Les platico:

Tengo un amigo muy inquieto, emprendedor y disruptivo como él solo.

Tiene una empresa con sede en Houston que se llama Bufete Internacional y que mientras más complica el gobierno mexicano la creación y el desarrollo de empresas en nuestro territorio, Sergio Arturo Vela más jale tiene porque se dedica a abrirles el camino a los que -precisamente- quieren comerse una parte del cuantioso pastel que representa la economía de los Estados Unidos.

Hace cosa de un mes que entrevisté a Carlos Salazar Lomelín, presidente del CCE, lo invité para que atestiguara de primera mano la visión de mi también amigo y ex alto directivo de FEMSA, hoy al frente del santo grial de la IP.

Sergio Arturo quiso decirle dos tres cosas a Rogelio Gutiérrez de la O, flamante Secretario de Hacienda, que sustituye al conato de próximo gobernador del Banco de México, Arturo Herrera.

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Bueno, pues Sergio Arturo le escribió una carta a quien está recibiendo una auténtica papa caliente, calcinada diría yo, por obra y gracia de los proyectos amatorios de López Obrador, a saber: las dádivas a los más jodidos, el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el nuevo aeropuerto, que compite en look, diseño y tecnología, con la Central de Autobuses de Perros Bravos, Nuevo León.

Conste, este preámbulo es totalmente mío y eximo de toda responsabilidad a mi cuaderno jaibo, a quien con la venia de todos ustedes, le cedo la voz y la palabra escrita. Abro comillas:

“Don Rogelio:

El camino que está usted por caminar estará plagado de obstáculos, vados, tormentas, baches, pisos que se mueven y derrapan.

Independientemente de quién tenga razón, la Secretaría de Economía o el Banco México cuando discrepan entre si sobre si la inversión extranjera creció o disminuyó (Grupo Reforma 25 Mayo, 2021), lo cierto es que el ambiente de negocios en México está oscurecido por el barrunte.

El tortugoso y tortuoso SAT

No se puede aumentar la inversión nacional o extranjera si el SAT tarda meses en otorgar una cita para iniciar cualquier actividad empresarial.

Un pequeño empresario no va a ampliar su negocio en México, contratar nuevos empleados, ya sea por nómina o por outsourcing si el Presidente, quien debiera ser el principal aspiracionista del País, los ataca y los condena por desear un futuro mejor para su familia y por ir a la Iglesia todos los domingos, y si se confiesan y comulgan o querer un par de zapatos extra.

Ud. Podría ser un neoliberal

Qué difícil va a ser para usted compaginar sus estudios en la Universidad de Cambridge y su experiencia en Ecanal, S.A. con la filosofía económica del Presidente.

Usted mismo pudiera ser un neo-liberal o conservador que tanto critica el señor López Obrador.

Usted es lector del Reforma y por ende, podría ser tachado de clasista y usted mismo es miembro de la clase media o media alta a la cual se refirió con desprecio burlón y con la sonrisa retorcida, el líder del Ejecutivo hace apenas unos días.

Le deseo que tenga la dignidad de decirle a su jefe que esas declaraciones hacen daño a México y ofenden a las clases sociales que pagan sus impuestos y que son el motor de la economía.

Hace falta alguien que le diga al Presidente que son totalmente innecesarios los comentarios que generan odio y resentimiento social.

Entiendo que el puesto que está por iniciar ya se lo había ofrecido el Presidente desde hace meses y usted había declinado por que dicha oferta de trabajo no incluía libertad para ejercer autoridad sobre el SAT y la UIF, que ahora le reportan directamente a YSQ.

Oportunidad histórica tendrá usted en sus manos una vez que tome posesión; un Secretario de Hacienda tiene el poder de mover los mercados para bien o para mal con un tweet o una conferencia de prensa.

A pesar de que la última palabra sobre cualquier decisión económica la tiene el Presidente, él mismo tendrá que pensar muy bien antes de echarse de enemigo a un encargado de las finanzas del país ya que las consecuencias políticas serían desastrosas.

Urzúa no aguantó

Carlos Urzúa no soportó las decisiones caprichosas del Sr. López, con gallardía presentó su renuncia y es desde entonces crítico feroz de su ex-jefe desde su columna periodística y desde el proscenio del Tecnológico de Monterrey, sede en la Ciudad de México.

Para bien o para mal y quizá inexplicablemente vimos que los electores le refrendaron al Presidente gran parte del poder que le habían otorgado hace tres años y el señor, con mínima negociación, podrá hacer casi todo lo que le venga en gana durante el resto de su sexenio.

Un Secretario de Hacienda firme podría ser un contrapeso limitando las ocurrencias sin sentido del inquilino de Palacio Nacional que no entiende que al atacar a los empresarios grandes y chicos, a los clasemedieros y a todo aquel que piense diferente se está disparando en un pie y se está llevando de encuentro al País.

No hay ningún caso en la historia de la humanidad donde un país aumente sus niveles de bienestar con una economía más pequeña.

El camino que estamos recorriendo es equivocado, usted estudió en el Austin Robinson Building en la facultad de Economía fundada por Alfred Marshall, no imagino a ningún importante economista que usted haya leído avalar el desempeño de la Economía mexicana en los últimos años.

Cambridge y Macuspana

La filosofía económica de Cambridge es neoclásica, ahí estudió Jonh Keynes, nada más alejado de la conducción económica dictada por el Sr. López, que más parece que dirige con ocurrencias el País, como si fuera una miscelánea de Macuspana, Tabasco.

Usted tendrá que elegir entre lo que sabe es mejor para el país y las órdenes necias y cargadas de prejuicios que recibirá de su jefe.

Le pido en nombre de millones de mexicanos, que tenga la integridad para saber decirle que NO, que imprima mesura y juicio equilibrado a su labor y que si es necesario tenga el valor para poner un hasta aquí si lo quieren hacer renunciar a sus convicciones.

Mucha suerte, señor Secretario... la va a necesitar...”. Comillas cerradas.

CAJÓN DE SASTRE

“Que el señor Secretario te oiga, Sergio Arturo, y el Dios de Spinoza también”, dice la irreverente de mi Gaby.

FOTO POR MIKE RODRÍGUEZ:

De I a D: Sergio Arturo Vela, Carlos Salazar Lomelín, su irreverente servidor y Javier Treviño.