“… Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar

Con el tumba'o que tienen los guapos al caminar

Las manos siempre en los bolsillos de su gabán

Pa' que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal…

… Usa un sombrero de ala ancha de medio la'o

Y zapatillas por si hay problema salir vola'o

Lentes oscuros pa' que no sepan qué está mirando

Y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando…

…La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida' ¡ay, Dios!

Pedro Navaja suerte saldada y bocón…

… La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡ay, Dios!

Una novela cafquiana, a nivel de callejón…”

Rubén Blades y Willie Colón, ‘Pedro Navaja’

En una de sus más recientes contribuciones en el diario El Financiero, Enrique Quintana plantea que a la realidad nacional le hacen faltan nuevas narrativas. Naturalmente, dichas historias deben de ir acompañadas de acontecimientos (no todo son dichos). Manifiesta —me parece con toda razón— que el discurso, la estrategia y el accionar del presidente AMLO es lo único que está imperando en el país y que estos son absolutamente abrumadores.

Pues bien, estimados lectores, aquí les va una disrupción a dicha narrativa; alguien está intentando crearla y operarla, y es de las pocas que, me atrevo a decir, le sacan sendos calambres a López Obrador. Y es que cuando Manlio Fabio Beltrones y Miguel Ángel Osorio Chong “se unen” y se lo proponen, desaliñan todo el tablero político que meticulosamente ha dispuesto el primer mandatario.

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Dentro de esta nueva lógica política, Alejandro Moreno podría pensar que ‘le crecieron los enanos’ en el circo que es su partido, mas estará equivocado. La verdad es que, como tantas ocasiones ha sucedido en el tricolor, hay voces al interior que no son escuchadas hasta que explotan o, como en este caso, arrebatan. Alito no midió que hay figuras que no requieren un puesto o nombramiento formal para hacerse escuchar en momentos sumamente importantes del acontecer nacional.

Ahí tienen, entonces, a cuatro expresidentes del Revolucionario Institucional pronunciándose unánimemente en rechazo de la contrarreforma eléctrica y alertando que un voto a favor de esta por parte del instituto político significaría su desaparición. Increíble que Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa tengan más claro el retroceso que significa la iniciativa de Manuel Bartlett, que el dirigente que, por ser más joven, debería estar a la vanguardia del pensamiento…

Pero eso fue solo el comienzo de este giro que se está dando a la vista de todos. A la velocidad de rayo, Miguel Ángel Osorio Chong también se unió a la postura de los exlíderes priistas. Y de pronto, el escenario del acontecer nacional se alteró desde los cimientos del PRI nacional, pasando por la oposición y terminando por lo que tenía configurado López Obrador.

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De hecho, Ricardo Monreal —que tonto no es— ya ha detectado este movimiento, esta nueva narrativa y escenario político. Entendió a la perfección que la voz de cuatro ex dirigentes del PRI, sumada a la de algunos legisladores, pero particularmente insertado el posicionamiento de Beltrones Rivera, todos opuestas a la Reforma Eléctrica, va a generar muchos efectos no previstos más allá del debate de la iniciativa de ley.

Lo dicho por Osorio Chong y Manlio Fabio significa muy claramente no permitir que la contrarreforma avance; juntos pueden mover a muchos legisladores del tricolor e incluso de entre la alianza partidista de la cual su partido forma parte. Pero también intentarán sumar voces y acciones para otros propósitos y objetivos que pronto averiguaremos…

Ambos priistas se acercan al PAN y le imponen una nueva pauta a Moreno, una donde apoyar o no la contrarreforma eléctrica no dependerá solo de la opinión de la cabeza del partido ni tampoco, para el caso, de las mesas de discusión que este ha dicho implementará.

La vuelta a escena de la dupla Manlio Fabio y Miguel Ángel ofrece un mensaje claro de que intentarán establecer una nueva estrategia político-electoral con miras al 2024. Tan sencillo como esto: Chong en sustitución de Alejandro Moreno al frente del PRI y Beltrones liderando la coalición opositora (en una de esas incluso como candidato presidencial).

Y sí, me adelanto: por supuesto que estos personajes tienen colas que le pisen. Sin embargo —y aquí la belleza de la jugada— esas ya no son tan grandes ni tan pesadas como las de otras figuras de la oposición y ¡mismo de varios de los precandidatos de Morena! (entre otras cosas por no marcar distancia de las francas insensateces, atropellos y equivocaciones del tabasqueño).

Adicionalmente, resulta ser que, para el infortunio de AMLO, él ya “se decantó” —antes de tiempo, creo yo— por perseguir a un contrincante opositor. Se llama Ricardo Anaya (podemos agregar también a Francisco García Cabeza de Vaca). Y definitivamente sería mucho muy mal visto en México, pero también al norte del Río Bravo, que el presidente se ponga a combatir al estilo de Daniel Ortega Saavedra a toda figura que tenga visos de darle la pelea a los abanderados y abanderadas de Morena para distintos puestos de elección popular en el 2024…

Total, que ese PRI con Manlio Fabio liderando y siendo un participante respetado y temido por los propios priistas (pero también por no pocos panistas, perredistas y uno que otro morenista que recuerda los mejores tiempos del sonorense) no es tema menor.

¿Podrá Manlio unir en torno a su persona a los priistas indecisos? En el fondo no importa. Por lo pronto ya rebasó por la derecha a importantes actores. Por un lado, ya logró que Alito responda lo que no le preguntaron, al afirmar que la opinión de los ex líderes no será decisiva… Por el otro, que el primer mandatario y Regeneración Nacional lo volteen a ver y que se tengan que enfrentar a una incógnita y a una situación que por primera vez en bastante tiempo no está bajo su control absoluto del lopezobradorismo.

De esta dicotomía en el PRI de defender la reforma que gestaron en el 2013 o abrazar la propuesta de López Obrador con tal de seguir viviendo podemos esperar todo tipo de escaramuzas, desde la diplomacia olvidada, pasando por sonrisas soterradas y vendettas de familia, hasta escisiones en otros partidos y el surgimiento de caballos negros. Porque Manlio siempre puede ser ese caballo negro. Será cosa de ver qué tanto se gesta un nuevo grupo arropado por todos o casi todos dentro de la alianza opositora, y si esta nueva corriente y su consecuente posicionamiento puede convencer y crecer lo necesario en el tiempo que resta para las elecciones de 2024.