IRREVERENTE

Les platico: por pura ocurrencia, cambié ayer mi vuelo de regreso de la CDMX a estas bárbaras y sedientas comarcas del norte, para experimentar en carne propia la experiencia que ofrece a los pasajeros el AIFA.

Ahora sí, que nadie me lo cuente, de hoy en adelante mi opinión no tiene el mismo rango de “credibilidad” de quienes opinan al más puro estilo de Clemente Jacques, defendiendo a una de las tres “obras” emblemáticas del presidente López Obrador.

Particularmente me refiero a cierta dama de cierto chal -perdón, chat- de ciertos grillos de Monterrey que opina así, de lejecitos sin saber y a lo güey, sobre el AIFA.

Ayer por la tarde tenía mi regreso en uno de los muchísimos vuelos de Aeroméxico hacia Monterrey que parten del Aeropuerto Benito Juárez.

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Pero ahí me tienen de novedoso y cambié mi regreso para volar desde el AIFA en el único que despegó ayer martes 13 de septiembre por la tarde: el 998 de Aeroméxico, de las 19:25 horas.

Desde Santa Fe hasta el AIFA hicimos casi tres horas, por la ruta que va también a Pachuca.

No les doy los detalles para que no vayan a hacer lo mismo, porque me dicen que hay otras formas menos tortuosas de hacerlo a las 4 de la tarde.

AIFA

Primero, los datos

Pablo Casas, director del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídico Aeronáuticas, dice que el AIFA será un barril sin fondo para el erario público; “…al no generar ingresos, dependerá del presupuesto federal.

Y tiene razón este abogado, pues el AIFA tendrá en el 2023 un subsidio de $836 millones 230 mil 355, de acuerdo al Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) del 2023.

Esta cifra es casi el doble de lo que fue solicitado para el primer año de su operación: $419 millones 449 mil.

Mi BigData solicitó por Transparencia al INAI información del costo de operación actual y resultó que los únicos datos disponibles son del primer mes después de su inauguración, el 21 de marzo de este año 2022.

Los libros contables del AIFA registraron el primer mes una pérdida neta de 22.5 millones de pesos, incluyendo la escenográfica inauguración.

El próximo día 21 de este septiembre cumple medio año… y el AIFA todavía no despega.

Las ganancias de su primer mes fueron de $308,000, pero sus pérdidas resultaron 75 veces mayores.

Seguro la señora de las tlayudas ganó más dinero de lo que hoy ganan los sufridos y temerarios emprendedores que ocupan algunos de los escasos locales comerciales.

Como solo hay disponibles datos del primer mes, del 21 de marzo al 21 de abril, el AIFA facturó $9,946 por día.

Un cálculo conservador realizado por la misma fuente de información a la que acudí para esta columna, revela que su costo promedio de operación es de $33 millones por mes.

A como vi ayer las cosas, creo que va a estar en chino mandarín que el AIFA revierta en el 2023 estos deplorables números.

AIFA

Ahora, mi experiencia en el AIFA

Debo reconocer que este aeropuerto -ubicado en Zumpango de Ocampo, Estado de México, es el sueño para cualquier viajero consuetudinario… porque no tiene uno que andarse chocando con gente ni haciendo filas.

Es más, no tienen problemas para encontrar mesa disponible para comer. ¡No hay mesas ni alimentos!

El único de ese giro es un Starbucks y la encargada me dijo que ese día había estado medio flojito.

Desde las 9AM que inició su turno hasta las 6PM que la abordé, me dijo haber atendido como a cien clientes.

Pobre concesionario con esos números.

AIFA

Más meseros que pasajeros

Claro, ya en las áreas de salas de abordar, la cosa cambia, sí hay mesas disponibles, pero hay más meseros que pasajeros y los menús disponibles dejan un mundo qué desear.

Seguro estaba mejor la cosa con la señora de las tlayudas y los anafres que hubo en los primeros días.

De ahí mi recomendación para que si viajan hacia el AIFA, atránquense de cacahuates de los que regalan en el avión, porque va a estar bien cabrón que encuentren algo decente qué comer en este aeropuerto.

También hay más elementos de la Guardia Nacional que pasajeros.

A uno de mis compañeros de vuelo y a este su irreverente servidor, nos echaron los perros encima…los que andan ahí detectando sustancias prohibidas y nos reventamos una buena olfateada de la que salimos bien librados.

Pobres los elementos del escuadrón canino, se han de estar pegando una aburrida de padre y señor nuestro y para que no se les atrofie el olfato, pues entrenan con los pasajeros que ya pasamos los filtros de seguridad.

El estacionamiento del AIFA es una delicia: Chingos de cajones disponibles, por no decir que todos, pero casi.

Ayer por la tarde, después de las 16:00 horas, estaban programados solo 3 despegues, y uno de ellos, de la aerolínea venezolana, hasta la hora que abordé mi vuelo a Monterrey a las 19:00, seguía marcado en la pantalla como DEMORADO.

Un servicio de taxi al AIFA, desde Santa Fe, se cotiza entre $2,000 y $2,800, al menos por la ruta de Pachuca.

No vi ningún camioncito de transporte colectivo.

Tampoco vi a ninguno de los que dan el nuevo servicio de Central de Autobuses AIFA.

Total, una experiencia que haría revolcarse en su tumba al mismo Franz Kafka.

CAJÓN DE SASTRE

“Seguramente el presidente tiene otros datos. Bueno, también los tienen los que opinan a lo güey, sin haber pisado el AIFA en este medio año de sus operaciones…”, remata irónicamente la irreverente de mi Gaby.