“#Pemex a los gringos les vende el petróleo con mucha agua y a los mexicanos la gasolina con mucho IEPS… vaya pillos.”
@YOSOYSANTAANNA
“La humanidad ha estado dirigida por fracasados.”
NIETZSCHE
Por dónde se le vea. Pemex hace agua. Una historia de piratas; con los robos, con el huachicoleo, con el abordaje a las plataformas, con las deudas a sus proveedores, con su equipo legal, con los sobrecostos. Para colmo, también adultera el petróleo que manda a Estados Unidos; Petróleos Mexicanos le pone, sí, demasiada agua...
Encima de lo anterior, una cosa de lo más ruin (y miren que ya establecimos que hay de dónde escoger): la forma en que la empresa del Estado está tratando a sus empleados en alta mar al racionarles la comida. Me pregunto, ¿será que ellos no son considerados “pueblo bueno” o por qué les niegan tan básico derecho como es el de comer decorosamente?
Pemex trata tan mal a sus empleados que la sección 47 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana fue la que informó del ataque de piratas a la plataforma de Pemex en la Sonda de Campeche y el que los trabajadores tuvieron que ser hospitalizados. Los directivos de la empresa nada dijeron.
Pemex arrastra demasiados problemas y, lo que es peor, no le dan salida a ni uno solo; las autoridades manosean las cifras, hacen maromas, se marean en el proceso. No saben solucionarlos.
Y no, no nos confundamos. No es que los críticos no dejemos trabajar a Claudia Sheinbaum o que inventemos asuntos porque hayamos “perdido privilegios”. La realidad es esta: el gobierno no quiere ni puede con la chamba. Y lo todo lo relativo a Pemex es la forma más evidente de ello.
Valgan dos ejemplos:
(1) El 12 de febrero, la presidenta Sheinbaum compartió una cifra de la producción de petróleo en la mañanera, para ser corregida de inmediato por una reportera de Reuters con datos oficiales en mano.
(2) Víctor Rodríguez, director de Pemex, y Marcela Villegas, directora corporativa, decidieron que ya no se revisen los contratos de la empresa. Así. A todo esto ni la secretaria de Energía ni la presidenta han sido informadas.
Lo anterior es doblemente escandaloso cuando se sabe que Rodríguez Padilla es físico, maestro en ingeniería energética (UNAM) y tiene un doctorado en economía de la energía (U. de Grenoble, Francia). Aunque no sepa de leyes, sí debiera saber que todo debe de ser probado y comprobado. ¿Por qué entonces echar mano de la subdirección jurídica de Petróleos Mexicanos? ¿Que alguien haga su chamba para no incurrir en sobrecostos y tener cómo defender a Pemex en caso de demanda?
No, aquí no sirven los machotes. La complejidad de las operaciones y la diversidad de proveedores (muchas veces empresas internacionales o en coparticipación) exigen de la revisión profesional de los contratos. Pero pareciera que Pemex no desea ganar los pleitos legales ni tener capacidad para presentar recursos, pruebas u objeciones.
En el sexenio de López Obrador, Pemex duplicó sus pérdidas y actualmente debe más de 20,500 millones de dólares a proveedores, mientras que su deuda financiera roza los 100 mil millones de dólares, conforme a sus propios estados financieros. La deuda que se vio disminuida fue gracias a la inyección presupuestal y de estímulos financieros, no resultado de la mejora en su administración.
Quienes manejan Pemex, no conformes con quedar mal con sus proveedores, con drenar la economía interna (de la empresa y del país), con no invertir ni en sus trabajadores ni en sus plataformas, ahora buscan un problema más con los compradores internacionales al tener exceso de agua en el petróleo que se les manda. ¿Listos todos para las demandas? Porque esto no quedará zanjado con una mentada a la progenitora. Las demandas de esta naturaleza salen extremadamente caras.
Pemex como todo México es víctima de la delincuencia y del crimen organizado. Especialmente a través del huachicol por las tomas clandestinas, las cuales se duplicaron en el sexenio pasado. El problema es que las autoridades de Pemex (pasadas y presentes) no hacen nada para evitarlo. El llamar ahora a la Secretaría de Marina para que cuide las plataformas es apenas un vistazo del gran problema que se tiene (en el mar y en tierra) de robo a Pemex.
No hay nada más indigno que lo que sucede en Pemex ni nada más alejado de una recuperación de la soberanía energética. La 4t podrá decir que lo más dañino para Pemex fue el modelo neoliberal; los datos oficiales muestran otra cosa. El enojo de todas las personas que conocen las serias y crecientes deficiencias de la empresa coinciden con que lo más dañino está ocurriendo ahora. Y parte de ello es no querer aceptar que Pemex está seriamente emproblemada.
Si el gobierno quiere recuperar la petroquímica de Pemex, debiera primero enderezar —procurar enderezar— todo lo que está haciendo agua en la empresa del Estado. De otra forma será echar dinero bueno —el de los contribuyentes, esto es— sobre el malo. Pemex no necesita más pérdidas en estos momentos, claro que no.