El exconsejero jurídico de AMLO no ha disparado arma de fuego alguna contra el fiscal general Alejandro Gertz Manero.
Julio Scherer ha hecho algo mucho más dañino para un político: primero, exhibirlo en la portada de la revista más importante de México, Proceso, de la que Julio es accionista; después, denunciar al fiscal penalmente por actos de corrupción, y enseguida volverlo a presentar en el semanario histórico como un ejemplo de mal funcionario.
Gertz Manero tendrá que defenderse, y sin duda lo hará. Pero, para hacerlo con credibilidad, no podrá enfrentar las acusaciones como responsable de la Fiscalía General de la República, ya que Scherer lo ha denunciado ante la Fiscalía Especializada en Materia de Combate a la Corrupción, que depende de la FGR.
Se ha especulado desde hace días acerca de la renuncia de Alejandro Gertz a su cargo de fiscal general, pero lo cierto es que la ley solo le autoriza a dimitir por una causa grave, que no existía. El hecho es que ahora, así lo creo, las cosas han cambiado: la denuncia del exconsejero jurídico de la presidencia contra el titular de la FGR es suficientemente grave como para que Gertz se retire con el propósito de defenderse.
Sería terrible que el propio Gertz presionara a la fiscal anticorrupción, María de la Luz Mijangos, para lograr de parte de ella un trato favorable en el proceso que Scherer ha iniciado.
El exconsejero de AMLO no solo ha denunciado a Gertz, sino también al subprocurador de Control Competencial de la FGR, Juan Ramos López, brazo derecho del fiscal; a la fiscal de Asuntos Internos, Adriana Campos López; al de Asuntos Especiales, Manuel Granados Quiroz, y a la ministerio público María Eugenia Castañón Osorio.
Lo anterior significa que si Gertz Manero renuncia para defenderse de las acusaciones de Scherer, ninguno de los denunciados podrá ser nombrado encargado del despacho en lo que se agota en el Senado el procedimiento —que involucra también al presidente López Obrador— para designar un nuevo fiscal general.
Si Gertz Manera renunciara, y por elemental ética profesional debería hacerlo, ¿quién podría sustituirlo?
Juristas competentes sobran en México. Uno de ellos, Santiago Nieto, extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera; otro, el sapiente litigante Javier Quijano; uno más, Ernesto Villanueva, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; están también Ernestina Godoy, fiscal de la CDMX, y la senadora Olga Sánchez Cordero, y pienso que tendrían preparación de sobra abogados menos conocidos pero igualmente expertos en derecho como el capitalino Eduardo Ostos y el tapatío Rodrigo Sánchez Villa…
No incluí en la anterior lista al jurista más mencionado en las columnas políticas como posible sucesor de Gertz en la FGR, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien pronto deberá retirarse del poder judicial ya que se acaba su periodo.
Se ha debatido acerca de si la Constitución permitiría a Zaldívar pasar directamente de la corte suprema a la fiscalía general; según Ernesto Villanueva ello no sería posible, pero otros juristas consultados en su momento por SDPNoticias concluyeron que una combinación de circunstancias —que en el Senado no se pusieran de acuerdo para elegir al nuevo fiscal, y que el segundo en la estructura de la FGR estuviera imposibilitado—, obligarían al presidente López Obrador a nombrar a un encargo del despacho, cargo que sí puede ocupar un ministro de la corte.
Por cierto, hay antecedentes de ministros de la corte que han pasado directamente del poder judicial a una fiscalía. El más conocido tal vez sea el nombramiento que hizo Carlos Salinas como fiscal especial para el caso Colosio de Miguel Montes, en ese momento integrante de la SCJN.
En esta lógica el ministro Arturo Zaldívar no tiene impedimento para hacerse titular de la FGR, así fuere como encargado del despacho. Tampoco tienen impedimento las otras personas mencionadas: Nieto, Quijano, Villanueva, Godoy, Sánchez Cordero, Ostos y Sanchez Villa.
No había una causa grave que hiciera creíbles las profecías de algunos columnistas —que se va Gertz y lo reemplaza Zaldívar—. Pues bien, esta causa grave ya existe.