Con todo y sus asegunes que le han hecho perder popularidad rápidamente durante su breve mandato, el autodenominado “anarquista socialista” presidente de Chile, Gabriel Boric, ha decidido que el estado chileno intervenga en la extracción y comercialización del litio en el país sudamericano.
Boric se suma así a la nueva ola nacionalista encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, con la creación de Litiomex y el rescate de Pemex y CFE; así como Indonesia, cuarto país más poblado del mundo, que anunció la nacionalización de níquel, otro recurso clave para la construcción de las baterías eléctricas utilizadas en autos, smartphones y todo tipo de aparatos.
El presidente chileno señaló que “El Estado participará en todo el ciclo productivo del mineral”, en un principio, mediante el esquema de “Asociaciones Público Privadas”.
Chile cuenta con las mayores reservas comprobadas de litio en el mundo: 9 mil 200 millones de toneladas métricas, superando, por mucho a las de Australia, Argentina, China y los Estados Unidos.
Esto no gustará mucho a los neoconservadores en el poder de Estados Unidos, quienes ahora, además de sus usuales “enemigos” en el continente (Cuba, Nicaragua y Venezuela) ahora tienen que enfrentar la “amenaza” (para su supremacía unipolar) de tres de los países más importantes del hemisferio, México, Chile y Brasil, quienes están poniéndole un alto a cambiar recursos tangibles por dólares inventados en alguna computadora de la Reserva Federal gringa.
Algo tangible y preciado -un mineral codiciado- a cambio de nada. ¡Vaya negociazo!
La ruta está pintada para los países del “sur global”: más saqueo y destrucción de la mano del imperialismo de EU, o desarrollo y respeto por parte del bloque BRICS+ encabezado por China, Rusia y Brasil. ¿Escogerá abiertamente alguno de estos bloques la República Mexicana, o ninguno?