Por primera vez, desde que salió de la Casa Blanca en 2021, Trump regresó a Washington el pasado martes para ofrecer un discurso de candidato en campaña y asegurar que un republicano volverá a ocupar la Casa Blanca.

Habló por más de hora y media, casi al estilo de Fidel Castro o de una mañanera de AMLO, y retomó sus temas predilectos, particularmente la lucha contra la inmigración y la criminalidad sin dejar de atacar a su sucesor, Joe Biden, a quien acusó de haber “puesto a Estados Unidos de rodillas”. Cualquier semejanza con ataques contra el neoliberalismo, corrupción y antecesores es mera coincidencia.

Trump bajo investigación

La reaparición de Trump obedece a su necesidad de implementar estrategias para contrarrestar las demandas e investigaciones criminales abiertas por el Departamento de Justicia en relación con su presunta participación en la toma del Capitolio luego de perder la elección frente a Biden.

The Washington Post informó que, en los últimos días, fiscales encargados del caso habrían interrogado ante un gran jurado a testigos, incluidos el exjefe de personal de Mike Pence, Marc Short, y el abogado Greg Jacob. Los fiscales buscan esclarecer conversaciones que Trump sostuvo con sus abogados, especialmente John Eastman y Rudy Giuliani, el último, por cierto, gran amigo y exasesor de AMLO cuando ocupó la jefatura de gobierno de CDMX.

Hay gran presión sobre Trump, los delitos de los que se le acusa son muy delicados y la administración de Biden no permitirá que algo así vuelva a suceder por el riesgo que representa contra la vida democrática de Estados Unidos, por ello el fiscal general de ese país, Merrick Garland, ha señalado: “nadie está por encima de la ley” y las investigaciones “llegarán hasta donde tengan que llegar”.

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Promover el miedo

Para mantener vivas sus aspiraciones por la presidencia y sobre todo, para evitar ir a la cárcel por los temas fiscales, de corrupción en Nueva York, pero principalmente por la toma del Capitolio, Donald Trump está dispuesto a un juego perverso, necesita meter miedo a la población estadounidense, por eso vuelve a tocar temas como el peligro que representan los migrantes y el comercio global y señala a su sucesor, Joe Biden, como un presidente débil que compromete al país ante la presión internacional.

AMLOTRUMPISMO

Trump necesita aliados, y ahí está, como un simple y vulgar empleado, Andrés Manuel López Obrador, que sigue a la perfección el guion trazado para mostrar a Biden débil y presionar con temas migratorios y energéticos. Mientras Trump, no se cansa de sobajar a México y a los mexicanos y de utilizarnos de piñata.

El papel de AMLO

Desde antes de su visita a Washington AMLO confrontó nuevamente a Biden, asegurando que exigiría que dejen de financiar a Mexicanos Contra la Corrupción, que indulten a Julian Assange o si no, iniciaría un movimiento para desmantelar la Estatua de la Libertad, visas temporales para migrantes centroamericanos y, al menos en sus mañaneras, se negó a respetar los acuerdos en materia energética y del T-MEC afirmando que él defendería a México. Muy bravucón, haciendo lo que le conviene a Trump.

AMLO siempre ha justificado a Trump, dice que es su amigo y que con él se alcanzaron buenas negociaciones y respeto. Sin embargo, Trump hace y dice todo lo contrario y, con total falta de respeto, se mofa de haber doblegado al gobierno de México.

La burla

Muy pesar de sus bravuconerías, días antes su visita a Washington, Trump se volvió a burlar de AMLO y de México: “El presidente es un gran tipo, (…) Es socialista, pero es un gran tipo, era muy agradable…” “México nos dio 28 mil soldados por nada. ¿Saben por qué nos dieron los soldados? Porque dije que si no, íbamos a aplicar aranceles a todos sus productos que ingresaban a Estados Unidos y entonces dijeron, nos encantaría darle 28 mil soldados gratis. Nos encantaría, señor presidente”.

Antes, en abril, Trump también se refirió a este momento, durante un evento en Ohio: “Nunca he visto a alguien doblarse así”.

Pero AMLO defiende a su “amigo”: “No, no, él es así, y hay que ver las circunstancias, no voy a polemizar sobre eso”, sin embargo, ante una exigencia respetuosa del Parlamento Europeo en relación con derechos humanos, AMLO montó en colera y envuelto en la bandera suscribió una respuesta, fuera de todos los canales diplomáticos.