LA POLÍTICA EN TACONES
Humildad, perdón, fe, convivencia, solidaridad, lucha interior y amistad son valores que pregona el catolicismo, pero esos principios los hizo a un lado el sacerdote Lázaro Hernández de la iglesia Lasalle de Monclova al pedir desde el púlpito que “se debería matar a las mujeres que abortan”, pues asegura que una mujer que aborta “ya no sirve para nada, va a estar hueca moral, física y psicológicamente”.
Antes de este desatino que se hizo viral en las redes ya había hecho declaraciones sobre el aborto. Después de que la Suprema Corte despenalizara el aborto, el sacerdote señaló:
“No apoyen a las jóvenes matando a sus hijos para que dejen de estorbar y se diviertan, mejor maten a sus hijas para que ellas no estorben”.
Después de las críticas en los medios y en las redes debido a su escandalosa provocación del llamado a matar a las mujeres que abortan vino el fenómeno Fox: “lo que quise decir fue otra cosa”. Se disculpó y tan tan.
La iglesia católica no ha dejado de responder a la despenalización del aborto.
Un grupo de fieles (dicen ellos) se apostó fuera de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para protestar por la determinación de la corte mientras los ministros discutían la objeción de conciencia.
Los “antiderechos” no han logrado tener mucha prensa en sus protestas ni demasiado eco las declaraciones de los jerarcas católicos porque les ganó el rating el tema de las tragedias provocadas por los desastres naturales: huracán, sismo, derrumbes e inundaciones por lluvias intensas.
En el Canal de las Estrellas, por ejemplo, donde prácticamente todas las notas se editorializan con algún comentario negativo hacia las autoridades, la información sobre la despenalización se dio de manera escueta. En alguno de sus espacios entrevistó brevemente a la directora del Grupo de Información de Reproducción Elegida (GIRE). Le otorgaron un poco más de espacio a la nota sobre la protesta fuera de la SCJN, transmitieron varias tomas de los “antiderechos” con sus pancartas, el momento en que gritaban “sí a la vida” y varios segundos mientras rezaban el Ave María, que es otra forma de editorializar.
Recordemos la premisa de los políticos ávidos de foros, “que hablen mal de mí, pero que hablen”. Fue exactamente la que siguió el cura de Monclova con sus declaraciones. No se puede saber si quien grabó la misa era un feligrés de buena fe o una estrategia de comunicación al ver el desinterés de los medios al rechazo ancestral de la iglesia católica al aborto. Si se trató de una acción intencional de comunicación, logró su objetivo porque colocó el rechazo religioso a la despenalización del aborto en todos los medios y en las redes sociales con declaraciones escandalosas de las que se retractó, pero la retractación la vieron muchos menos que su llamado a matar a las mujeres que abortan.
Este tipo de acciones son armas de doble filo, ganan efímeramente espacios mediáticos pero con argumentos tan extremos que pueden ser repudiados por los propios creyentes. Nadie, en la actualidad, por lo menos en la cultura occidental, asesinaría a su propia hija por abortar. Lo que sí puede obtener este discurso de odio es que escale todavía más la violencia hacia las mujeres. Darle argumentos a los que ya ejercen la violencia de género y se dicen religiosos.
Lo que se puede esperar es precisamente lo que anuncia la sentencia de muerte que hizo el sacerdote coahuilense: la “muerte” social si trasciende la información sobre alguna mujer que se practique una interrupción del embarazo, algunos se atreverán a hacer que se cumpla la condena con la “muerte” mediática en las redes sociales, lo cual debería estar entre los delitos que se deben atender con prioridad.
Se ganó mucho con la despenalización, pero todavía falta que los congresos locales realicen los cambios legislativos para armonizar las leyes con el precedente vinculante para los jueces a nivel nacional. También es alentador que el propio presidente de la SCJN anunciara que el Instituto Federal de la Defensoría Pública brindará apoyo legal a las mujeres. No obstante, es una lucha que todavía no termina para las feministas y todas las personas que defienden el derecho a decidir. Además de la armonización con las leyes estatales, falta la reglamentación para que los servicios públicos de salud brinden este servicio.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, conservador en este punto como lo mostró en diversas ocasiones, ha tenido la prudencia de guardar silencio y respetar al poder judicial. Una frase mal elegida tendría un costo político muy alto con quienes están a favor de los derechos de las mujeres y también con los conservadores.
Una institución pública se enfrentó a la poderosa iglesia católica en un tema con el que los jerarcas religiosos habían mostrado una determinante intolerancia y dieron recurrentemente muestras irrefutables de sus acuerdos con la clase política en turno y de su poderío. No es un asunto menor. Se pueden esperar más arremetidas del conservadurismo, pero por ahora, México es el país más poblado de América Latina que entra a la modernidad —se suma a Uruguay, Cuba, Guyana, Guyana francesa, Puerto Rico y Argentina—, que sigue la tendencia del respeto a los derechos humanos de las mujeres o, dicho de mejor manera, que abandona el oscurantismo que sólo castigaba a las mujeres.
@pramirezmorales