El pasado dos de junio, Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el gobernador de Tabasco, Javier May, anunciaron el anticipo al proyecto de construcción de un Museo Nacional Olmeca. Es decir, de la cultura olmeca, que durante mucho tiempo los tabasqueños consideraron como únicamente de ellos compartida cuando mucho con el sur de Veracruz. Sin embargo, investigaciones antropológicas ya de varios decenios fueron mostrando las expresiones y/o extensiones de esa civilización milenaria a otras geografías de Mesoamérica en lo que hoy es México; por ejemplo, Oaxaca, Guerrero Puebla, Morelos, Chiapas y otros, además de Veracruz y Tabasco. Por ello, se comprende la idea del alcance nacional de un museo de esta naturaleza que uniría, al museo Parque la Venta, ideado y creado en Villahermosa por el poeta Carlos Pellicer (con piezas monumentales transportadas desde el municipio de Huimanguillo, Tabasco), con muestras de las otras regiones donde los olmecas y sus derivados tuvieron alguna manifestación evidente y que prefiguraron el mundo mesoamericano posterior.

Desafortunadamente, ese anuncio de Prieto y May está cargado de horrores, errores, polémica y manipulación. En ese contexto se tienen que ubicar tanto el anuncio como la reacción de rechazo que ha habido entre algunos habitantes de la ciudad de Villahermosa que han llegado al grado de realizar algunas marchas para “salvar al Museo la Venta”, sí, como la leyenda “sélvame del tren”, en contra del tren Maya. Pero, ¿cuál es ese contexto?

1. Horrores

Una de las cosas más horrorosas que históricamente ha sucedido a los tabasqueños –de la Revolución Mexicana al presente– es la experiencia con la mayoría de los políticos y en particular de los gobernadores. Salvo excepciones, uno peor que otro. Y en el caso de Villahermosa, se ha padecido a horrorosos presidentes municipales también. Por citar dos ejemplos de cada lado: Como gobernadores, Roberto Madrazo, hijo del buen gobernador Carlos Madrazo y Andrés Granier. Como alcaldes, Gerardo Gaudiano Rovirosa, nieto del gobernador admirado por López Obrador, Leandro Rovirosa Wade, y Jesús Alí.

Los niveles de cinismo y corrupción de esos dos gobernadores son sobrada y nacionalmente conocidos (bueno, la fama de Roberto llegó hasta Berlín, donde ganó el maratón de esa ciudad encontrando, como el baturro del cuento, un atajo). Por otra parte, el nieto de Rovirosa, de “izquierda”, construyó sobre el Paseo Tabasco un grotesco, antinatural, contaminante camellón metálico sustituyendo todos los árboles que había ahí; como diputado, apoyó la privatización del agua en tiempos de Peña. Y sobre el mismo Paseo, una de las escasas expresiones de belleza de Villahermosa –pese a lo que digan poetas y compositores que hablan maravillas–, el absurdo Alí, del PRI, construyó un horrendo museo (Musevi) que como un puente cruza la avenida a la altura de la laguna de las Ilusiones cortando de golpe la bella vista ascendente hacia lo que es la zona de “Tabasco 2000”; el mismo sujeto, destruyó los tradicionales y lindos parques Juárez y de la Paz convirtiéndolos en una reverenda porquería. Lo bueno es que este Alí ya está en Morena Tabasco, lo rescataron del PRI y es uno de los nuevos rostros del Primor tabasqueño. La lista de políticos tabasqueños malos, cuando no corruptos, es inabarcable en este espacio; se entiende entonces la desconfianza de los ciudadanos.

En general, los políticos tabasqueños se han enriquecido, han creado clanes familiares y “empresariales” (traficantes de influencia, pues) y han destrozado la ciudad de Villahermosa; ahora quieren presumir dos o tres calles como “barrio mágico” donde no hay nada de magia pues la vieja ciudad fue derruida; qué falta de perspectiva y amor con la ciudad y el estado.

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2. Errores

May y Prieto cometieron el gran error de anunciar un proyecto que, después de despertada la polémica y las protestas, dijeron que aún no está terminado; vaya ingenio. Un segundo error vino cuando el vocero del gobernador salió con un video a regañar, al “mejor” estilo de López Obrador, a los que reaccionaron con críticas y protestas. Imitando su retórica y modo contra “los adversarios, los de la derecha, los que se creen ambientalistas, expertos en cultura, tratando de desacreditar un proyecto que, por cierto, todavía se está realizado. Ni siquiera conocen de qué se trata y ya están especulando”. Entonces, si no está terminado ni realizado, ¿para qué chingados lo presentan? Y otra cosa, qué feo es ser imitador, a menos que esa sea la profesión de quien imita.

Naturalmente, escribí un mensaje al vocero: Con toda seguridad yo soy más de izquierda que usted –y siempre he votado por la izquierda electoral no corrupta y he participado desde estudiante universitario hacia ese proyecto–, y mi primera reacción sobre el anuncio fue también de rechazo por la manera en que se profirió: La construcción del Museo Nacional Olmeca en la zona geográfica que hoy cobija al parque Tomás Garrido, el Parque Museo La Venta, el Centro de Convivencia Infantil y el Museo de Historia Natural. Todo mundo especuló o pensó lo peor: la destrucción para la construcción.

Los errores han continuado, el propio gobernador ha querido desacreditar, en ese mismo estilo de AMLO, a los que se oponen; es cierto, unos manipulando, otros manejando información incorrecta, otros tratando de procesar la información con racionalidad. Lo único bueno al respecto es que ha dicho que someterá a consulta la decisión una vez que esté terminado el proyecto; vaya.

3. Polémica

La polémica surgió tras el anuncio, por la escasa información. ¡Pero cómo va a haber si supuestamente aún no está terminado el proyecto! ¿Dónde exactamente se ubicaría dentro de esa área geográfica que está a la orilla de la laguna de las Ilusiones? ¿Qué pasaría con las cabezas gigantes y las demás piezas dispuestas por Pellicer? ¿Qué sucedería con la fauna del parque y los otros espacios? ¿Cuántos árboles se habrían de sacrificar? ¿Dónde se construiría el estacionamiento para los turistas? Porque están planeando la llegada de tres millones de ellos al año; algo verdaderamente ilusorio, Tabasco no tiene ese potencial y carece de interés para los turistas.

El Parque Museo La Venta, además de su importancia antropológica, su estupenda concepción (“Museo Poema”) y su vecindad con el bello parque Tomás Garrido, es tal vez la única atracción en una ciudad infectada de petroleros nacionales y extranjeros que encarecen la vida de la gente local. Y los que hemos estudiado en Villahermosa, desde muy temprano hemos visitado, admirado y querido ese espacio, de ahí que un anuncio confuso haya provocado polémicas y protestas, pero también mentiras y manipulación.

4. Manipulación

Hay manipulación e ignorancia, o esta hace propicia a aquella. Al grito de “¡salvemos el museo La Venta!”, “¡salvemos al Tomás Garrido”! (ecos de la campaña contra el tren Maya), ha habido gente que ha reaccionado política o visceralmente. Es decir, intencionada o irracionalmente propagan en redes sociales y otros medios: Van a destruir el museo y el parque, van a asesinar árboles, se van a robar las piezas, se las llevarán a otro estado, nos van a dejar réplicas de plástico, van a sacrificar los animales, van a robarse el dinero, van a terminar con el legado de Carlos Pellicer, ¿por qué no ocupan ese dinero para lo que se necesita con urgencia, seguridad, empleos, medicinas, educación, comida, etcétera?, ¡que no se construya!, ¡que se construya en otro lado!...

Como decía, se entiende la reacción dado el valor que esa zona de Villahermosa significa para los locales y dada la desconfianza que los políticos concitan, mas en este punto del Museo Nacional Olmeca, hay que exigir información y actuar con racionalidad, no desde el desconocimiento y no permitir mentiras ni manipulación.

|Hablando de animalitos, aquí van unos tabasqueños cantados, “Pochitoque jahuactero”, de Alfonso Vicens Saldívar, al piano, Ángel Rodríguez|:

5. ¿Dado ese contexto, qué es lo que la racionalidad indica?

Una voz razonable dentro de este asunto ha sido la del comunicador Jesús Sibilla Oropesa. En su programa “A Fondo”, entrevistó al delegado del INAH en Tabasco cuestionándolo de manera efectiva sobre el proyecto; entre otras cosas se puede sacar en claro lo siguiente:

— Por su carácter nacional, el museo se realizaría con recursos federales, no locales.

— El recurso está etiquetado para un museo, así que no se puede emplear en seguridad, salud, educación, becas, pensiones u otra cosa que se demande.

— Si los tabasqueños rechazan el museo, ¿podría irse a otro estado del país?, pregunta Sibilla. Bueno, en caso extremo, se tendría que analizar esa posibilidad, pero el museo está pensado para que se ubique en Tabasco, junto al concebido y materializado por el poeta Pellicer, cuyo legado se conservaría.

— ¿Se ubicaría dentro el actual museo?: No. ¿Dónde entonces?: En el extremo de la zona, donde actualmente se ubica el zoológico del Centro de Convivencia Infantil. Los animales no se los comerían ni matarían, los que están inadecuadamente enjaulados serían enviados al parque Yumká, especializado en animales al aire libre.

— La UNESCO ha demandado la protección de las piezas que han estado a la intemperie desde la apertura del museo en 1958. Su deterioro es evidente y hasta víctimas han sido de rituales satánicos en que les han vertido líquidos. Por tanto, serían llevadas a espacio cerrado donde el museo y en su lugar se pondrían réplicas idénticas realizas y autorizadas por el INAH. Esto es, se materializaría la obligada protección de las piezas que irresponsablemente han mantenido a la intemperie y se conservaría la disposición del Parque Museo La Venta con réplicas idénticas.

— Mientras la racionalidad va surgiendo en la entrevista del comunicador con el delegado del INAH Tabasco, la desinformación, la mentira y la manipulación continúa en el chat en vivo del programa. Y surge de parte del locutor una duda: ¿y el área de estacionamiento necesario? No hay respuesta clara al respecto. Tal vez en el sótano, tal vez del otro lado de la Boulevard Ruiz Cortines, frente al museo.

— ¿Y por qué no se construye el museo en otra zona de la ciudad, para no deforestar, para ganar otro espacio en vez de utilizar uno que ya tiene una función específica? Pues el concepto es que el actual La Venta, la idea del poeta, se conserve con réplicas y el nuevo museo tenga las originales protegidas, que se pueden visitar junto con otras piezas de la cultura Olmeca en general; además de obtenerse el beneficio que implica un museo nacional.

Tengo la impresión de que este Museo Nacional Olmeca es una vieja idea de López Obrador, discípulo de Pellicer y amante orgulloso de su estado natal y su pasado. Pero independientemente de que se debe esperar el proyecto final para conocer en verdad su naturaleza, en general me han parecido razonables las respuestas de Carlos Arturo Giordano, delegado del INAH, a las preguntas precisas de Jesús Sibilla; hay que tener clara esa perspectiva para el proyecto que venga.

Resulta estupendo que los ciudadanos de Villahermosa protesten, pero tienen también que exigir la restauración de los parques Juárez y de la Paz, del camellón de Paseo Tabasco, el rescate de las pocas casas antiguas que daban una característica a la ciudad, el mantenimiento de los museos existentes, la construcción de un malecón del otro lado de la laguna de las Ilusiones frente al Tomás Garrido y La Venta, que sea para todos; y en general, exigir que la ciudad cantada por poetas y compositores sea en verdad bella, y no sólo por la vegetación del estado y su agua; demandar más árboles entre el concreto, que se dejen de rellenar lagunas y pantanos para la construcción… Qué bueno que protestan, pero sin información falsa o manipulada; y sí, hay mucho que exigir.

Y si yo fuera gobernador de Tabasco, ordenaría de inmediato la demolición del antiestético Musevi que ha afeado la vista del Paseo Tabasco (de eso nadie ha protestado), se ha convertido en cloaca de malvivientes y en meadero y cagadero ciudadano. Por cierto, esa cosa horrenda ordenada por la nueva adquisición del Primor tabasqueño, fue diseñada y materializada por el arquitecto Enrique Norten y su grupo TEN Arquitectos, ese mismo que hace ahora el proyecto del Museo Nacional Olmeca… (aquí sí valen los puntos suspensivos)…

|Y quien mejor le ha cantado a Villahermosa es Manuel Pérez Merino, aquí va una versión “neoclasicona”, para convocar a la recuperación de esa belleza perdida|:

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo