Precisamente ayer, que hacíamos un recuento de las visitas de Claudia Sheinbaum a lo largo y ancho del país, aludimos al inmenso poder de convocatoria que tiene en cada una de las entidades, incluyendo aquellas que gobierna la propia oposición. Las propias imágenes que hemos atestiguado en Chihuahua y Querétaro, sin duda, parecen ser el preludio que se avecina cuando Morena gane las elecciones y, por ende, expanda su dominio por la geografía del país. De hecho, la propia población que se moviliza a escuchar a la presidenta en esta gira de rendición de cuentas, será la misma que haga la diferencia con su voto. Es verdad, será un enorme desafío, pero existe la premisa de que todo puede ser posible cuando están vivos los recuerdos del Estado de México y Yucatán.
Y como Claudia Sheinbaum es una mujer de territorio, queda claro, la sociedad se siente cobijada, escuchada y atendida en las necesidades que la aquejan. Los encuentros, diseñados para eso, son testigos de los acuerdos que signa la presidenta con la población civil ahora que está por finalizar el recorrido por las 32 entidades federativas. Eso, debido a su esencia, hace que el movimiento siga fortaleciéndose y afianzándose hacia adentro. La oposición sigue regateando aprobación; sin embargo, toda la atención está puesta en Sheinbaum. Ella, en la antesala de cumplir un año exacto de gestiones, tiene cerca del 80% de respaldo. No es su máximo pico. Hace poco, en efecto, alcanzó y con ello superó las cifras récord que, en su momento, impuso el mismo Andrés Manuel López Obrador.
Por eso es tan necesario seguir activando los recorridos por tierra. Con Morelos, precisamente ayer, se terminó la gira que llevó a cabo por todo el país. Vaya energía para aguantar el desplazamiento de miles de kilómetros por aire y red carretera. Pero, más allá de eso, el cierre en ese punto de la geografía, por el cambio que está efectuándose, llama poderosamente la atención.
Morelos, de acuerdo con los mismos datos que miden la percepción de desarrollo, es de los enclaves que más ha ido avanzando en sus políticas públicas. No es algo que debamos tomar a la ligera, pues el mérito, sin duda, es doblemente sustancial luego del desastre que entregó el otrora gobernador, Cuauhtémoc Blanco. Como sabemos, las instancias que se encargan de procurar justicia, lo mismo que quienes hacen esa evaluación o recuento del presupuesto que se utilizó, han hecho severos señalamientos de irregularidades del exfutbolista. Con él, en pocas palabras, no hubo proceso de transformación.
La gestión de Cuauhtémoc Blanco, en su momento, le provocó un daño al presupuesto de la entidad. Morelos, en esa etapa, fue de las entidades que más se estancó. De hecho, el exfutbolista jamás nos ha convencido de ser un político, sobre todo al ver el catálogo de fracasos. En efecto, se ha destapado la caja de Pandora. Hay irregularidades de empresas que, se supone, habrían otorgado contratos millonarios y que, para colmo, ni siquiera se entregaron ante los servicios de salud. El punto es que ese asunto, por lo llamativo, llegó hasta la sede de San Lázaro. El mismo Monreal, coordinador de la fracción parlamentaria de Morena, pidió que se investigue para conocer a detalle los pormenores de ese clima que nuevamente envuelve a Blanco.
Por eso insisto que Morelos, con la nueva gobernadora que tiene, es pionero de este proceso de transformación. Aquí, como lo comprobó la propia Claudia Sheinbaum, se ha dado un giro a las políticas públicas. Si vemos los pormenores, la mandataria estatal tuvo que convencer de que su proyecto era distinto al de Cuauhtémoc y, a su vez, librar una guerra sucia de la oposición. Sobra decir que la gente ha quedado satisfecha con ese rendimiento porque se le ha cumplido a la ciudadanía. Las obras y la infraestructura que se han puesto en marcha, evidentemente, son la mejor carta de presentación de una administración en funciones que, naturalmente, se ha ganado a pulso el cariño y el reconocimiento.
No sé si fue por logística, lo cierto es que Morelos, que fue el cierre de la gira de Claudia Sheinbaum por el país, hizo gala de estas reuniones o asambleas con el pueblo. La oposición dice que es campaña; sin embargo, lo que queda más que claro es que, por mucho, son mecanismos de comunicación para rendir cuentas claras a la gente. Qué mejor que de frente y con un telón de fondo repleto. Todo eso, por su relevancia, tiene mucho sentido, máxime cuando se trata de un proyecto de transformación auténtico. De hecho, aún existe más tramo e historia por escribir.
Tan solo hemos sido testigos de 12 meses arduos de entrega total. Es verdaderamente apremiante ver la energía y la vitalidad de Sheinbaum. Incansable, podríamos calificarlo así. Ya la oposición hubiese mostrado signos de agotamiento porque no está acostumbrada a salir a territorio. Piensan que lo mediático, hablamos de medios de comunicación conservadores, servirán de mucho ahora que han emprendido una campaña de hostilidad financiada desde el conservadurismo. No parece ser la solución, pues el grueso de la ciudadanía, de carne y hueso, apoya incondicionalmente a la 4T. Así de simple.


