Sonora Power
Fuera de toda duda el informe de seguridad que presentó el gobierno federal este lunes 21 de febrero es mucho muy importante, por primera vez desde que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador asumió el mando, parece darse un punto de inflexión en las estadísticas de asesinatos y feminicidios, además claro está de los delitos de los fuero federal y común.
Los datos que dio a conocer la secretaria de Seguridad Rosa Icela Rodríguez son los mejores desde que asumió, y aunque el hecho de que haya 2 mil 427 homicidios en un mes, y de ellos 76 sean tipificados como feminicidio, no son para alegrarse o festejar, la realidad es que este tipo de noticias son necesarias.
Observando con claridad los datos, está claro que el promedio de 79 asesinatos por día, siempre será mucho mejor y más presentable que el de 91 casos registrados en enero del año pasado o los 97 que se informaron en enero del 2020 y los 93 que se registraron en el 2019, primer año de la actual administración.
Los datos son consistentes y de hecho a nivel estadístico es correcto afirmar que se logró una baja del 14.4% en el numero de asesinatos, en la base comparable con el primer mes del año anterior y del 19% si eso se compara con el mes de enero del año 2020.
Me queda claro como observante del asunto que esto es fruto de diversas acciones y estrategias que implementó el gobierno, una en especial es el aumento de la presencia de las diversas fuerzas que representan la Guardia Nacional, el Ejercito y la Marina, sumado esto al trabajo de inteligencia que se despliega para atacar al crimen organizado en sus ingresos.
La otra conclusión, que creo debe ser obvia, es que la violencia no se acaba aquí y que el gobierno está obligado ahora a redoblar sus esfuerzos, a fin de lograr que los focos rojos de violencia dejen de ser tales y el país pueda pacificarse.
Lamentablemente mi estado, que es Sonora, ya se coló al “Top 6″ de la violencia homicida del país, un asunto anunciado a partir de la guerra descarnada y abierta que grupos del crimen organizado tienen por el control de rutas de trasiego en el sur y norte de la entidad; además claro está de los mercados de narcomenudeo que han colocado a Cajeme, Guaymas, Empalme, Caborca, San Luis Río Colorado y Hermosillo, como los escenarios principales de esa disputa.
Junto a Sonora están Guanajuato (1) con 246 homicidios, Michoacán (2) 234, Baja California (3) 218, Estado de México (4) 214, Sonora (5) 159 y Jalisco (6) 149. Durante los 3 años anteriores la entidad por diversas razones había esquivado esa posición dentro de las entidades más violentas, sin embargo a la luz de los acontecimientos más recientes, solo era cuestión de tiempo para que eso sucediera.
Sonora, al igual de los otros estados del Top 6, es un estado que hasta podríamos calificar de violento por naturaleza, porque las disputas territoriales del crimen organizado están presentes desde los años 60 del siglo pasado, pero también por el carácter agreste y rural de nuestro territorio, la cercanía con la frontera y la idiosincracia de esa zona llamada “salvaje oeste” del que en efecto formamos parte.
Sin embargo una cosa es resolver las cosas con el uso de la fuerza, y otra muy distinta es observar batallas campales en donde grupos armados se dan con todo lo que tienen y mantienen secuestrada a una sociedad que lamentablemente está indefensa ante ese tipo de embates, pues las corporaciones policiales parecen inermes ante la fuerza de las organizaciones criminales.
En la reciente visita del presidente López Obrador a Sonora, el gobernador Alfonso Durazo tuvo que reconocer que la Policía Estatal dispone de apenas 860 elementos que deben cubrir el enorme territorio estatal de 179 mil kilómetros cuadrados; esto es apenas un agente cada 207 kilómetros, lo que naturalmente vuelve una misión imposible la seguridad.
Por supuesto que ayuda el actual despliegue de fuerza de la Guardia Nacional, del Ejército y de la Marina, sin embargo la estrategia ha mostrado tener sus fallas y enormes huecos, en una situación en la que queda claro que ha sido la infiltración del crimen en las estructuras de mando de las fuerzas armadas por una parte y por la otra esa misma entrada de personas de muy dudosa reputación en la esfera del poder político y de gobierno.
Muy poco se ha hablado en los medios del incidente en que un exdiputado local, nominado para el cargo por el PT que fue asesinado y su cuerpo desmembrado, en un macabro mensaje de los grupos que operan en la zona de Guaymas-Empalme, pero es un indicio muy claro de que el problema es que los criminales y generadores de violencia se le han metido al gobierno hasta la cocina y por eso el fenómeno es tan difícil de controlar.
El reto de la seguridad en Sonora es mayúsculo, y así lo mostró el reciente incidente en Caborca, donde un grupo armado se posesionó durante 6 horas de esa ciudad, que es cabecera de un municipio fronterizo, sin que importara que a las afueras de la llamada “perla del desierto” hubiera un destacamento de la Guardia Nacional perfectamente armado y equipado para enfrentar ese tipo de contingencias.
Es por eso que se requiere de afinar las estrategia, hacer una limpia a fondo de las corporaciones y de las estructura de gobierno municipales y estatal, incrementar el estado de fuerza aún mas y tomar la determinación de poner en paz a Sonora.
Solo así se frenará esta ola que para el caso de Sonora aparece como incontrolable.
Demian Duarte en Twitter: @Demiandu
Correo electrónico: demiandu1@me.com |