La sucesión presidencial está más intensa que nunca. Se tiene previsto que, para los meses de septiembre y octubre, haya humo blanco en la dirigencia nacional de Morena. Es decir, antes de que cierre el año, el partido del lopezobradorismo tiene que tener un abanderado cohesionado y sin divisiones para poder encarar el reto de refrendar el triunfo electoral del 2018. Por esa razón, cada uno de los aspirantes aprieta el acelerador a lo largo y ancho del país.
Muchos piensan que -quien muestre mayor sumisión- y se sujete a la línea presidencial, será el elegido de Palacio Nacional. Dudo mucho que esa situación pase por esa circunstancia porque los retos que enfrentará el país después del 2024, necesitan de mayor capacidad política. Sería un error si el presidente se inclina más por la imagen que por las cualidades, especialmente para seguir encauzando el proyecto de la llamada Cuarta Transformación de la vida pública de México.
Hasta ahora el presidente piensa, para esa tarea, en cuatro aspirantes para sucederle. Hablo de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal, que a partir de enero se convirtió en aspirante legítimo después de más de veinte meses de lucha y diluvio. De hecho, fue gracias a la rebeldía que encabezó que López Obrador le reconoció su derecho. Es decir, no fue producto de la casualidad, sino de las mismas causalidades las que llevaron a Monreal a integrar la lista de presidenciables.
Recordemos que la exclusión que estaba viviendo Monreal, significó un gran retroceso para la democracia, sobre todo en un partido político como Morena. Eso, a la postre, podría haber causado una división profunda en las bases del partido y, antes de que eso aconteciera, el presidente Obrador corrigió, aunque un poco tarde. Eso significó que las demás corcholatas aprovecharan esa coyuntura para promocionarse, sin embargo, el zacatecano apretó el paso y ha crecido, ni más ni menos, en la percepción positiva producto de la lucha que emprendió.
El presidente -en estos momentos- tiene un abanico amplio de perfiles ¿cuál de ellos tiene mayor madurez y experiencia? No hay duda de que los cuatro tienen buena preparación académica. Eso no está en discusión. La cuestión es que, en ese sentido, el país enfrentará grandes retos a partir del 2024 y necesita, políticamente, un actor que esté a la altura de las circunstancias; ese qué haga la diferencia con su madurez y experiencia, sobre todo para tomar buenas decisiones.
Claudia Sheinbaum tiene una preparación académica importante, pero le hace falta madurar como política. Asimismo, no ha terminado por definir su propia personalidad. En lo que respecta al canciller, Marcelo Ebrard, y al secretario de Gobierno, Adán Augusto, ambos tienen experiencia en puestos importantes, sin embargo, no tengo duda de que, si comparamos uno por uno, Ricardo Monreal tiene una probada capacidad y sagacidad política que está muy por encima de los demás. Es decir, el coordinador de los senadores de Morena puede verse, a todas luces, como el presidenciable más completo, y aquel que responde a las cualidades indispensables para tomar las riendas de un nuevo reto que se llama México.
Uno de los grandes retos será, por mucho, la reconciliación con todos los sectores sociales de la población; asimismo, hay que mejorar la relación con todos los poderes, eso sí, respetando su autonomía en una auténtica división de una república democrática.
Otra de las grandes tareas es, sin lugar a dudas, fortalecer a fondo la interlocución con los sectores de la población civil a través de una participación más activa, sin olvidar que, hoy por hoy, tender puentes con los sindicatos, colectivos, empresarios y gremios, es inherente al funcionamiento institucional del gobierno.
Conociendo el poder político de cada uno de los aspirantes, y la necesidad que existe de profundizar las políticas públicas del país, no hay duda que Ricardo Monreal es el perfil más maduro y experimentado de los cuatro aspirantes a suceder a López Obrador. Todos coincidimos en ese aspecto, incluso en Palacio Nacional. De hecho, la contienda cobró mayor sentido con la incorporación de Monreal, no sólo porque subió el nivel de competencia como aspirante presidencial, sino porque capitaliza mayor atención al volver atractivo el ejercicio.
Entonces, considerado el político más sagaz y experimentado, un buen punto de impulso serán los debates de contraste de ideas que se llevarán a cabo en el interior de Morena. He ahí el momento perfecto para que Ricardo Monreal del salto definitivo para encarrilarse como el actor con mayores atributos para tomar el lugar que deje vacante López Obrador en 2024. Y lo digo de esa forma porque el coordinador de los senadores de Morena es garantía de competitividad en un ejercicio de esa naturaleza. Tiene elocuencia, sapiencia, habilidad; asimismo, sabe manejar las emociones y la intensidad frente a cualquier presión.
Es, políticamente, el actor más maduro y experimentado de los cuatro aspirantes a suceder al presidente Obrador.
Notas finales
No hay pretexto para no cumplir con el trabajo encomendado por las y los mexicanos.
Aunque es un aspirante a la presidencia de la república y, como dijo, dedica sus tiempos personales a viajar por el país para presentar su Plan de Reconciliación Nacional o para acompañar a sus compañeros de bancada a presentar sus informes, Ricardo Monreal, coordinador de la grey morenista en el Senado no se hace ojo de hormiga: no deja a un lado su responsabilidad.
Este domingo, por ejemplo, lanzó un mensaje donde informa a la ciudadanía la cantidad de asuntos pendientes. Demasiados para 5 días laborables.
Inclusive, comentó, quizá sea necesario llamar a un periodo extraordinario de sesiones porque no les dará la vida.
Pendientes están los nombramientos del INAI, de las magistraturas electorales, agrarias y de justicia administrativa. Las minutas remitidas por los diputados y leyes ordinarias presentadas de último, “que se intentarán abordar”.
Están, en este costal, la edad mínima para ocupar cargos públicos; catalogar como delito grave el tráfico de armas; la 3 de 3; la ley de aeropuertos y aviación civil.
Las reformas a la Ley Minera, de Aguas Nacionales, de Equilibrio Ecológico; además del derecho de la mujer a vivir una vida libre de violencia.
Y quizá, si llega en estos días, lo que regula la libre expresión de las ideas, o el tema de la extinción de Financiera Nacional y la agencia informativa del Estado, Notimex.
Pero no sólo eso, explica el senador desde su oficina hoy domingo: están las adecuaciones o modificaciones a 20 leyes ordinarias en materia administrativa.
Luego mal informan. Monreal está en lo que debe estar, más en lo que desea estar.