El pasado viernes tuvo lugar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la votación de la resolución que condenó las acciones de Rusia contra Ucrania. México, fiel a su historia diplomática y a sus principios en materia de relaciones exteriores, votó a favor de ella.

Juan Ramón de la Fuente, embajador de México ante las Naciones Unidas, se sumó a la indignación internacional ante las atroces escenas observadas tras la entrada de las tropas rusas en Ucrania. Otros países, empero, tales como China, India, y, desde luego, Rusia, optaron por rechazar la resolución o abstenerse.

Sobre la postura de México ante el conflicto ruso ucraniano bien valdría hacer algunos comentarios sobre nuestro país. México es un país neutral. A pesar del hecho de que los intereses nacionales, tanto por la situación geográfica como por sus lazos comerciales, están íntimamente ligados a los Estados Unidos, nuestro país no forma parte de una alianza militar. Es por ello que llamar a México “aliado” de Estados Unidos es impreciso.

Por el contrario, si miramos hacia nuestra historia, México ha conservado su neutralidad. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y con la fundación de la OTAN en 1949, México optó por no formar parte de ninguna alianza militar. Ello le condujo a conservar su apoyo a la Cuba de Fidel Castro aún contra la presión ejercida por Washington.

Por otro lado, y aquí recojo las palabras del embajador De la Fuente ante el Consejo de Seguridad, México ha sufrido históricamente cuatro invasiones por parte de potencias extranjeras; dos de los Estados Unidos y dos de Francia. Ello evoca dos hechos históricos: la experiencia sufrida por los mexicanos tras las invasiones y la pérdida de una parte importante de nuestro territorio, y la necesidad de que México no forme parte de una alianza militar.

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En suma, si bien México debe mantener su firme postura en favor de la paz, de la solución de los conflictos y contra la invasión perpetrada por Rusia, también está obligado a conservar su neutralidad en términos de pertenencia a una alianza militar.

México, en este sentido, no es aliado de Estados Unidos ni de los miembros de la OTAN (como he señalado, irónicamente las cuatro invasiones extranjeras sufridas sobre nuestro territorio han sido perpetradas por países que son hoy miembros de la alianza atlántica) Por el contrario, México es socio comercial de Estados Unidos, no aliado. Mirar hacia una posible alianza militar con ellos plantearía un serio debate de otra naturaleza.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4