“Cuando era niña, cuando era adolescente, los libros me salvaron de la desesperación: eso me convenció de que la cultura era el valor más alto”.

Simone de Beauvoir

Existen pocas armas en el mundo tan poderosas como una niña con un libro en la mano, dijo en algún momento Malala Yousafzai, defensora de la educación para las niñas en Pakistán, quien en su apasionado deseo de demostrar que “la educación es la única solución”, casi pierde la vida en el 2012,  víctima de un atentado. Malala tenía en ese entonces solo 15 años de edad.

La joven, galardonada en 2014 con el Premio Nobel de la Paz, es inspiración pura y un ejemplo a seguir, sobre todo porque su ideal de libertad, basado en la educación, nos deja claro que el camino para que una nación progrese, evolucione y resurja es justamente fomentando  entre los más jóvenes el hábito de la lectura.

En nuestro país -que por fortuna tenemos condiciones de vida  infinitamente mejores que en Pakistán, lugar de origen de Malala- estamos en pañales en el proceso de aprender a amar el hábito de la lectura debido al poco, poquísimo interés que tienen niños y jóvenes por las letras.

Pero la apatía acaba cuando la chispa se enciende. Ya he hablado en otros momentos sobre la incansable labor de la doctora Beatriz Gutiérrez Müller para atrapar a los pequeñines (y no tan pequeñines) con sus “Fandangos por la lectura” que recorren el país con un éxito rotundo.

También hablé de las Mujeres Insurgentes, comandadas por entusiastas docentes veracruzanas que recorren el estado cautivando a los estudiantes con música, danza y algarabía, para terminar poniendo en sus manos un libro, que con seguridad leerán pues el espectáculo presenciado sin duda los atrapó.

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Esas acciones maratónicas para sacar al país de la apatía lectora no pueden entenderse sin un personaje polémico pero igual de incansable: Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, quien en días pasados estuvo en el Zócalo Capitalino en el 15 Remate de libros y Películas, organizado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), que fue inaugurado por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

El evento - un éxito, sin duda- fue la antesala del “destape” del escritor Paco Ignacio Taibo, director del FCE, quien el miércoles pasado en su encuentro con  “SUMA Construyendo Sociedad” dijo simpatizar con la idea de tener en México una presidenta de izquierda.

Paco Ignacio y Claudia Sheinbaum pueden complementarse de tal forma que esta dupla podría ser pilar fundamental para esa “revolución de las conciencias” que urge en nuestro país y cuyo camino es la educación.

En este evento realizado en el Zócalo Capitalino, la actual jefa de gobierno dejó en claro su apuesta a que por medio de la lectura los niños, niñas, jóvenes y ciudadanos en general se tendría una sociedad más crítica, pues los libros “transforman la mente y nos hacen pensar”.

No me extraña que Paco Ignacio haya dicho que se encuentra en una “campaña clandestina” para apoyar la candidatura de Sheinbaum a la presidencia de México. El escritor ha dicho en innumerables foros que su apuesta es hacia una izquierda lectora y si Claudia llegara a ser la candidata presidencial de Morena (y seguramente la próxima presidenta del país) ese ideal cultural y humanista de transformar desde temprana edad sería una realidad.

De todos los demás “corcholatos” no he visto ni por asomo a nadie preocupado por la educación de los mexicanos. No es su formación y seguramente no es su prioridad.

Tengo confianza que de ser presidenta la doctora Sheinbaum se apueste por la aniquilación de la ignorancia y se priorice la educación.  ¿Y si las Mujeres Insurgentes se adhieren a esa revolución lectora, no solo en Veracruz, sino a nivel nacional?

Suena interesante, porque hoy, más que nunca, el rumbo del país tiene “aroma de mujer” y más allá del discurso, a veces trillado, de que somos fuertes, valientes y sororas, no hay duda que en este tiempo de cambios nos toca a nosotras tomar la batuta y transformar.

POR CIERTO…

Claudia Sheinbaum no tiene competencia ni dentro de su mismo partido, ni con los demás suspirantes a la presidencia del país.

En esta semana las mediciones en todas las encuestas de distintos medios nacionales y locales en varios estados del país la colocan con al menos 13 puntos porcentuales arriba de su principal competidor: Marcelo Ebrard.

Aunque es prematuro aún echar las campanas al vuelo, mientras los partidos opositores se siguen desgastando en la grilla y la descalificación, Claudia arrasa en la preferencia electoral.

¿Cómo le caería a usted que México se transforme de fondo con una mujer presidenta al frente?

Suena bien. Esos aires de cambio reconfortan. No hay duda: ahora nos toca a nosotras.