Tantas dudas acerca de la legalidad de la encuesta de Morena han sembrado Marcelo Ebrard y su equipo que lo único que cabe comentar es que el excanciller es un traidor.
No merece Andrés Manuel López Obrador semejante deslealtad de parte de un político ambicioso que llegó a Morena totalmente en crisis.
Una crisis, por cierto, que Ebrard pudo superar gracias a la generosidad del actual presidente de México.
Por fortuna, quienes mandan en Morena —Mario Delgado, Alfonso Durazo— no permitirán que Ebrard invalide el proceso interno de selección del candidato o la candidata a la presidencia del partido de izquierda.
Delgado y Durazo salvarán el proceso que, si hay lógica demoscópica, será ganado por Claudia Sheinbaum.
Es el miedo a la victoria de Claudia lo que ha llevado a Marcelo y a su gente a descalificar una contienda interna tan democrática como ejemplar.
Pregunta: ¿Después de lo ocurrido en estos días será tan cínico Ebrard como para atreverse a buscar a AMLO para negociar posiciones electorales para él y los suyos?
Respuesta: Claro que sí, cinismo le sobra al excanciller para eso y para más.