“No tengo miedo a opinar, tengo miedo de convertirme en otro imbécil más que por el hecho de ser notorio se cree que al público le interesa mi opinión.”
TATO BORES
“Cínico, falso, embustero, cómo te atreviste a dañarme la vida.
Te odio y repito que no te mereces siquiera el aire que respiras.”
ALBERTO ANTONIO MERCADO
El periodista Leo Zuckermann le negó una entrevista en su programa a Hugo López-Gatell, ex zar anticovid y hoy aspirante a ser el candidato de Morena por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. El anterior subsecretario de Salud mostró en sus redes sociales la negativa que le dio el periodista ante la petición que había hecho su equipo para una intercambio en “La hora de opinar”.
Para variar, se quejó y se victimizó.
Todo antes de darse por enterado de que el periodista no abre espacios a precandidatos; él, junto con su equipo editorial, han resuelto entrevistar solo una vez que ya estén decididos los candidatos de una y otra alianza. Tampoco pensó que, cuando una persona está buscando un puesto de elección popular, normalmente tiene que contestar las preguntas que le hacen y no erigirse de antemano en un “santón”. Y es que así precisamente suele comportarse el ex funcionario.
¡Bendita soberbia! Gracias a la misma, si había aún algún perdido que no supiera de los desplantes de nula humanidad del “Dr. Muerte”, ahora puede constatarlos. Por cierto, Gatell promete volver a la Ciudad de México ‘humana’. Se lleva pesado con Claudia Sheinbaum, pues a lo que se compromete significa que la pasada jefa de gobierno no logró hacer de la capital una ciudad más… humana.
López-Gatell tomó la oportunidad que la vida le ofreció de pasar a la historia. Mas no de la manera que ofreció, sino producto de que debido a sus decisiones cerca de 800 mil mexicanos fallecieron de covid. ¡Casi un millón de personas! Porque se trata de personas, no se nos olvide.
México se convirtió en el país con mayor número de fallecimientos entre el personal hospitalario como resultado del virus; el primero en el orbe con mayor número de huérfanos debido a la pandemia. Y sí, con él si hay forma de compararlo con otras naciones ya que todo el mundo sufrió el covid, pero pocas, muy pocas poblaciones llegaron a tan lúgubres resultados.
Tampoco deberíamos olvidar su respuesta en otro espacio de opinión en que lo entrevistaron antes. De una manera fría y cínica respondió: “los muertos ya no votan”.
Lleva razón. Pero los vivos que quedaron sí opinarán y espero que a la hora de emitir su parecer recuerden el desprecio con el que Hugo López-Gatell se refiere a los difuntos.
En algún momento el médico cambió su doctorado en epidemiología por una maestría en hacer la barba, en repetir vacuamente lo que dice y hace su jefe.
Quienes creen que solo seguía instrucciones de López Obrador (y con ello no defiendo al presidente, por supuesto) están equivocados. López-Gatell tenía toda la información; el sí conocía perfectamente lo que se debía hacer ante la pandemia (no profundizaré ahora sobre otras decisiones que tomó al frente de la Cofepris y de la subsecretaria de Prevención y Promoción de la Salud misma).
Hoy, López Gatell, semi candidato, se envanece él mismo. No quiere dejar de ser un peón en defensa de la 4t (además de buscar el fuero, por supuesto). Bajo esa tónica recientemente lanzó un “reclamo” —que resultó nada popular— para eliminar los fideicomisos del Poder Judicial. Él que dice “que el presupuesto sólo debe beneficiar al pueblo” olvidó esto mismo cuando dejó a miles de médicos sin el equipo necesario para enfrentar al covid o cuando prefirió administrarle a los mexicanos vacunas caducas y/o no aceptadas por la OMS.
Ante la negativa del comunicador, López-Gatell le respondió a Leo Zuckermann: “ya llegará otra hora para opinar”. Y sí, eso precisamente esperamos muchos mexicanos. Que el galeno opine, pero desde prisión, mientras paga por todo el mal que ha hecho.
Que sus opiniones se queden en solo eso, en opiniones, y no se vuelvan decisiones que tienen profundos y dolorosos resultados.