Por dos fines de semana consecutivos, Julio Scherer, el ex consejero de Presidencia, vamos, exconsejero de todos lo asuntos del presidente López Obrador, devela las intrigas y la corrupción que privan tanto en Palacio Nacional, como entre sus cortesanos.
La semana pasada, Julio Scherer en la revista Proceso, fundada por su padre luego del golpe autoritario que le propinó el expresidente Luis Echeverría al periódico Excélsior, publicó un revelador artículo en el que mencionó las intrigas y acusaciones de chantaje que le organizaron el actual fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero y su aliada dentro del gabinete, la ex secretaria de Gobernación y actual senadora de Morena, Olga Sánchez Cordero.
Durante la semana AMLO calló como momia y logró impedir que sus cortesanos, los de su Gabinete y los empleados de su vocero que acuden a aplaudirle en las mañaneras, hicieran alusión al asunto y solo dijo que es cosa de tribunales y que ahí se resolvería. Punto.
Pero este fin de semana, vinieron nuevas revelaciones de Scherer, mismas que lo ponen cada vez más contra la pared y, sobre todo, dejan ver que su discurso de lucha contra la corrupción se cae a pedazos, que es pura retórica, porque cada vez más integrantes de su familia y de su Gabinete están envueltos en actos de corrupción.
El “vicepresidente”
Julio Scherer hizo la segunda entrega a través de sendas entrevistas que le concedió al periodista Juan Pablo Becerra-Acosta M., hijo de otro gran periodista, Manuel Becerra Acosta, compañero de Julio Scherer padre. Ambos en su momento enfrentaron el embate de Luis Echeverría contra Excelsior, el periódico de la Vida Nacional. Uno fundó Proceso y el otro Unomásuno, también formaron “El grupo” o partido político, cuyo lema era: “Contra las ambiciones personales, nuestra causa es Excélsior”, perdieron con Echeverría (cualquier similitud con lo que sucede hoy con la prensa es mera coincidencia).
El periodista y columnista de El Universal, Juan Pablo Becerra-Acosta, da cuenta de dos “charlas” con el exconsejero Jurídico en las que nos ofrece un panorama sobre el verdadero papel que jugaba el hijo del fundador de Proceso en Palacio Nacional, en sus palabras: Scherer fungía como una especie de vicepresidente. Era, tal como su puesto lo indicaba, el consejero presidencial. Era El Consejero, así, con mayúsculas”.
También revela que Scherer no buscaba el poder, que él no necesitaba ni necesita el poder para vivir: “¡diez veces le dije que no quería estar en el gobierno! ¡Diez veces le dije a Andrés Manuel, Juan Pablo! ¡Diez veces! ¡Y diecisiete veces me insistió! –manotea en el aire para remarcar su aseveración”.
Tiemblan en Palacio
El objetivo de las conversaciones era corroborar qué pasa con las acusaciones que le adjudican algunos empresarios y Gertz Manero y Olga Sánchez Cordero, acerca de haber incurrido en chantaje para resolverles asuntos fiscales del SAT, en las que se habla, incluso, de que prometió arreglarlos de inmediato, pero que tendrían que utilizar los despachos de abogados que él les recomendaba.
Sobre el asunto Scherer respondió dos cosas, que en Palacio más de uno debe estar temblando, porque, afirmó, quien veía esos asuntos directamente es el propio AMLO y segundo, de forma contundente señaló que él personalmente representaría a los empresarios en contra de quien los chantajeó.
¿Qué clase de información debe tener Scherer para atreverse a retar al poder con tanta seguridad?
Así lo dijo:
“¡Por supuesto que no pude haber sido! Yo no fui: los asuntos fiscales relevantes se veían directamente con el Presidente. Ningún asunto relevante con algún empresario lo pude haber visto porque las instrucciones del Presidente a la gente del SAT era que le informaran y que le dijeran si alguien se acercaba para algo”.
Sigue narrando Becerra Acosta su conversación:
-¡Te ofrezco que me los traigas aquí, Juan Pablo!
-Te tienen miedo. Bueno, le tenían miedo al personaje de Palacio Nacional, ¿sí?
-Diles que yo los protejo, que yo los ayudo a poner demandas contra quien los haya engañado.
-¿Que serías coadyuvante?
-Sí. Que vengan aquí… -señala de nuevo hacia las sillas frente a él.
-Les digo, transmito tu mensaje. Pero ese un solo tema. Hay otro asunto…
Scherer mostró dos documentos “confidenciales” sobre usurpación de identidad en contra del Consejero Jurídico. El primero lo relata así: “Con inteligencia del CNI, el 01/nov la FGR, GN y UIF ejecutaron la primera fase contra los implicados en el esquema de suplantación de identidad del Consejero Jurídico de Presidencia, mediante el que gestionaban beneficios indebidos en contratos de gobierno”.
El segundo y quizá el más delicado, porque se entiende o se puede suponer que su trascendencia impactaría directamente en AMLO: “Catalogado como asunto de Seguridad Nacional por el potencial de daño a la imagen de la Presidencia de la República en detrimento de la confianza ciudadana al proyecto de Nación.”
Hasta aquí los entretelones divulgados esta semana, pero, si hay una tercera llamada, como en el teatro, el final podría ser devastador para el inquilino de Palacio Nacional. Bueno en cualquier democracia, un escándalo como este sería devastador, pero en un gobierno autoritario y mediocre, quizá pueda pasar de largo.