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La ciudad de Monterrey es una de las más contaminadas de América Latina, pues las partículas PM10 presentes en el aire de la capital neoleonesa rebasan continuamente los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El exgobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez (el Bronco), así como el actual mandatario de la entidad norteña, Samuel García, se han quejado de que la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Cadereyta, es el foco principal de la contaminación en esa región del país; pero cifras de la Secretaría del Medio Ambiente nos hablan de que los contaminantes más nocivos para la salud pública, son generados por industrias privadas, como es el caso de las pedreras.

Desde 2013 datos del Clean Air Institute, plantaban la contaminación que emitían las 64 pedreras que operaban en ese entonces en Nuevo León con permisos “emitidos vía corrupción gubernamental” mismas que convirtieron a Monterrey en la ciudad más contaminada de América Latina, por encima de la CDMX, Cochabamba, Bolivia; Santiago de Chile y Lima, Perú; con una concentración promedio anual de 85.9 microgramos por metro cúbico de partículas suspendidas menores a 10 micras, cuatro veces más del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Las pedreras ubicadas en Nuevo León extraen principalmente piedra caliza; dicho material sirve para la fabricación de cemento, destinado a sostener el frenético proceso de expansión urbana de Monterrey (la población se duplicó en la superficie de la ciudad y la mancha urbana se extendió 8 veces en los últimos 35 años), una parte del mineral también se exporta hacia los Estados Unidos. Muchas de esas pedreras están relacionadas con la empresa Cementos Mexicanos (Cemex) que utiliza los materiales extraídos para abastecer sus dos plantas cementeras ubicadas en la zona metropolitana de Monterrey.

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La forma de explotar la piedra es a través de dinamitar los cerros aledaños a la capital de Nuevo León lo que provoca contaminación atmosférica por los polvos que se desprenden y respiran los habitantes de esa alcaldía.

Los habitantes del poblado del Carmen, Nuevo León se encuentran en constante riesgo de contraer graves enfermedades, debido a las emisiones de contaminantes muy por encima de la norma que produce una empresa que se dedica a la trituración de piedras, la cual está ubicada a menos de dos kilómetros de la zona urbana cuando lo indicado es que este tipo de fábricas este a por lo menos 50 kilómetros de las poblaciones.

La pedrera “Triturados El Roble, S.A de C.V”, del Grupo Ave, la cual fue fundada por Alfredo Villarreal Elizondo, está ligada en la actualidad a la familia del exalcalde del Carmen Gerardo de la Maza siendo esta compañía la responsable de estar afectando la salud de los habitantes de las colonias la Alianza, y Buena Vista de dicho municipio ya que estos asentamientos se encuentran a menos de dos kilómetros de la planta trituradora de piedra y están dentro de la zona conurbada de Monterrey.

Las labores de esta empresa traen como consecuencia la contaminación atmosférica, ya que emiten diversas sustancias que provocan efectos perjudiciales al causar afecciones en la salud de quienes habitan en las inmediaciones de dichas empresas, aunado a lo anterior contaminan de manera sonora por los ruidos producidos por las detonaciones de dinamita, mismas que ocasionan daños en las casas habitación y demás propiedades debido a las vibraciones que tales detonaciones generan.

De acuerdo con reportes de calidad del aire emitidos por la Agencia de Protección al Medio Ambiente y Recursos Naturales del Estado, en la zona se presenta un elevado número de partículas suspendidas llegando a niveles alarmantes, lo que ha dado lugar a que la citada agencia emita constantemente alertas ambientales.

En períodos de invierno la concentración de partículas suspendidas aumenta significativamente ya que se presentan fenómenos meteorológicos, tales como frentes fríos, cambios bruscos en la dirección y velocidad del viento, inversiones térmicas y cambios de presiones, que afectan el comportamiento de este contaminante provocando concentraciones con valores superiores a los establecidos por la norma.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los casos de cáncer pulmonar, enfisema pulmonar y asma se han incrementado en la zona y todo apunta a que la causa de estas complicaciones en la salud de los habitantes del Carmen, Nuevo León se deben a la explotación de los minerales por parte de Triturados El Roble.

Las enfermedades que se presentan con mayor frecuencia entre los habitantes de la zona son rinofaringitis alérgica, conjuntivitis alérgica y enfermedades de la piel.

Los dueños de las pedreras en el Carmen, Gerardo de la Maza, su esposa Melisa Diaz, así como su primo Daniel Villareal están presumiendo que cuentan con el control del Partido Verde Ecologista y que cualquiera de ellos se postulara como candidato para la presidencia municipal de ese municipio y así, poder seguir explotando sin ningún problema el mineral.

El poder económico y político está detrás de la empresa Triturados El Roble, que está causando daños a los habitantes de las comunidades del Carmen. Lo peor, es que se han realizado reportes y denuncias ante distintas autoridades y nada ha cambiado, por lo que se necesita que el gobierno del estado, así como la administración federal tomen acciones enérgicas contra la pedrera.

El pasado miércoles 7 de febrero la Secretaría del Medio Ambiente de Nuevo León informó que aplicaron 19 sanciones, la mayoría con la presentación de denuncias penales, contra empresas pedreras, negocios y obras que fueron sorprendidas con emisiones contaminantes.

El titular del medio ambiente estatal, Alfonso Martínez Muñoz, señaló que la Procuraduría Ambiental aplicó las medidas entre el 25 de enero y el 5 de febrero de este año.

Entre las pedreras suspendidas se encuentran Triturados Industriales de Monterrey, Triturados El Roble, Triturados San Jerónimo y Grupo Edmond de México.

Son muy pocas las acciones que se están haciendo para parar la contaminación en la Sultana del Norte, se necesita una acción más enérgica de los tres niveles de gobierno para mejorar las condiciones ambientales de la capital de Nuevo León.