Han sido días intensos en el Senado de la República. El factor o punto principal son las minutas que llegaron de San Lázaro, así como el nombramiento pendiente del INAI. De hecho, el pleno de la Cámara Alta vivió momentos de tensión desde el pasado jueves por la tarde; la oposición tomó la tribuna y, en medio de gritos e intercambios verbales, la sesión se suspendió. Se jugaba, en ese momento, la discusión de una serie de Reformas Constitucionales, y había confianza para buscar por fin una salida a las designaciones.

Desde ese momento, hasta ahora, hay una postura de la mayoría de la fracción de Morena que refutó esa idea.

A todo esto hay que agregarle que, el clima que se generó dentro de la fracción de Morena, enfrentó la inercia presidencial de la sucesión. En efecto, Ricardo Monreal sigue conservando el control político de la mayoría de senadores. De hecho, todos los integrantes de la expresión de Morena, lo mismo que los aliados, lo reconocen como tal. Es verdad, fue congruente con su juicio y defendió su postura hasta el final; confió en que el rubro del INAI avanzaría, pero jamás garantizó la aprobación.

Optó, en ese sentido, porque cada uno decidiera libremente su opinión y criterio. De hecho, hace apenas unos días ratificó que no podía emitir un juicio por los demás. Él lo hizo, y sostuvo esa determinación hasta que agotó todas las vías de diálogo e interlocución. Su reciente declaración en el patio del federalismo lo ratificó: “sí el tema del INAI es intransitable, no hay forma de que yo pueda responder positivamente, porque el grupo parlamentario ya decidió”.

Eso no significa que -su capacidad negociadora y conciliadora- está limitada, ni mucho menos socavada. Ricardo Monreal sigue siendo el líder indiscutible del Senado de la República, y un aspirante serio a suceder al presidente López Obrador. Es sencillo: no influyó con sus compañeros de la bancada y, en especial, con un grupo que le ha mostrado lealtad no solo refrendando su liderazgo, sino en su aspiración legítima presidencial.

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Fue, hasta cierto punto, una estrategia bien definida. Es decir, si Monreal hubiese operado a favor del voto del INAI en la bancada, se hubiera generado un clima de crispación. Él sí defendió su postura, sin embargo, abrió el compás para la libre determinación, pues sabía de la enorme presión que había alcanzado el asunto. Está claro que el coordinador de los senadores de Morena actuó con mucha inteligencia, a pesar de que muchos piensan -equivocadamente- que esto significó un revés para el zacatecano. No es así.

Monreal sale ileso del tema y, quizá, hasta más fortalecido. Suena paradójico, pero si analizamos detenidamente el asunto, intuyó perfectamente cuál sería el futuro. Dialogó y jamás se negó a debatir el rubro. Asimismo, refrendó su libertad y autonomía. Es decir, fue una carambola de tres bandas para el coordinador de los senadores de Morena que sigue siendo, sin lugar a dudas, uno de los favoritos para abanderar al lopezobradorismo en 2024.

Pese a lo que aconteció, Monreal sigue conservando su poder político y estratégico en la Cámara de Senadores. Es verdad, se sintió la turbulencia que no faltó en estos dos últimos días. Empero, Monreal ha superado peores diluvios. En todo caso, el tema del INAI no puede considerarse una crisis porque el zacatecano actuó con mucha sagacidad, más que política, estratégica. O sea, el coordinador de los senadores de la fracción mayoritaria fue cauto sin evadir su postura, dando una muestra más de cómo esquivar la tensión que se genera.

Es decir, el personaje de mayor protagonismo en el Senado de la República es Ricardo Monreal. El presidente lo sabe y, en ese sentido, rompió la pausa que había entre ambos. De hecho, por la puerta grande de Palacio Nacional, ingresó el coordinador de los senadores de Morena a una reunión con López Obrador.

El presidente no podía, por ningún motivo, prescindir del zacatecano. Es verdad, la situación se pausó por una intriga que llegó a Palacio Nacional después de las elecciones intermedias del 2021, sin embargo, Monreal es una pieza clave del engranaje, y el gran sostén de las políticas públicas del país. Ayer, todo parece indicar, el presidente Obrador, y el líder de la fracción mayoritaria, han limado asperezas. De hecho, el mismo tiempo acomodó la situación, pues la unidad será fundamental para encarar las reformas que están pendientes, así como el proceso sucesorio presidencial que necesita, ni más ni menos, de la colaboración de todos.

En cuanto a la unidad, el presidente López Obrador ha dado un gran paso al convocar a Ricardo Monreal al que, por cierto, le reconoció su aspiración legítima en enero del 2023.

A propósito, en sus cuentas de redes sociales el presidente publicó un par de fotografías al lado Ricardo Monreal, en un signo de amistad, respaldo y reconocimiento al trabajo que ha hecho el zacatecano en más de 26 años de lucha irrestricta.

Por cierto, a pregunta expresa de que si se reconcilió con López Obrador, el senador Monreal afirmó que; siempre ha habido una buena amistad y respeto recíproco, y de mi parte admiración y respeto de su vocación de líder. Más claro que el agua, esto se llama unidad.