Ante la bronca monumental y la violencia que desataron las “barras” del Querétaro y del Atlas el pasado cinco de marzo en el estadio Corregidora, el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, lejos de escudarse y echarle la culpa a la Federación de Futbol o a que heredó problemas de sus antecesores, decidió asumir la responsabilidad, meter orden en su equipo de trabajo y buscar soluciones para reducir la violencia en los estadios.

Cuando el gobernador anunció la destitución del secretario de Seguridad Ciudadana, Miguel Ángel Contreras Álvarez y del titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Carlos Rodríguez DiBella, sorprendió y no porque realmente hiciera una cosa extraordinaria, sino porque la medida significó que está haciendo su trabajo y cumpliendo con la responsabilidad de su cargo, cosa que no se ve desde que AMLO tomó las riendas del país.

La diferencia entre hacer y no hacer

Para poner las cosas en contexto y entender por qué causan sorpresa las acciones tomadas por el gobernador de Querétaro, cabe recordar que el 28 de febrero, una semana antes de la bronca en el estadio Corregidora, un comando armado asaltó un velorio y tomó como rehenes a un grupo de personas para luego fusilarlas en plena vía pública en San José de Gracia, Michoacán, poblado fronterizo con Jalisco.

Ante la masacre la reacción de AMLO fue la de siempre, negar los hechos y luego responsabilizar a otros, a los medios, a sus antecesores y claro, no podría faltar, se victimizó, mostrando cero empatía haca las víctimas y sus familiares y, sobre todo, negándose a reconocer la violencia que priva en el país, solamente se aventó un rollo espectacular, de los que ya nos tiene acostumbrados todas las mañanas:

“Y como hay mucha desinformación porque el conservadurismo está empeñado y desesperado en atacarnos,… se articulan las fuerzas conservadoras… Pero padecimos el saqueo más grande que se haya registrado en la historia de México durante el periodo neoliberal… Entonces, cualquier cosa que sucede, como estos lamentables hechos, le dan vuelo ¿no? Hasta Calderón, cinicazo, todavía estamos esperando que explique por qué tenía como brazo derecho de su gobierno a García Luna”.

AMLO

Hasta los de casa cuestionan la indiferencia de AMLO ante la violencia y en otros temas que ha dejado al garete. Germán Martínez, senador de Morena y ex director del IMSS, fue duro en su crítica: “Me duele mucho la violencia en mi tierra (Michoacán). Me duele lo de San José de Gracia, los periodistas de Zitácuaro, la muerte del alcalde de Aguililla y los muertos de Zinapécuaro. Parece indoloro este gobierno, parece que no se conmueve”.

Las columnas más leídas de hoy

La falta de empatía e interés de López Obrador frente a la violencia y los muertos que ya suman miles es inaudita, sin sensibilidad ni acciones concretas, solo enfocada a la politización. Incluso pudo haber pensado que la trifulca en el Corregidora le podría caer como “anillo al dedo” porque le quitaría el foco al tema de la violencia en Michoacán y en el resto de la república y, de paso, cargarle el tema a un gobernador de oposición.

Así lo dijo en la mañanera del lunes siete de marzo para tratar de zafarse de la crítica por la violencia en el país: “En el caso lamentable de Querétaro, nosotros no vamos a responsabilizar al gobernador (¿por qué lo tendría que hacer?).”

Pero no se quedó ahí y finalmente, acabó responsabilizando al gobernador, al señalar que las investigaciones sobre lo sucedido en La Corregidora, “además del posible nexo del crimen organizado en las porras, están a cargo del gobierno de Querétaro que encabeza Mauricio Kuri”; y, eso sí, no pudo dejar de aprovechar para promocionar a la regenta de la ciudad de México Claudia Sheinbaum y a él mismo, recordando que con la estrategia que tenía para los partidos de alto riesgo en la Ciudad de México, eso no sucedía.

En fin, la realidad es que los hechos ocurridos en la Corregidora fueron atendidos porque el gobernador hizo su chamba:

  • Acudió a ver a las víctimas.
  • Asumió su responsabilidad.
  • Cesó a los funcionarios encargados de prevenir este tipo de hechos.
  • Se coordinó con autoridades federales y de Jalisco.
  • Implementó medidas correctivas.
  • Identificó y arrestó a responsables.

Son acciones, que al día de hoy no se han visto y que se requieren para contrarrestar la violencia generalizada que vive el país. Es un claro ejemplo de un gobernador que asume sus responsabilidades y trabaja, y de un presidente que se desentiende y se dedica a la politiquería. Para él, las prioridades son otras, sus opositores, los partidos de oposición, quienes están en contra de su movimiento, su revocación de mandato, los conservadores, de que si se derechizó la UNAM, que si los intelectuales, académicos e investigadores trabajan para los neoliberales y así, con ese discurso, han transcurrido casi cuatro años de su gobierno, sin resultados ni acciones de gobierno para atender los problemas del país que realmente urgen, como la violencia.

Resultó un ejemplo

Kuri incluso reconoció y deseó éxito al presidente pues se dijo consiente de que si le va bien a él, le va bien a México.

Los dos son gobernantes, los dos ejercen un cargo para el que fueron electos, pero Mauricio Kuri le ha puesto la muestra a AMLO de cómo debe actuar un gobierno. Como dice el clásico, no son iguales.