Las consignas vacías del proyecto “libertario” de Javier Milei se enfrentaron a la cruda realidad del repudio que causó en amplios sectores de la sociedad argentina el intento de meter la “motosierra” a la educación pública y gratuita en su país.
Cómo señala la conocida frase, el personaje que habla con su hermana y su perro para gobernar el que fuera uno de los tres países más importantes de América Latina logró unir a todos, pero en su contra: estudiantes, profesores, jubilados, amas de casa, comunistas, trotskistas, peronistas, piqueteros, kiosqueros y un largo etcétera. Se calcula que más de 800 mil personas salieron a marchar (quizás fueron más) a la calles de Buenos Aires y el resto de las provincias de la república argentina. Una catástrofe, una hecatombe, para un gobierno que no lleva ni seis meses al mando.
Ya se habla de una serie de renuncias al gobierno de Milei, que no va a ningún lado. El fracaso es inocultable: millones de nuevos pobres, aumentos en las rentas, la comida y los combustibles. Mientras tanto, el tipo que habla con su perro muerto., en plan de Nerón, tocando el violín mientras Buenos Aires arde, retuiteando trolls y bots, y dándole like a cuentas pornográficas en X.
Ahí quedarán como testimonios de la ignominia las alabanzas fallidas de personajes como Elon Musk y uno que otro lame suelas mexicano que alabó al “peluca” y ahora tendrá que tragarse sus palabras.