Continúo con el análisis de inteligencia artificial que me entrego Sebastián Tonda — @sebastiantonda—, de la empresa Genia.

¿Quién podría ser el nuevo pontífice? Es la pregunta que se hizo a la IA. Enseguida el texto que el autor del libro Irremplazables: cómo sobrevivir a la inteligencia artificial (Editorial Elefanta, 2023):

Empiezo por dos perfiles que la inteligencia artificial encuentra para ser contrapesos a Trump desde el Vaticano:

1. Matteo Zuppi.

Un cardenal que podría actuar como contrapeso a políticas como las de Donald Trump, particularmente respecto a temas de migración, nacionalismo y justicia social, sería probablemente Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia (Italia). ¿Por qué Zuppi?

Las columnas más leídas de hoy
  • Enfoque social progresista: Es conocido por su fuerte compromiso con causas sociales, defensa de migrantes, refugiados y derechos humanos, puntos que frecuentemente contrastan con las políticas impulsadas por Trump.
  • Vínculos con Sant’Egidio: Su asociación con la comunidad de Sant’Egidio lo ha involucrado directamente en mediaciones internacionales, promoción del diálogo, y en proyectos humanitarios que van en sentido opuesto al aislacionismo.
  • Perfil mediático y comunicativo: Tiene la capacidad de generar impacto mediático significativo, posicionando claramente a la iglesia en debates públicos contra políticas vistas como excluyentes o contrarias a los valores del catolicismo social.

2. Antonio Tagle.

Otro cardenal que podría tener un perfil parecido es Luis Antonio Tagle (Filipinas), debido a su discurso enfocado en la solidaridad global, su énfasis en los derechos humanos, su capacidad para hablar claramente en escenarios internacionales y su postura moderada pero firme en defensa de los migrantes y refugiados, una línea marcadamente diferente a la del expresidente Trump.

Ambos cardenales podrían ejercer, desde el Vaticano, un liderazgo ético y mediático opuesto a políticas aislacionistas o restrictivas como las asociadas al presidente de Estados Unidos.

Los favoritos.

Tras el fallecimiento del papa Francisco, el Colegio Cardenalicio se prepara para un cónclave que definirá el rumbo de la iglesia católica. A nivel global se mencionan varios cardenales papables (posibles sucesores) con perfiles muy diversos. La elección dependerá en buena medida de si los cardenales optan por continuar las reformas progresistas de Francisco o dar un giro más conservador. A continuación, presentamos a los principales candidatos de diversas regiones, evaluándolos según criterios políticos clave: su inclinación ideológica, postura en temas sociales polémicos, influencia política en el Vaticano, trayectoria en cargos eclesiales de peso y grado de aceptación entre distintas corrientes dentro de la Iglesia.

1. Matteo Zuppi (Italia, 69 años). Cardenal progresista continuista.

El arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana es visto como el candidato más continuista respecto del legado reformista de Francisco.

Pertenece al ala progresista de la iglesia y destaca por su enfoque social. Vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, ha trabajado en mediación de paz y ayuda a los pobres. En su diócesis ha mostrado apertura en temas sociales: ha bendecido parejas homosexuales y permitido la comunión a divorciados vueltos a casar, no se opone a que el celibato sacerdotal sea opcional, y está comprometido con causas medioambientales.

Estas posturas progresistas generan entusiasmo entre los reformistas pero también resistencias entre los sectores conservadores del Colegio Cardenalicio. Zuppi cuenta con una trayectoria principalmente pastoral (párroco, obispo y luego cardenal en 2019) y cierta influencia en la iglesia italiana, aunque no ha ocupado altos cargos en la curia romana. Su procedencia italiana podría ser un factor a favor tras décadas sin un papa italiano.

2. Robert Sarah (Guinea, 79 años). Cardenal tradicionalista del ala conservadora.

Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino, es uno de los grandes referentes del ala ultraconservadora de la iglesia. Defensor firme de la tradición doctrinal, ha sido crítico frontal de varias aperturas de Francisco. Por ejemplo, Sarah se opone tajantemente a cualquier cambio en cuestiones como la ordenación de mujeres (incluso al diaconado femenino) y calificó de “herejía” la bendición de parejas homosexuales.

También ha defendido el celibato sacerdotal obligatorio y una liturgia más tradicional, llegando a coautorizar en 2020 –junto al papa emérito Benedicto XVI– un libro en defensa del celibato clerical, visto como desafío a la línea de Francisco.

En lo social, denuncia la “ideología de género” como una amenaza para la sociedad. Políticamente, Sarah intentó erigirse en una especie de “autoridad paralela” conservadora durante el pontificado anterior. A pesar de ser muy respetado en África y por católicos tradicionalistas, su influencia real dentro del Colegio Cardenalicio es limitada debido a su perfil polarizador. Su trayectoria es dilatada (fue el obispo más joven del mundo con 34 años, luego presidente de Cor Unum y prefecto en la Curia), pero su edad avanzada y posiciones inflexibles podrían dificultar que alcance un consenso amplio. No obstante, de ser elegido marcaría un giro drástico hacia el tradicionalismo doctrinal.

3. Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años). Cardenal reformista de Asia.

Luis Antonio Chito Tagle es un fuerte contendiente del ala reformista. Exarzobispo de Manila y actual prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Tagle es cercano al legado de Francisco: es carismático, humilde y defensor de la justicia social, con gran capacidad de comunicación.

Se le considera favorito del ala reformista y posible heredero espiritual de Francisco. En cuanto a sus posturas sociales, Tagle ha mostrado cierta ambivalencia: se mantiene doctrinalmente firme contra el aborto y la eutanasia, pero ha pedido evitar un lenguaje condenatorio hacia las personas LGBTQ+. Defiende además la encíclica ecológica Laudato Si’ y cree necesario debatir el celibato opcional de los sacerdotes. Políticamente, Tagle ha sido uno de los hombres de confianza de Francisco, con amplia red de contactos global gracias a sus estudios y servicio (habla 6 idiomas y ha viajado por el mundo).

Su trayectoria combina experiencia pastoral y curial: en 2012 lo hizo cardenal Benedicto XVI y luego fue elevado a prefecto en el Vaticano por Francisco. Muchos lo ven con la visión global que la iglesia necesita, e incluso sería un gesto histórico elegirlo como el primer Papa asiático, dado el creciente peso demográfico de Asia en el catolicismo.

Su reto podría ser convencer a los cardenales más conservadores, ya que algunos lo perciben como muy alineado con Francisco, aunque sus posiciones moderadas en doctrina podrían facilitar cierto consenso.

4. Pietro Parolin (Italia, 70 años). Cardenal moderado y hombre de consenso.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano desde 2013, representa el perfil centrista y diplomático por excelencia. Con décadas de servicio en la diplomacia vaticana, Parolin es una de las figuras más influyentes en la Santa Sede, habiendo desempeñado un papel clave en negociaciones delicadas (acuerdos con China sobre obispos, acercamiento con Cuba, mediación en Venezuela, entre otros).

Ideológicamente no se le considera abiertamente conservador ni progresista, sino un pragmático moderado. Ha mantenido la línea doctrinal tradicional de la iglesia pero con enfoque realista y flexible en política eclesiástica. En temas sociales no es un ideólogo: suele priorizar la búsqueda de consensos diplomáticos sobre posiciones extremas.

Su fortaleza está en la experiencia y red de contactos: es visto como un “hombre de equilibrio” capaz de servir de puente entre facciones.

Parolin ha estado en las quinielas papales desde hace años precisamente por su perfil discreto y negociador. Como puntos débiles, algunos cardenales podrían preferir a alguien con más experiencia pastoral directa (Parolin es ante todo un hombre de curia), y ciertas decisiones controvertidas en su gestión (por ejemplo, el acuerdo con China, criticado por sectores tradicionalistas) podrían restarle apoyos. Aun así, su aceptación transversal —no suscita rechazos fuertes— lo convierte en un candidato fuerte.

5. Malcolm Ranjith (Sri Lanka, 77 años). Cardenal conservador de Asia.

Es uno de los preferidos del sector conservador más tradicional fuera de Europa. Arzobispo de Colombo y excolaborador de Benedicto XVI, Ranjith combina una amplia experiencia diplomática y pastoral (ha servido como nuncio y en Curia, además de obispo diocesano).

Habla más de diez idiomas y es reconocido por su rigor doctrinal. En lo ideológico, se alinea con la línea dura: fue visto con recelo por el papa Francisco y mantiene posturas muy tradicionales (por ejemplo, en 2024 prohibió que niñas sirvieran como monaguillas en su arquidiócesis, decisión por la que fue criticado).

También ha llegado a mostrarse a favor de la pena de muerte en algunos casos, en contra de la tendencia abolicionista de los últimos papas. Su influencia se apoya en la cercanía al círculo de Benedicto XVI y en apoyos entre los cardenales más conservadores.

Ranjith ofrece al bloque tradicionalista una opción no europea, pero igualmente ortodoxa en doctrina. Como fortalezas cuenta su dilatada trayectoria (cardenal desde 2010, exsecretario de la Congregación para la Evangelización) y el hecho de que podría unir al electorado conservador global.

Debilidades: su perfil es visto como poco conciliador y fuertemente marcado por posturas que dividen (lo cual dificultaría atraer a moderados), además de su edad relativamente elevada que podría limitar la duración de su pontificado.

6. Péter Erdő (Hungría, 72 años). Cardenal conservador con sensibilidad pastoral.

El arzobispo de Esztergom-Budapest aparece en muchas quinielas como candidato conservador de consenso. Erdő combina una gran formación doctrinal con experiencia pastoral, ofreciendo rigor en la enseñanza tradicional pero también cierta apertura pastoral al trato de situaciones difíciles.

Ha sido firme en defender el celibato sacerdotal y en oponerse al matrimonio homosexual, alineándose con la ortodoxia tradicional. Sin embargo, se ha mostrado abierto al acompañamiento pastoral de personas en situaciones irregulares, lo que indica una sensibilidad práctica para aplicar la doctrina con misericordia. Este equilibrio podría atraer votos de distintos sectores del Colegio.

Erdő tiene una sólida trayectoria: es un reputado canonista, fue presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y relator general en sínodos de la familia, ganándose el respeto de muchos. Políticamente, goza de influencia en Europa Central y fue cercano al cardenal conservador George Pell, quien lo veía capaz de “restaurar el imperio de la ley” en el Vaticano post-Francisco.

Su elección supondría un alejamiento notable del enfoque de Francisco, lo cual atrae a tradicionales pero preocupa a progresistas. También se le recuerda por no sintonizar con Francisco en temas como la acogida de migrantes (en 2015 criticó la idea de abrir iglesias a refugiados).

En resumen, Erdő es intelectual y conservador, con reputación de integridad, pero su alineamiento con posturas contrarias a algunas reformas podría polarizar.

7. Pierbattista Pizzaballa (Patriarca de Jerusalén, 60 años). Cardenal moderado emergente.

Patriarca latino de Jerusalén desde 2020, representa una candidatura moderada y diferente por su origen en Tierra Santa. No pertenece a ninguna de las facciones, lo que podría convertirlo en una sorpresa de consenso.

Tiene amplia experiencia en diálogo interreligioso y en manejar situaciones de conflicto en Oriente Próximo, habiendo ofrecido incluso intercambiarse por niños rehenes durante la crisis de Gaza en 2023.

En temas controvertidos dentro de la Iglesia, Pizzaballa ha mantenido discreción y pocas declaraciones públicas. Esto le permite no estar etiquetado ni como progresista ni como conservador radical. Su perfil pastoral y de hombre de paz encaja con parte del legado de Francisco (enfoque en minorías perseguidas, periferias), pero carece de una trayectoria prolongada como cardenal, ya que fue nombrado cardenal apenas en 2023. Esta corta trayectoria en el Colegio podría jugar en su contra frente a candidatos más experimentados.

No obstante, su liderazgo en Jerusalén —un puesto simbólicamente importante— y su prestigio por servir a los cristianos en una región convulsa le han ganado simpatías entre muchos cardenales. Pizzaballa podría aunar el deseo de continuidad en la cercanía a los pobres con un rostro nuevo no identificado con las disputas internas romanas.

Como fortaleza tiene su capacidad de diálogo y la frescura de una figura emergente, aunque su falta de red política consolidada en el Vaticano es un punto débil en un cónclave.

8. Jean-Marc Aveline (Francia, 66 años). Cardenal moderado cercano a Francisco.

Arzobispo de Marsella, ha surgido como uno de los nombres favoritos del círculo de Francisco para sucederle. Nacido en Argelia y criado en Francia, Aveline encarna el espíritu de una Iglesia mediterránea, sensible a la migración y al diálogo interreligioso. Ideológicamente se le considera un progresista moderado: muy alineado con la visión pastoral de Francisco (incluso organizó junto a él un encuentro por el Mediterráneo en 2023), pero cauto en los debates teológicos más divisivos.

No ha hecho declaraciones estridentes sobre temas como la ordenación de mujeres o LA moral sexual, posicionándose de forma mesurada.

En la práctica apoya la continuidad de las reformas (sinodalidad, Iglesia “en salida”) con un estilo menos polarizante. Políticamente, Aveline es relativamente nuevo en la escena internacional (cardenal desde 2022), pero ha ganado visibilidad y apoyos gracias a la confianza que Francisco depositó en él.

Representa la savia nueva del ala reformista: su figura es bien vista por muchos como heredera del “espíritu bergogliano”. Como fortalezas destacan su perfil inclusivo y su origen multicultural, que envía un mensaje de Iglesia global.

Sus debilidades podrían ser la falta de experiencia en la curia romana y que, al ser identificado como “el candidato de Francisco”, encuentre resistencia en el sector que busca un cambio de rumbo. Aun así, su nombre suena con fuerza en las conversaciones informales como posible sorpresa.

9. Willem Eijk (Países Bajos, 72 años). Cardenal del ala tradicional doctrinal.

Arzobispo de Utrecht, personifica el perfil de “guardián de la ortodoxia” en Europa. Con doctorado en bioética y formación médica, Eijk es reconocido como uno de los prelados más férreamente defensores de la tradición. Para él, asuntos como la ordenación de mujeres o las relaciones homosexuales “no son debatibles”, dado que se mantienen fuera de toda posibilidad de cambio en la doctrina.

Ha criticado abiertamente varias reformas o propuestas de Francisco en materia de moral sexual y práctica sacramental. Su perfil conecta sobre todo con cardenales que anhelan una iglesia más rígida en la aplicación de los dogmas.

Trayectoria e influencia: Eijk fue creado cardenal en 2012 por Benedicto XVI y ha estado al frente de la iglesia neerlandesa en un contexto muy secularizado, lo que le ha dado reputación de combatir la secularización con mano firme.

Sin embargo, fuera de su ámbito su influencia es limitada a círculos tradicionalistas europeos. Puede ser atractivo para quienes quieran un papa que frene en seco los cambios y reafirme la doctrina tradicional, pero es poco probable que logre un consenso amplio, ya que muchos lo perciben como demasiado inflexible.

En un cónclave podría recibir votos del bloque más duro (similar al que apoyaría a Sarah o Burke), pero difícilmente sumaría el apoyo de moderados o progresistas, lo que reduce sus posibilidades reales.

10. Peter Turkson (Ghana, 76 años). Cardenal africano de línea social y moderada.

Por África destaca también el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson como papable. Exprefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, Turkson fue durante años la cara visible del catolicismo africano en el Vaticano y un firme defensor de la doctrina social de la Iglesia.

Ha alzado la voz en temas de ecología, pobreza y derechos humanos, estando muy alineado con el mensaje de justicia de Francisco. Sería el primer Papa africano en más de 1,500 años, un hito histórico que muchos verían con agrado.

Ideológicamente, Turkson es un moderado: en lo doctrinal sostiene las enseñanzas tradicionales (por ejemplo, sobre matrimonio y sacerdocio masculino), pero ha mostrado una actitud abierta en cuestiones sociales —llegó a opinar que las leyes contra la homosexualidad en África eran demasiado duras, abogando por más misericordia—.

También ha sido muy vocal sobre la crisis climática y la justicia económica, siendo uno de los principales promotores de Laudato Si’.

Influencia y trayectoria: Turkson participó activamente en el cónclave de 2013 (era considerado papable ya entonces) y es una figura respetada internacionalmente. Tiene reputación de voz suave y conciliadora dentro de la iglesia, lo que podría hacerlo aceptable como candidato de compromiso en caso de división. No obstante, enfrenta algunos obstáculos: su edad (76) no lo hace el más joven de los contendientes, y algunos observadores notan que salió anticipadamente de su dicasterio en 2021 por ciertas tensiones internas, lo cual podría indicar falta de apoyos en la curia. Aun así, sigue figurando entre los nombres más mencionados si los cardenales buscan tanto continuar con la agenda social de Francisco como honrar la universalidad de la Iglesia con un papa del hemisferio sur.

Comparativa de los candidatos por criterios políticos.

A continuación, se presenta una tabla comparativa de los principales papables según los criterios mencionados. Se asigna una puntuación de 1 a 5 en cada criterio, donde los extremos significan lo siguiente: en Ideología, 1 = Muy conservador y 5 = Muy progresista; en Postura en temas sociales, 1 = Sumamente tradicional (oposición firme a cambios en aborto, LGBTQ+, celibato, rol de mujeres, etc.) y 5 = Muy aperturista (posturas flexibles o favorables a reformas en esos temas); en Influencia, 1 = Escasa influencia o red de poder en el Vaticano y 5 = Muy alta; en Trayectoria, 1 = Trayectoria limitada en cargos de la Curia o diócesis clave y 5 = Trayectoria muy extensa; en Aceptación, 1 = Perfil divisivo con fuerte oposición de alguna facción y 5 = Amplia aceptación transversal entre diferentes corrientes.

Aspirantes

Notas sobre la tabla.

  1. Estas valoraciones son aproximadas, basadas en información pública de la orientación y perfil de cada cardenal.
  2. Por ejemplo, Zuppi es valorado con máxima progresía (5) e inclinación social aperturista, aunque su influencia interna es moderada (no es parte de la curia) y enfrenta alguna resistencia (aceptación ligeramente menor).
  3. Sarah refleja el caso opuesto: muy conservador en ideología y moral (1), con una larga carrera (5 en trayectoria) pero con apoyo limitado fuera del bloque tradicionalista (aceptación baja).
  4. Tagle combina altos puntajes en progresismo y aceptación amplia, equilibrando firmeza doctrinal en temas de vida (por eso no llega a 5 en “temas sociales”) con apertura pastoral.
  5. Parolin encarna el centro: ni radical en ideas (3 en ambos primeros criterios), pero con máxima influencia y experiencia, y muy bien considerado por casi todos (5 en aceptación como candidato de consenso).
  6. Ranjith, Erdő y Eijk están en el sector conservador en distinto grado: Eijk es el más duro (valoraciones mínimas en ideología y temas sociales, y muy poca aceptación general), Ranjith y Erdő aunque conservadores (2 en ideología), muestran algo más de flexibilidad pastoral o de apoyos.
  7. Aveline y Pizzaballa se ubican como moderados/progresistas nuevos: ambos con influencia y trayectoria relativamente menores (al ser cardenales recientes) pero con alta aceptación entre quienes buscan continuidad sin polarización.
  8. Turkson aparece bien posicionado en casi todos los rubros: moderadamente progresista, fuerte en red y trayectoria, y apreciado por diversos sectores, si bien no es percibido como radical en reformas (por eso puntuación media en “temas sociales”).

Análisis final: fortalezas y debilidades de los principales contendientes

Las virtudes y puntos flacos de cada papable influirán en cómo se incline la balanza durante el cónclave. A continuación analizamos, de forma comparativa, las fortalezas y debilidades de los candidatos más destacados, agrupándolos por el tipo de perfil político-eclesial que representan:

  • Continuistas reformistas (ala progresista).

Ejemplos: Matteo Zuppi, Luis A. Tagle, Jean-Marc Aveline. Estos cardenales comparten la visión de continuar la agenda de Francisco en cuanto a una Iglesia más abierta, pastoral y enfocada en problemas sociales.

Sus fortalezas radican en su sintonía con la mayoría de los cardenales creados en la última década, muchos de los cuales simpatizan con las reformas de Francisco. Por ejemplo, Zuppi y Tagle son muy cercanos al estilo de Francisco –pastor humilde, preocupado por pobres y marginados– lo que los hace atractivos para el gran bloque reformista del colegio. Además, suelen ser carismáticos y populares entre los fieles, con facilidad para comunicar un mensaje positivo de la Iglesia (Tagle, en particular, tiene carisma y llegada a los jóvenes).

Otro punto a favor es la diversidad geográfica: Tagle aportaría presencia asiática, Turkson (moderado asociado a este grupo en lo social) o eventualmente otros representaría a África, Aveline a Europa pero con raíces migrantes, lo cual cumple con el deseo de una iglesia verdaderamente global.

Entre sus debilidades está la resistencia del ala tradicional: cardenales muy conservadores podrían bloquear a los más emblemáticos (Zuppi, por ejemplo, genera recelo por sus bendiciones a parejas gay). También algunos consideran que ciertos continuistas carecen de experiencia en el aparato central: aunque Tagle y Aveline han estado en el Vaticano, no han gobernado la Curia al nivel de, digamos, un Parolin.

En suma, los papables progresistas tienen a su favor el impulso mayoritario de seguir con las reformas y su empatía con el mundo moderno, pero deberán convencer a todo el colegio de que también pueden unificar y gobernar sin abrir brechas doctrinales.

  • Candidatos de compromiso moderado (centro pragmático).

Ejemplos: Pietro Parolin, Péter Erdő, Pierbattista Pizzaballa, Peter Turkson. Estos perfiles no se identifican plenamente con ninguno de los extremos y podrían recoger apoyos cruzados. Su mayor fortaleza es la capacidad de lograr un consenso amplio: Parolin es el caso típico de hombre de centro que, sin ser el favorito ferviente de ningún bloque, es aceptable para casi todos. Su vasta experiencia diplomática y gestión en la Secretaría de Estado le dan credibilidad para liderar; nadie duda de su competencia administrativa ni de su lealtad a la iglesia.

De forma similar, Turkson y Erdő podrían atraer votos tanto de moderados reformistas como de conservadores razonables: Turkson por su combinación única de voz social progresista con fidelidad doctrinal tradicional, y Erdő por su mezcla de firmeza doctrinal con talante pastoral.

Estos candidatos ofrecen una especie de “tercera vía” que continuaría algunos énfasis de Francisco (justicia social, diálogo) pero sin profundizar las divisiones doctrinales.

Otra ventaja, en algunos, es su perfil internacional: Turkson personifica la Iglesia global y tiene autoridad moral en temas de justicia, Pizzaballa aporta la sensibilidad de Oriente Medio y la experiencia ecuménica.

Entre las debilidades, destaca que ninguno de ellos entusiasma plenamente al ala más decidida de reforma ni a la más tradicional. Podrían ser percibidos como demasiado tibios: los progresistas quizá vean a Erdő con desconfianza por su conservadurismo en algunos puntos, o consideren a Parolin un burocrata continuista sin impulso renovador.

Por otro lado, los conservadores duros preferirían “uno de los suyos” antes que un centrista; podrían tolerar a Parolin o Erdő, pero no los ven como la corrección total del curso. Además, en casos como Pizzaballa, su corta carrera como cardenal supone menos conocimiento entre los votantes y menor peso político acumulado, y Turkson, pese a su prestigio, podría enfrentar reservas por su edad y porque cierta parte del colegio asociada al anterior papa (el propio Sarah) podría no alinearse automáticamente con él.

Resumiendo, los moderados tienen como fortaleza principal su potencial para unir y continuar con prudencia, pero deben superar la posible falta de entusiasmo de los extremos y demostrar que su liderazgo sería tanto transformador como fiel a la tradición.

  • Opciones conservadoras tradicionalistas (ruptura con las reformas).

Ejemplos: Robert Sarah, Malcolm Ranjith, Willem Eijk (e incluso figuras como Burke o Bagnasco, poco probables). Estos cardenales representan la vuelta a una iglesia más estricta en doctrina y disciplina, en contraste con la línea aperturista de Francisco. Sus fortalezas residen en la claridad doctrinal y apoyo de un bloque minoritario pero muy dedicado: encarnan las convicciones de aquellos que creen que las reformas recientes han debilitado la identidad católica.

Un papa como Sarah o Eijk significaría certeza doctrinal, refuerzo de enseñanzas tradicionales sobre familia, moral sexual y liturgia, lo que puede atraer a algunos indecisos que temen una deriva relativista. Además, elegir un conservador podría reconciliar a sectores escépticos (ciertos movimientos, fieles o incluso gobiernos que vieron a Francisco como demasiado “político” o progresista).

Sin embargo, las debilidades de estos candidatos son notorias. Primero, les falta una base amplia de votos: el ala conservadora pura es minoritaria tras los nombramientos de Francisco, y candidatos tan polarizantes difícilmente alcanzarían los dos tercios necesarios. Segundo, su elección podría generar divisiones internas profundas: muchos cardenales temen que un giro brusco anule los avances pastorales y provoque tensiones (incluso riesgo de cisma suave entre quienes apoyan el camino sinodal de Francisco).

Por ejemplo, Sarah es sumamente respetado, pero su tendencia a confrontar las iniciativas de Francisco (llegó a ser visto como rival interno) lo hace demasiado divisivo. Ranjith o Eijk, con decisiones controvertidas (prohibiciones y críticas públicas), tampoco generan la confianza de ser pastores para toda la iglesia, sino solo para un sector.

También la edad juega en contra de varios: Sarah tiene 79 años, un papado posiblemente corto y marcado por su agenda restauradora podría ser más de transición que de futuro.

En conclusión, aunque la opción de “ruptura conservadora” está sobre la mesa para un grupo, es poco probable que logre imponerse salvo escenario extraordinario. Su principal fortaleza –la firmeza doctrinal– es a la vez su talón de Aquiles en el contexto actual, pues la mayoría busca un Papa que una y no que ahonde la brecha ideológica.

En síntesis.

El próximo cónclave se debate entre la continuidad o un cambio de rumbo. Los cardenales progresistas y moderados parten con ventaja dada la composición actual del Colegio, inclinada a consolidar las reformas de Francisco.

Figuras como Zuppi o Tagle llevarían adelante el espíritu de una iglesia en salida, aunque tal vez con estilos distintos, mientras que un perfil como Parolin o incluso Turkson podría emerger si se busca garantizar unidad y gobernabilidad sin giros dramáticos.

Del lado contrario, el bloque tradicionalista presenta candidaturas con convicciones fuertes pero con dificultades para aglutinar el consenso necesario en un cuerpo tan diverso. En cualquier caso, todos los “papables” mencionados tienen credenciales significativas y reflejan la riqueza geográfica y cultural de la iglesia global.

La decisión final dependerá de consideraciones complejas –equilibrios regionales, edades, carismas personales, inspiración del Espíritu Santo según la fe católica–, pero las fortalezas y debilidades aquí analizadas dan una idea clara de las dinámicas en juego. El mundo católico aguarda expectante la fumata blanca que anunciará quién guiará a la Iglesia en esta nueva etapa.

Referencias:

● Clara Arias, El Independiente – “Estos son los posibles sucesores tras la muerte del Papa Francisco”.

● Redacción, El Confidencial – “Quién será el nuevo papa: estos son los 12 candidatos a sucederle”.

● A. Bretos, La Sexta Noticias – “Estos son los 22 candidatos a suceder al papa Francisco... (y los 12 favoritos)”.

● A. S. Aranzadi, Gizmodo en Español – “¿Quién será el próximo papa? Nombres que suenan fuerte en el Vaticano”.

● Stephanie Kirchgaessner, The Guardian – “Who will be the next pope? Some potential candidates to succeed Francis”.