Entre enero y julio de este año hay al menos 462 casos de mujeres desaparecidas en el estado de Veracruz.
Es una situación alarmante que a la fecha no ha tenido la respuesta debida por parte del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, a quien se le ha solicitado rendir un informe sobre el estado que guarda la solicitud de Alerta de Violencia de Género por Desaparición de Mujeres, la tercera que se declararía para ese estado.
En días pasados el grupo de trabajo de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) dijo que será en noviembre cuando se sabrá si García Jiménez cumplió o no con las recomendaciones.
El pasado jueves 5 de septiembre María del Rocío Villafuerte Martínez, encargada de despacho del Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM), dijo que el gobierno estatal recibió nueve recomendaciones en febrero de este año y el pasado 29 de agosto el Gobierno de Veracruz envió un informe con 550 hojas, con un apéndice de evidencias, asegurando que las instituciones cumplieron en su totalidad.
Ahora le toca a la Secretaría de Gobernación decidir si en verdad se cumplieron y se tiene hasta el próximo mes de noviembre para saber si se levantará o no la tercera alerta de género.
Cuitláhuac ya se va, pero la gobernadora entrante, Rocío Nahle, tendrá la tarea de darle seguimiento y vigilar su funcionamiento.
Veracruz es una entidad que se ha visto azotada por la violencia feminicida. Tan solo en este año van casi 40 feminicidios, además, según el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en los seis primeros meses del año ocurrieron 51 homicidios dolosos en contra de mujeres.
La alerta de género no puede esperar más.
Si durante el sexenio de García Jiménez se desestimó la seguridad de las mujeres, adolescentes y niñas y una tercera alerta no fue prioridad, se espera que con la llegada de una gobernadora las cosas cambien. Es tiempo de mujeres, sí, pero sobre todo es tiempo que en cada rincón del país gocemos de seguridad.