Tal expresión —”nos consta”— es utilizada por analistas de una de las empresas más grandes de Suiza, Credit Suisse, para afirmar lo siguiente sobre el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ubicado en Santa Lucía, Zumpango, Estado de México:

  • Que puede convertirse en el principal aeropuerto de México.
  • Que su primera etapa —tiene un avance de 83%— se terminará a tiempo para inaugurarse en marzo de 2022.
  • Que el AIFA es un aeropuerto comprometido con el medio ambiente: “uno de los aspectos más importantes es su compromiso con el medio ambiente y las incitativas de la economía verde”.
  • Que el proyecto cumplió con el objetivo de utilizar 35% de energías limpias.
  • Que el aeropuerto de Santa Lucía reducirá las emisiones de carbono en más de un 40%, gracias a la instalación de paneles solares.
  • Que será una solución a la saturación del tráfico aéreo en la CDMX.
  • Que costará cuatro veces menos que el cancelado aeropuerto de Texcoco.
  • Que las obras del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía generaron 137 mil empleos.
  • Que su financiamiento no implica deuda de ningún tipo.
  • Que los expertos de la mencionada compañía de servicios financieros se llevaron “una sorpresa positiva” al visitar el aeropuerto de Santa Lucía —fue una visita “a fondo”, dice el diario El País, esto es, con tiempo e información suficientes para para observas y juzgar todos los detalles del proyecto.
  • Que, por lo tanto, Credit Suisse confirma “gran parte de las tesis del gobierno” —cito de nuevo a El País.
  • Que, sin duda, los analistas de tal empresa habían caído en una “confusión en la valoración inicial del proyecto de infraestructura”.
  • Que “nos consta” —es decir, les consta a las personas de Credit Suisse— que el AIFA es “un proyecto a medio y largo plazo y nos consta que hay espacio para continuar creciendo para atender a las futuras demandas de tráfico aéreo, tanto de pasajeros como de carga”.

Lo mismo me pasó a mí. Tenía dudas acerca del aeropuerto de Santa Lucía. Lo visité —me acompañó un experto en la materia— y quedé convencido de que es un gran proyecto.

Me pregunto por qué no construyeron los ingenieros militares la Línea 12 del metro; no habrían sido tan negligentes y jamás se habría derrumbado. Quizá no se les convocó porque no son comerciantes.

Federico Arreola en Twitter: @FedericoArreola