A la hora de lo sucedido -en la Ciudad de México- la jefa de Gobierno tenía agendada una de esas conferencias en la capital del estado de Michoacán que -hoy por hoy- se han vuelto tan comunes después de que el mandatario abrió el juego presidencial. De hecho, es muy común que Claudia Sheinbaum no se encuentre presente en la capital del país los fines de semana pues su prioridad, así parece, se ha focalizado en recorrer varios puntos del territorio nacional.

Era sábado, pero creo que, el compromiso moral, social y político, debe ser de tiempo completo. La obligación -como ciudadana gobernante- es estar atenta de la ciudad que gobierna. No sólo se trata de estar al pendiente de lunes a viernes, sino sábado y domingo también. Hay movilidad o bien puede presentarse cualquier situación como la que desafortunadamente aconteció donde se perdieron vidas humanas.

No soy quién para determinar hipótesis o posibles escenarios; será la propia autoridad encargada quien exponga los pormenores de lo que aconteció.

Lo cierto es que, en este momento, la Ciudad de México no es una prioridad para la jefa de Gobierno, al menos eso se percibió desde que el presidente adelantó el juego por la silla presidencial, lo que agitó los ánimos y la efervescencia por posicionarse en el mapa electoral, incluso la mayoría de esa etapa ha sido pisoteando y violando las normas internas pues son, a la vista de todos, actos anticipados de campaña todos aquellos espectaculares, pintas y uso de recursos públicos con fines de publicidad a favor de Sheinbaum.

Con o sin su consentimiento, hay una clara campaña que pone en condiciones desiguales a los principales aspirantes a la silla presidencial. En ese afán por posicionarse hay testimonios de una ausencia de gobierno a pesar de que el secretario de Gobierno, Martí Batres, esté pendiente. Políticamente no es suficiente; repito: hay una responsabilidad moral que el propio pueblo le otorgó en las urnas justo cuando se decidieron por ella en la capital del país en 2018.

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Por ello, la prioridad siempre es, por compromiso social, salvaguardar el cuidado de todos los que habitan esa enorme ciudad.

No es politiquería, sino una reflexión de que, en esta gestión, muchas cosas se hubieran podido evitar sí hubiera más atención. Su presencia física podrá estar de lunes a viernes en la Ciudad de México, pero su pensamiento está -de lleno- en las estrategias de comunicación por el proceso sucesorio que se avecina. De hecho, eso se nota en la descarada estrategia de publicidad a lo largo y ancho del país sin olvidar que, personeros y granjas de Bots, se han concentrado en golpear -políticamente- a los adversarios dentro del partido como el caso de Ricardo Monreal, y el propio canciller, Marcelo Ebrard, quienes reciben injustamente la andanada.

Todo eso se propició desde que el presidente Obrador adelantó la sucesión presidencial. Son síntomas, lo que ahora se vive, lo que ha predominado en un periodo -donde aún no son tiempos electorales- para realizar campaña. Habría que sumarle, a ello, los gastos excesivos y el dispendio a favor de Claudia Sheinbaum lo que resulta, por sentido común, una falta de respeto a los propios principios del partido Morena.

Finalmente, el costo político puede ser muy alto para la jefa de Gobierno de la Ciudad de México que tendrá que tomar una decisión sí va a gobernar de lunes a domingo la gran metrópoli o, en este sentido, pedirá licencia o renunciará para seguir en campaña bajo el pretexto inverosímil de impartir cátedra por varios puntos del territorio nacional tomando en cuenta que hay situaciones, como la que pasó, que quedan grabadas en la mente de la ciudadanía.

Una de ellas es, sin lugar a dudas, lo que ha pasado con el transporte público del metro donde lamentablemente han perdido la vida muchas personas en dos accidentes de esta naturaleza. Una cuando se colapsó un puente y la otra este fin de semana.