Mientras vemos las últimas presentaciones de grandes periodistas en las últimas conferencias matutinas, o “mañaneras”, del presidente Andrés Manuel López Obrador, podemos celebrar, entre la tristeza de su retiro, el fin de algunos personajes que lucraron de forma antiética con tan valioso espacio de comunicación circular.
Personajes grotescos, que en algunos casos comenzaron haciendo periodismo serio y terminaron convirtiéndose en espantosos bufones, encontraron en las mañaneras una “minita de oro”, básicamente vendiendo el exponer temas o hacer “gestiones” frente al presidente en nombre de incontables y en algunos casos, oscuros, intereses.
Sin duda, la continuidad de las mañaneras de la presidenta electa Claudia Sheinbaum será un valioso ejercicio para neutralizar las mentiras y la desestabilización de los medios tradicionales y los poderes fácticos.
Pero, fiel a su estilo personal de gobernar, tengo la seguridad de que la presidenta no dará tanta posibilidad a estos personajes –ustedes saben quienes son, desde unos que van disfrazados de ridículos personajes hasta otras que se adueñan dos horas del micrófono– de abaratar las conferencias matutinas.
Se acabó el negocio de algunos elementos corruptos en las mañaneras. Tendrán que buscarse un trabajo honesto, o dedicarse a otra cosa, porque mucho daño hicieron en este sexenio que termina. Ni más, ni menos.