“Yo de criptomonedas no sé nada, mi especialización es el crecimiento económico con o sin dinero.”
Javier Milei
Con el rostro demacrado y con fatiga visual Javier Milei le concedió una entrevista al periodista argentino Jonatan Viale. Para los fines de esta columna, poco importa saber si fue una entrevista con preguntas previamente pactadas o no. Lo importante a destacar es que lo que dijo el presidente de Argentina fue contrario a lo que indica la elemental lógica económica, con pasajes ridículos que en lugar de exonerarlo lo hundían más y más. Cómo no, si el mismo como economista es un fraude o acaso sólo sea un borrico afortunado, tal como se describe en el poema de Tomás Iriarte.
Al escucharlo, se me hizo inconcebible el sólo pensar que algunos amigos míos -excelentes economistas- muestren respeto por las ideas libertarias de este fantoche. No lo estoy insultando, conforme a la RAE y a otros diccionarios es el adjetivo que más se le acerca: “persona grotesca o ridícula, neciamente presumida, maquillada en forma estrafalaria” y que parece tener la voluntad de un títere (apunte mío). Milei es el personaje principal de una estafa en la que no queda claro quien la maquinó: si no fue él, malo; si fue él, peor; ya lo dice un tango que se le compuso expresamente: “PonziDente sos un boludo o sos un ladrón”. Narremos esta estafa que defraudó según las últimas cifras a más de 74 mil personas y cuyas pérdidas sumaron 286 millones de dólares: ·
- Se crea una criptomoneda llamada $Libra, que como tal no tiene activos subyacentes o respaldo de valor alguno. El valor de la moneda se activa a partir del entusiasmo en la demanda que genera la promoción de una persona influyente o a partir de un fenómeno que se hace viral en las redes sociales. Milei, sí, fue el que activó el fraude con un tuit en la red X.
- El contenido del tuit de Milei para promocionar la criptomoneda tenía en apariencia un fin noble: “Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos”.
- Más allá de ese fin noble, lo trascendente fue que en el tuit se incluía la dirección del contrato inteligente del token para aquellos que quisieran exponer sus ahorros a través de la billetera de la criptomoneda Solana; lo cual facilitó su adquisición por parte de los interesados. Sin la publicación de Milei, pocos hubieran sabido sobre la existencia de la moneda. ¿Cómo se enteró él de la existencia de la criptomoneda si la promocionó casi al momento mismo en que fue creada y sin que sus creadores la hubieran posteado? El lema de la criptomoneda $Libra es sugerente y lleva a la suspicacia: “Viva la libertad project”.
- En la operación había una gran concentración: nueve creadores eran dueños del 87% de la criptomoneda, lo que significaba que podían manipular el precio a su antojo: primero hacia arriba y luego con la misma velocidad hacia abajo, una vez que estos hubieran extraído las ganancias generadas por los siguientes inversores, es decir, por la masa de incautos. Debe aclararse que cuando se crea un token, lo recomendable es que los creadores sean propietarios de no más del 20% del estas monedas, cuyo valor inicial es marginal, a manera de que el precio lo pueda fijar el mercado y nos los creadores de la criptomoneda.
- El espaldarazo de Milei propició que el valor la $Libra experimentará un incremento exponencial en su cotización. La criptomoneda que originalmente valía 0.000001 dólares, llegó a valer 5.20 dólares en menos de dos horas. Los “tiburones” estaban preparados para consumar la estafa.
- Así, se desencadenó un fraude piramidal: los creadores de $Libra fueron los primeros en invertir y desprenderse de la criptomoneda en los puntos de mayor rendimiento de la curva; luego, en esa vorágine, otros muchos entraron con las ilusión de ganar dinero, comprando el token a un costo más alto. La sorpresa fue que al retirarse los “tiburones” -una vez saciada su sed de ganancia- el precio se desplomó; quedándose los inversores tardíos (o que reaccionaron tardíamente) como dueños de una criptomoneda sin valor. A esta operación fraudulenta se le denomina rug pull: obtener ganancias dejando con pérdidas o en la nada a muchos, que son la masa que sostienen la pirámide.
- Si los tiburones hubieran actuado éticamente, al ver caer el valor de su moneda creada, hubieran inyectado de nueva cuenta sus ganancias. Sin compasión ni nobleza, obviamente no lo hicieron, ya le habían sacado el jugo suficiente a la criptoestafa; de modo que el fin loable de incentivar a la economía de Argentina se perdió en la nada.
- Cuando Milei tuiteo por segunda vez, comentando que no estaba interiorizado con el proyecto que había difundido -a las 5 o 6 horas de haber dado el banderazo inicial- ya se había consumado el fraude. ¿Por qué no lo hizo antes cuando la curva de rendimiento inició una caída casi vertical? No me queda duda de que estaba al pendiente del comportamiento de $Libra; debe decirse que en este tipo de operaciones los minutos y hasta los segundos valen oro ¿Hasta dónde llegó su complicidad?
Después del fraude han salido más detalles, entre ellos que previamente y en más de una ocasión Milei se había reunido con los creadores de la criptomoneda, es decir, con los artífices del fraude. De ahí se pueden deducir sólo dos cosas: que participó en la maquinación del fraude; o bien que le lavaron la píldora haciéndole creer que mediante la operación con esta criptomoneda se podría crear una fuente alternativa de financiamiento para aquellos que participan en el sector pymes y que generalmente no tienen acceso al crédito formal. No hay más - reitero - ladrón o “boludo”.
Pocos lo han dicho, pero el verdadero fraude de la criptomoneda estaría dado si, en efecto, como lo indica Milei, hubiese existido un compromiso formal de los creadores de convertir a $Libra en una herramienta de inversión para el desarrollo de la Argentina mediante el financiamiento a pequeños emprendimientos. No queda claro donde estaba suscrito ese compromiso o si sólo fue de palabra; de ser así el proyecto se fue a la deriva cuando sus artífices retiraron sus fondos. De facto, le vieron la cara a aquellos que, tal vez, movieron sus recursos con ese fin noble o con el propósito de obtener recursos para apalancarse. Esto es, se engancharon a través del tuit del presidente de la Argentina.
Milei dijo muchas cosas en la entrevista que lo comprometieron legalmente tanto dentro como fuera de Argentina, como aquello de que sólo se habían defraudado a 5 mil inversores y que en su gran mayoría eran “yanquis” y chinos. Dentro de su verborrea -propia de una persona que está fuera de sus cabales- indicó algo que no es ficticio: que las operaciones en el mercado de criptomonedas presentan una gran volatilidad y que, por lo tanto, los participantes asumen voluntariamente una alta probabilidad de pérdida. ¿Cómo apostar bajo estas circunstancias por una criptomoneda como una herramienta para fondear a pequeñas empresas o emprendimientos? Justamente se requiere de lo contrario, de fuentes de financiamiento con fondos estables y seguros, que faciliten los esquemas de inversión mediante mecanismos crediticios dúctiles o flexibles, sostenibles y con bajo costo financiero; por eso en muchos países operan los bancos de desarrollo, ofreciendo, entre otras cosas, créditos a tasas preferenciales.
Los mismos resultados de la criptomoneda $Libra dan una idea del despropósito de pensar en este tipo de instrumentos como una alternativa de financiamiento. No sé si algunos propietarios de pymes pusieron “plata”, como dicen los argentinos, para apalancar sus proyectos, pero vean los resultados en términos relativos, que nos llevan casi a una distribución de Pareto: el 70% de los que participaron en las operaciones sufrieron pérdidas y el 30% registraron ganancias. Dentro de los ganadores, sólo el 3% obtuvieron ganancias mayores a mil dólares: 2.32% entre mil y 10 mil dólares; 0.66% entre 10 mil y 100 mil dólares y únicamente 0.18% registraron ganancias mayores a 100 mil dólares (Infobae). Es decir, el mercado de criptomonedas emergentes como la $Libra tiene muchos aspectos negativos: es volátil, riesgoso, frágil y hace vulnerable a los más débiles, más si está desregulado y no se evita la concentración en la tenencia original de la criptomoneda.
La economía mexicana tiene muchos retos por delante, por fortuna tenemos una presidenta e instituciones sensatas. No nos apartamos de los conceptos macroeconómicos esenciales y concebimos que la opción entre Estado o mercado no debe conducir a un falso dilema. Se quiere una mayor eficiencia, facilitar trámites, pero no desregular en forma extrema a nuestra economía; se respeta la autonomía de nuestro banco central y no se quiere sustituir a nuestro peso por ninguna criptomoneda como unidad de cuenta, medio de cambio o reserva de valor. Nuestro sistema financiero es sano, aun cuando se requiere fortalecer a nuestra banca desarrollo con planteamientos innovadores que permitan el acceso al crédito formal a las pymes con alto potencial productivo, sin poner en riesgo tanto los flujos crediticios como de inversión.
Queremos seguir construyendo una economía resiliente sobre la base de fundamentos sólidos, no con ocurrencias. Nuestro palacio nacional dista mucho de ser la mansión de la locura.