ese recuerdo), “Canto de Luis Mariano, Príncipe de la Opereta Francesa”.
2. “Acapulco”, fragmento de la película El cantor de México|:
Como ya hemos establecido anteriormente, no era la belleza lo que caracterizaba la voz de Mariano, pero sabía manejarla de manera magistral. Era un tenor lírico ligero que cantaba con organicidad e integralidad del cuerpo, con amplio rango en el registro vocal, con libertad, matices y el vigor de la gallardía, gran facilidad y aun alarde en el registro agudo. Elementos que revestían la voz de forma extraordinaria al momento de estar en el escenario; así, la voz se tornaba bella. Como resultado de la acción escénica y el canto vivo se generaba una grata sonoridad en su articulación y proyección. De hecho, la prueba es que suena mucho mejor en sus actuaciones en vivo que en el disco o las películas. Tenía esa adrenalina del verdadero artista que, más allá de la técnica vocal cultivada, se entrega en su totalidad al instante artístico que va desarrollando la obra; en este caso, la opereta o la canción. De allí derivó el éxito ante el público que lo sostuvo por casi tres décadas hasta su prematura muerte en 1970. De ahí que durara largas temporadas en el Teatro Nacional de Chaillot, Teatro Gaite-Lyrique y Teatro Chatelet, entre otros, grabara discos, hiciera películas, televisión, conciertos… Así se convirtió en el príncipe de la opereta francesa que le cantó a París, a Madrid, a España en general, y a la Ciudad de México (en francés, Mexique es el país y Mexico la ciudad) en una aventura que inicia París, aterriza en México, pasa por Acapulco y llega a la Ciudad de México, una comedia de enredos con características “turísticas” que se aprovecha para cantar lindas romanzas y/o canciones.
3. Hablando de Acapulco y de Agustín Lara, nada menos que “María bonita”|:
El compromiso es compartir el canto que Mariano dedicó a México, tal como ya se hizo aquí con el tenor español Alfredo Kraus, pues se ha tratado de enormes figuras del canto, uno en la opereta y la canción popular, otro en la ópera y también la canción (naturalmente, quedan otros intérpretes para próximas entregas). Se trata de 6 piezas, una de ellas en varias versiones. Ya hemos comenzado arriba el concierto, continuamos:
4. “Mexico”, hay cuando cuatro versiones de esta pieza que es parte de la opereta compuesta por Francis Lopez. De estudio, en vivo y en la película en francés y español; ojalá algún día salga, si existe, la grabación directa del teatro, como sí existe El príncipe de Madrid. Aquí va una versión de 1967 en vivo para la televisión, en la primera toma aparece el compositor siendo entrevistado:
5. “México”, versión temprana de 1956, con el espectacular agudo original en vivo (un Do, de esos que llaman “de pecho”), la anterior concluye en un sólido Sib:
6. “México”, de la película en francés (1956, hay versión en español; Richard Pottier, director); creo que vale la pena revisar las distintas versiones:
7. “Vals mexicano”, interesante pieza, una respuesta evidente al chotis de Agustín Lara (1948). Comparto la versión de estudio en español porque la introducción es más razonable, pues se la dedica a Madrid; no he podido averiguar quién es el autor de este vals:
8. “La valse mexicaine”. Bueno, iba a descartar el vals en francés, pero es interesante comparar con la anterior versión. Aquí la introducción se dedica a París y su escenificación se realiza en el Teatro Chatelet de París; sin duda una visión asimismo turística de México (chicas vestidas de supuestas tehuanas bailando folclor español) en su puesta coreográfica:
9. Para concluir, “Bésame mucho”, de Consuelo Velásquez. En vivo, 1966, una de las mejores interpretaciones de esta celebérrima canción con un arreglo musical muy grato. Es probable que haya otras canciones de compositores mexicanos o sobre México que cante Luis Mariano, pues grabó mucho; ya irán apareciendo:
Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo