No sé quien atacó al conductor de noticieros de alto rating en Radio Fórmula e Imagen TV. Eso deberán averiguarlo la policía y la fiscalía de la CDMX. En redes sociales quedó claro que Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch ya se pusieron en contacto con Ciro Gómez Leyva y seguramente lo hará Ernestina Godoy. Esperemos que haya resultados pronto.

Debemos ser muy serios en esto. No se trató de un intento de robo, sino de una agresión con el propósito de matar a un periodista que no tiene enemigos personales. Se le atacó por su oficio, el periodismo.

Ciro es un comunicador que, me consta, durante todas estas décadas de la violencia, ha caminado por las calles de la Ciudad de México sin escoltas. Lo ha hecho así porque tiene la conciencia tranquila. Anoche traía una camioneta blindada, y qué bueno. Hace tiempo, cuando se la ofrecieron, se negaba a usarla, pero terminó aceptándola como una mínima protección en una trabajo que lo obliga a estar fuera de casa pasadas las 11 de la noche, cuando las vías públicas son más peligrosas en la capital de nuestro país y en todas partes.

Alguien quiso matar a Ciro, y es gravísimo. Sus colegas deben estar alerta. Bien harán la jefa de gobierno Sheinbaum y el presidente Andrés Manuel López Obrador si ordenan de inmediato que las policías locales y federales —inclusive las fuerzas armadas— protejan a periodistas famosos de la televisión como Carmen Aristegui, Joaquín López Dóriga, Denise Maerker, Raymundo Riva Palacio, Sergio Sarmiento, Denise Dresser, Carlos Loret de Mola, etcétera.

Ello porque a Ciro evidentemente lo atacaron por una única falta: ser conocido en un gremio actualmente en el centro de un duro debate nacional.

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A Ciro Gómez Leyva le dispararon para generar inestabilidad política, eso es clarísimo. Habrá quien culpe a las mañaneras de AMLO —lo que sería injusto, ya que agresiones a los periodistas las hemos visto de los tiempos de Miguel de la Madrid, cuando asesinaron a Manuel Buendía—. Habrá quien especule que fueron enemigos del presidente, que de esa manera le complican la gobernabilidad, pero habría que probarlo. Dejemos que quienes tengan que investigar lo ocurrido hagan su trabajo, urge que sean absolutamente profesionales porque es mucho lo que está en juego.

Vivimos tiempos de cambios profundos que siempre son aciagos. Conviene tranquilizarnos todos y todas. Mi solidaridad y aprecio de siempre a Ciro Gómez Leyva.