De comales y ollas
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, es bilingüe. No me consta, desde luego. Lo afirma Wikipedia: nacido en Miami, Florida, hijo de inmigrantes cubanos, habla inglés y Español.
Entonces, no habrá necesidad de traducirle este refrán: “El comal le dice a la olla: ¡qué tiznada estás!”.
Como no sé si sea popular en Cuba, reproduzco para el secretario Rubio lo que dice acerca de tal paremia la Academia Mexicana de la Lengua: “Se usa en contextos en los que alguien, que tiene un defecto, reprocha o se burla de otra persona por tenerlo”.
Hice en Google esta pregunta: “¿En qué país han sido asesinados más gobernantes?”. Encontré un artículo de La Vanguardia, de Barcelona, España exactamente con ese título. Lo sintetizo:
- “La competición es titánica, porque el mundo ha ido de magnicidio en magnicidio desde Babilonia —un Estado moderno como EE.UU. ha asesinado ya a cuatro presidentes y lo ha intentado con algunos más—”.
- Si incluimos Estados antiguos, el campeón innegable es Roma en su periodo imperial: “Hubo menos emperadores fallecidos por causas naturales que por violencia. De la setentena de emperadores 23 fueron asesinados… y 8 emperadores más probablemente fueron masacrados también”.
- Entre los Estados modernos, el que más ha sufrido asesinatos de sus presidentes es Estados Unidos.
- Cito a Wikipedia: Murieron en atentados “Abraham Lincoln (1865, por John Wilkes Booth), James A. Garfield (1881, por Charles J. Guiteau), William McKinley (1901, por Leon Czolgosz), y John F. Kennedy (1963, por Lee Harvey Oswald)”.
- Ha habido otros atentados presidenciales en Estados Unidos, afortunadamente fallidos: contra tres presidentes en funciones, Andrew Jackson, Gerald Ford y Ronald Reagan —a este lo hirieron y sobrevivió—, y contra dos expresidentes Theodore Roosevelt y Donald Trump —a este cuando, el año pasado, era candidato—. Y creo que me falta como cuatro casos similares.
Reconozcamos el liderato mundial de Estados Unidos en la competencia de más gobernantes asesinados. Debe ser un experto en el tema el secretario Marco Rubio, conocedor de la historia de su país. Seguramente le inquieta el tema de la violencia política estadounidense, ya que él sin duda podría muy pronto convertirse en presidente —ya es el cuarto en línea de sucesión presidencial—, y por simple ley de las probabilidades si logra su objetivo de irse a vivir a la Casa Blanca, estará en riesgo permanente de un atentado, algo desgraciadamente muy frecuente en la vecina nación del norte.
Estará de acuerdo el secretario Rubio en que, dado el récord mundial de violencia política en su país —solo superado por la afición de los romanos a matar a sus emperadores a la menor provocación—, como que se ve medio falso que sermonee con eso de que la violencia política en México es real.
En México solo fueron asesinados Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, en el contexto terrible del conflicto armado que fue la Revolución mexicana, e inmediatamente después —y como consecuencia de la misma guerra civil recién finalizada—, Álvaro Obregón. El último gran atentado político le costó la vida al querido, siempre recordado Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial. O sea, en violencia política estamos muy lejos de los números de magnicidios de Estados Unidos.
El doble homicidio de ayer martes 20 de mayo de 2025 —de la secretaria particular y un asesor de la jefa de gobierno de la Ciudad de México— no asustaría a nadie en el vecino del norte. Supongo que Marco Rubio recuerda que a Donald Trump casi lo matan de un balazo en un mitin en la pasada campaña electoral.
Don Marco Rubio no debería ser como el muy tiznado comal que regaña a la olla por un poco de tizne. Le dejo al secretario de Estado aquí un video de Javier Camarena, a quien habrá aplaudo en el Met Opera de Nueva York, con El comal y la olla de Cri-Cri:
Los y las que no tienen remedio
El Diccionario de la lengua española proporciona una definición de no tener remedio que viene al caso: “Dicho de una persona incorregible”.
En el mismo diccionario, el más importante de la Real Academia Española, se dice de incorregible lo siguiente: “Persona que por su dureza y terquedad no quiere enmendarse”.
Los y las comentócratas de México no tienen remedio. De plano son incorregibles, sin duda porque la terquedad les caracteriza, pero también —y muy especialmente— por negocio.
En anteriores gobiernos, los de las presidencias del PRI y el PAN, cuando los y las comentócratas se ponían en plan enfermizamente chingativo, recuperaban la sensatez inmediatamente después de que a medios y columnistas se les incrementaban las igualas mensuales, ya como publicidad oficial, ya como chayote puro y duro.
La verdad de las cosas es que, en el pasado, las empresas mediáticas y sus principales periodistas merecían que se les llamara comentocracia: porque lo que existía era el gobierno de quienes comentan. La prensa mandaba, evidentemente, y el gobierno obedecía una única orden de los medios: pagar.
Ya no ocurre así. Entonces, en la actualidad se utiliza como burla la expresión comentócratas. Eso creen ser los y las columnistas, pero ya no los pela nadie, o nadie importante. No influyen, no cobran, no mandan. Eso sí, se enojan si se les refuta. Y se enojan más si les pide actuar con responsabilidad.
Hoy la presidenta Claudia Sheinbaum puso en su lugar a la comentocracia. A los y las columnistas les exigió responsabilidad, pero no la mostrarán, no si no se les compra con grandes cantidades de dinero público. No tienen remedio, pues.
Mejor hablar del Torito
Hoy 21 de mayo el joven ciclista mexicano de 21 años de edad, Isaac del Toro, se vio muy superior a todos sus rivales en una complicada etapa de media montaña del Giro de Italia. Llegó a la meta en segundo lugar e incrementó su ventaja en la clasificación general.
Faltan 10 etapas, las más duras a partir del próximo martes. Ojalá el Torito resista. Tiene facultades de sobra para ser campeón, pero en su contra opera el director deportivo de su equipo, un español arrogante que desearía que Isaac se rezagara para que el campeón fuera un ciclista nacido en Barcelona, Juan Ayuso, quien era el favorito pero se ha visto muy interior al mexicano.
La prensa española, mala onda, grilló al Torito cuando derrotó por primero vez a Ayuso en este Giro de Italia, pero creo que el periodismo del país ibérico ya se rinde ante Del Toro. Si los medios españoles vuelven a grillar al Torito, tendremos que exigir a aquella monarquía una disculpa, una más. Porque no se vale ser tan pinches por pura envidia.