En mi columna “Cuando los tripulantes se accidentan a bordo”, narré que el 14 de enero una compañera sobrecargo lamentablemente sufrió un derrame cerebral mientras trabajaba a bordo de un avión de Aeroméxico con destino a la ciudad de Denver. Mencioné la falta de respuesta por parte de ASSA, la asociación sindical de sobrecargos. Pero todo eso fue apenas la punta de un fatal iceberg.
Vamos con calma, porque en los detalles de esta información están los puntos álgidos. La primera información que tuve fue que tres representantes sindicales habían viajado el pasado fin de semana a Los Ángeles, California (sábado 15 y domingo 16), situación que no tendría por qué llamar nuestra atención, pero resulta que dentro de este grupo estuvo la Secretaria de Previsión de ASSA, a quien de acuerdo con el estatuto le corresponde atender los incidentes de los sobrecargos como el de la compañera.
En las redes sociales el tema escaló, y ahí aparecieron opiniones diversas; entre ellas las voces que justificaban ese viaje a California como un derecho humano al descanso. Nadie niega que en fin de semana se tiene derecho a descansar, pero el contexto nos aclarará algunos puntos.
Aeroméxico, la empresa para la que trabaja la representante sindical Doris Gamiño, le había asignado su adiestramiento periódico para los días 17 y 18 de enero. Sin embargo, a mediodía del martes 18 ella estaba abordando el vuelo 645 de Aeroméxico, viajando como miembro extra (como pasajero y no trabajando) de la ciudad de Los Ángeles, rumbo a la CDMX; entonces ¿no tomó el adiestramiento programado por la empresa?, ¿entonces no es esa la razón por la que no respondió las llamadas telefónicas de los compañeros?
Adoración González-Gamiño es la Secretaria de Previsión Social de ASSA, y señalar sus funciones no es tema menor, pues tiene asignado un presupuesto de 34 mil pesos al mes exclusivamente para que tenga a su disposición a un asesor médico. El accidente de la compañera sobrecargo fue el viernes 14 de enero, y fue hasta el sábado 15 que Sandra Carrillo, Secretaria del Trabajo de ASSA, tomó las riendas del caso. Como organización gremial, las reglas, protocolos y procedimientos están estipulados en los estatutos. En ellos se plasman con claridad cómo y quién debe cubrir la ausencia de uno u otro encargado. En caso de no estar disponible la Secretaria de Previsión Social, la Secretaria de Prensa, Ivonne Jurado, tiene la obligación y responsabilidad de suplirla.
La hija de la compañera convaleciente, que al no ser sobrecargo desconoce el estatuto, llamó a los números de todos los representantes sindicales que encontró en la agenda del celular de su mamá. No solo viajó desde Quintana Roo hasta Denver, sola y con sus propios recursos; no solamente tuvo que sobreponerse a la angustia de ver afectada la salud de su mamá, y no se concretó exclusivamente a escuchar los informes de los médicos del país vecino. Ella, con sus 24 años, buscó por todos lados quién la ayudara en la labor de traer a su mamá a México.
Finalmente, el miércoles 19 de enero llegó y la trasladaron con el médico del hangar de la empresa, que revisó a la compañera, y al ver su elevada presión arterial, ponderó que era posible que ella sufriera un infarto u otro derrame, por lo que solicitó su traslado en ambulancia al hospital.
Aquí comenzó la segunda parte del terrible viacrucis. Otra vez buscó sin éxito a “Doris”, la Secretaria de Previsión Social, pero ella y el sindicato brillaron por su ausencia. Fue a través de Patricia Blake, la Jefa de Sobrecargos de Aeroméxico que le pidió al Secretario General Ricardo Del Valle que girara la instrucción para que Doris respondiera el teléfono. Vaya triangulación tan absurda: la parte patronal pidiéndole al sindicato que haga su trabajo: velar por el bienestar de sus agremiados.
Con la instrucción tan directa, Gamiño se comunica y dice que no tenía conocimiento del caso de la compañera. Y en lugar de empezar a trabajar, le reclama airadamente a la hija de la compañera que haya “ventilado el caso”, y le advierte que Aeroméxico puede tomar represalias en contra de su mamá por usar tanto redes sociales, como medios de comunicación. ¡Claro!, entonces sí se había enterado del caso de la compañera siniestrada… ¿por qué reclama de esa forma que una hija haya procurado la atención de su mamá? Si el sindicato hubiera cumplido con su obligación en tiempo y forma, usted no estaría leyendo estas líneas que hoy escribo, así de simple.
Y es que el galeno del hospital al que trasladaron a la compañera desestimó los estudios médicos que le hicieron durante su estadía en Denver y dictaminó que en 7 días podía regresar a laborar. Sin embargo, se negó a dar un parte médico por escrito en el que constara dicho diagnóstico, y solicitó que firmaran el “alta voluntaria”. La hija de la compañera tuvo que “pelear” más de 10 horas en el área de urgencias hasta que logró que otro médico diera una segunda opinión. Gracias al amor de hija para con su madre, logró que la internasen, y ahora se encuentra bajo observación en terapia intermedia.
La valoración que hizo el cuerpo médico de Denver, con base en los estudios allá practicados a la compañera, señalan que su rehabilitación implica de tres meses a un año. Con la salud no se juega, y usted, amable lector, puede colegir conmigo que el nivel de negligencia alcanzado por el sindicato, cuya razón de existir es defender al trabajador, dejó en total indefensión a su agremiada.
No es el único caso, ahora con la pandemia por Covid, muchos compañeros han estado buscando a Doris Gamiño para solicitar asesoría, y ella simplemente no responde las llamadas telefónicas. En cambio, si de amenazar, maltratar e ignorar compañeros se trata, ella se lleva las palmas. No ha chistado en usar el nombre de la empresa para que sus amenazas tengan más fuerza. Flaco favor le hace a Aeroméxico, diciendo que toman represalias en contra sus trabajadores… y suponiendo sin conceder que así fuera, ¿no es labor del sindicato evitarlas y combatirlas?
Dice el diccionario que a aquello que es de poco mérito, se le llama mediocre, y es el mejor adjetivo que encuentro para definir la gestión de la actual Secretaria de Previsión de ASSA. Sólo con mediocridad se puede “nadar de muertito”, esperando que llegue el próximo 31 de enero, fecha en la que termina su nombramiento, después de 10 años de estar brincando en diferentes puestos sindicales.
Es obvio que su indolencia obedece a la fecha tan cercana para dejar el cargo, pero nunca será razón suficiente para no trabajar; nunca cuando es la vida de una compañera la que corre riesgos inminentes; y menos cuando los emolumentos que cobra como representante sindical salen de las cuotas de los sobrecargos agremiados. Debo resaltar que la próxima Secretaria de Previsión Social, ha estado en todo momento en contacto con la compañera y sus familiares, conociendo el caso de primera mano, y como apoyo más bien moral, porque ella tomará posesión de su cargo hasta el 1° de febrero de este año. Sabe que le van a “heredar el conflicto”, pero cuando hay empatía y consciencia gremial, no se llama “problema”, es la oportunidad de ayudar a un colega.