Fue durante el debate presidencial de 2018, que uno de los candidatos le espetó en la cara unas cuantas verdades a quien hoy es el presidente de México. “El problema, Andrés Manuel, no es tu edad, sino que tus ideas son muy viejas. Tampoco me parece un problema el que no hables inglés; el problema es que no entiendes el mundo. Lo que pasa fuera de México sí impacta en nuestro país”.

En su momento quizá no se le concedió mayor sentido a dichas palabras. Y es muy lamentable constatar cada día que aquel aspirante no se equivocó sino que por el contrario, las acciones y decisiones del presidente nos confirman constantemente que no entiende o no quiere entender lo que ocurre a su alrededor, en el país que encabeza, y mucho menos lo que sucede más allá de nuestras fronteras.

“Lo que pasa fuera de México sí impacta en nuestro país”, le acentuaron en aquel debate, pero no lo entendió así.

López Obrador, con gran esmero, se ha dedicado a echar por la borda lo que gobiernos anteriores al suyo habían logrado consolidar, es decir, el respeto, la admiración y hasta el cariño que más allá de nuestras fronteras se expresaba por México.

Dando palos de ciego y haciendo a un lado no solo la tradición mexicana señera de la no intervención (Doctrina Estrada) ha provocado conflictos de todo tipo con diversas naciones, y destacadamente poniendo en ridículo a nuestro país.

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A cuatro años de haber asumido el poder, las pruebas y los ejemplos surgen a montones:

Entre lo más bochornoso, por llamarle de alguna manera, está lo ocurrido recientemente con la -no sé si llamarla todavía- ‘Hermana’ República del Perú, toda vez que las relaciones se encuentran en un punto de disenso del que no estoy seguro haya retorno, luego de que el gobierno peruano declaró el pasado martes persona non grata al embajador mexicano, Pablo Monroy Conesa, y le dio 72 horas para abandonar el país andino en respuesta a la “injerencia” que consideran que han hecho las “altas autoridades” de México, entre ellas el presidente Andrés Manue López Obrador.

La declaración se hizo en respuesta a la insistencia de López Obrador de que Pedro Castillo sigue siendo presidente de Perú, sin reconocer a Dina Boluarte como la nueva mandataria que fue nombrada por el Congreso peruano. Aunado a lo anterior, México otorgó asilo político a la familia de Castillo, y Alberto Otárola, primer ministro de Perú, solicitó que el presidente Andrés Manuel López Obrador detenga su intromisión en temas que sólo competen al país sudamericano y lamentó que las relaciones entre México y Perú se hayan deteriorado en las últimas semanas.

Otro conflicto originado por la intromisión de López, fue el que se registró previo a las elecciones de junio de este año en Colombia.

En una de sus conferencias de prensa matutinas, López Obrador se refirió al candidato colombiano izquierdista Gustavo Petro, como quien enfrentaba “una guerra sucia” en su campaña por la presidencia.

“Nada más por un instante voy a decir que le mando un abrazo a Petro desde aquí. ¿Y saben por qué lo abrazo? Porque está enfrentando una guerra sucia de lo más indigno y cobarde, todo lo que ya vimos y padecimos en México”, dijo López Obrador.

Acto seguido la Cancillería colombiana manifestó su inconformidad a las expresiones que consideró “una injerencia desobligante en los asuntos internos de nuestro país”.

“Colombia adelanta un proceso democrático con todas las garantías institucionales para los aspirantes a la Presidencia de la República. Tanto los que apoyan a un candidato, como al otro, merecen todo el respeto de la comunidad internacional y de altos dignatarios”, continuó.

“Con el mismo respeto que hemos profesado por las instituciones y por el señor presidente de México, le solicitamos respetar la autonomía del pueblo colombiano para escoger a su próximo presidente sin injerencias que traten de influir en los electores”, añadió.

Quizá uno de los más vergonzantes momentos para todos los mexicanos, se dio en el marco de una petición que se le hizo llegar al Ejecutivo mexicano por parte del Parlamento Europeo con el propósito de que ofreciese mayores garantías de protección a los periodistas de nuestro país, enfatizando la solicitud en que no fuese él quien propiciase situaciones que generen agresiones hacia ese gremio.

En una resolución aprobada con 607 votos a favor, 2 en contra y 73 abstenciones, la Cámara destacó que «México es desde hace mucho tiempo el lugar más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra». Sólo desde principios de 2022 han sido asesinados siete periodistas.

Pero la iniciativa del Parlamento Europeo no fue bien recibida, el presidente de México, de su propia inspiración, redactó la siguiente respuesta:

“A los diputados del Parlamento Europeo:

Basta de corrupción, de mentiras y de hipocresías.

Es lamentable que se sumen como borregos a la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la Cuarta Transformación, impulsada por millones de mexicanos para enfrentar la monstruosa desigualdad y la violencia heredada por la política económica neoliberal que durante 36 años se impuso en nuestro país.

Sepan diputados europeos, que México ha dejado de ser tierra de conquista y, como en muy pocas ocasiones en su historia, se están haciendo valer los principios libertarios de igualdad y democracia. Aquí no se reprime a nadie, se respeta la libertad de expresión y el trabajo de los periodistas. El Estado no viola los derechos humanos como sucedía en gobiernos anteriores, cuando ustedes, por cierto, guardaron silencio cómplice.

México es un país pacifista que ha optado por la no violencia y somos partidarios del diálogo, no de la guerra; no enviamos armas a ningún país bajo ninguna circunstancia, como ustedes lo están haciendo ahora.

Si estuviésemos en la situación que ustedes describen en su panfleto, nuestro presidente no sería respaldado por el 66 por ciento de los ciudadanos, como lo publicó ayer la encuesta de la empresa Morning Consult que lo coloca en segundo lugar entre los principales mandatarios del mundo. Dicho sea de paso, con más aprobación que los gobernantes europeos.

Para la próxima, infórmense y lean bien las resoluciones que les presentan antes de emitir su voto. Y no olviden que ya no somos colonia de nadie. México es un país libre, independiente y soberano.

Evolucionen, dejen atrás su manía injerencista disfrazada de buenas intenciones. Ustedes no son el gobierno mundial y no olviden lo que decía ese gigante de las Américas, el presidente Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Y así podríamos seguir con la serie de actitudes injerencistas y majaderas por parte del presidente mexicano, pues no hay que olvidar que antes prácticamente le declaró la guerra a España por no atender su exigencia de que el Rey Felipe ofrezca disculpas a México por La Conquista. O que igualmente ya tuvo serios conflictos con Bolivia, desde aquel momento en que decidió convertir al canciller Marcelo Ebrard en una especie de súper héroe al enviarlo con una aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana a recatar a Evo Morales, quien fue derrocado y encontrado culpable de diversos delitos.

También están sus duras críticas tras la sentencia a 6 años de prisión en contra de la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

A través de redes sociales, el presidente aseguró que la condena en contra de la política se trata de un asunto de revancha política y de un acto antidemocrático. En ese sentido, mencionó:

“Expreso mi más amplia solidaridad con la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández. No tengo duda de que es víctima de una venganza política y de una vileza antidemocrática del conservadurismo”.

De tal suerte que cuál si hubiese sido una premonición, hoy constatamos que efectivamente, el problema de Andrés Manuel (uno de muchos) es que, o no entiende que lo que pasa fuera de México sí impacta en nuestro país, o definitivamente, es su objetivo poner en ridículo al país y separarnos del resto del mundo.

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