Hace unos días vi de nuevo “Un domingo cualquiera” (“Any Given Sunday”, 1999) de Oliver Stone, con su cruda representación del futbol americano profesional y el inolvidable discurso “Pulgada a pulgada” de Al Pacino. Me pareció que la película ofrece un marco metafórico sorprendentemente potente para comprender las complejidades de la política, el gobierno y la política exterior.

Lejos de limitarse al futbol americano, los mensajes centrales sobre el trabajo en equipo, el avance progresivo, constante, consistente, y el liderazgo auténtico pueden aplicarse en los ámbitos de alto riesgo donde se gobiernan las naciones y se forjan las relaciones internacionales.

Las lecciones aprendidas del entrenador Tony D’Amato (Al Pacino), en el vestidor de Miami Sharks, van mucho más allá de levantar la moral del equipo, proporcionando valiosas perspectivas para desenvolverse en el impredecible y brutal “juego” del servicio público.

El principio central del discurso de D’Amato —que “la vida es un juego de centímetros”— es profundamente aplicable al mundo de la política y el gobierno. Los grandes cambios políticos, las victorias legislativas o los avances diplomáticos rara vez se logran con un único acto grandioso. Más bien son la culminación de innumerables pequeños y minuciosos esfuerzos, negociaciones y acuerdos.

En el gobierno, todo esto se traduce en un progreso gradual, donde las transformaciones significativas se construyen poco a poco mediante persistentes batallas legislativas, reformas burocráticas y una participación ciudadana sostenida.

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Como sugieren algunas teorías del gobierno, como el “incrementalismo”, quienes toman las decisiones prefieren los cambios pequeños y graduales en lugar de las reformas radicales. Este enfoque reduce el riesgo, aumenta la flexibilidad y permite el aprendizaje continuo.

Ya sea aprobar una ley compleja, implementar un nuevo programa social o reformar una dependencia obsoleta, el éxito depende de la meticulosa atención al detalle y la búsqueda incansable de pequeñas victorias que, sumadas, marcan la diferencia.

El énfasis inquebrantable de la película en el trabajo en equipo y la cohesión es una lección crucial para los gobiernos. Así como un equipo de futbol se desmorona si no logra “recuperarse como equipo”, los sistemas políticos y las oficinas gubernamentales flaquean sin un propósito común y la voluntad de colaborar.

En la política nacional se requiere construir coaliciones sólidas entre partidos, fomentar la cooperación interinstitucional y garantizar que las diversas secretarías trabajen en conjunto para alcanzar objetivos nacionales comunes.

En la política exterior es innegable la importancia vital de las alianzas, la diplomacia multilateral y una voz nacional unificada en el escenario global.

El reto de D’Amato a sus jugadores —sacrificarse por el equipo— refleja la necesidad de que los actores políticos prioricen el bien común por encima de la ambición individual o las divisiones partidistas, fomentando un vínculo de confianza esencial para una gobernanza y unas relaciones internacionales eficaces.

El papel de D’Amato (Al Pacino) también ofrece valiosas perspectivas sobre el liderazgo auténtico y la confianza pública. Su disposición a admitir sus propios fracasos y vulnerabilidades (“Tomé todas las decisiones equivocadas que un hombre de mediana edad puede tomar... Ni siquiera soporto la cara que veo en el espejo”) es un poderoso acto de honestidad que desarma a su equipo y fortalece su credibilidad.

En política, los líderes que demuestran autenticidad, transparencia y disposición a reconocer los desafíos en lugar de proyectar una imagen de infalibilidad tienen más probabilidades de generar confianza en el electorado e inspirar la acción colectiva.

Esta “conexión genuina” puede motivar a los ciudadanos a “luchar por ese pequeño margen” en la implementación de políticas, la participación cívica o las iniciativas nacionales. Los líderes auténticos priorizan la comunicación honesta, crucial para desenvolverse en panoramas políticos complejos y mantener la confianza pública.

Un domingo cualquiera” sirve como un claro recordatorio de la naturaleza impredecible y de alto riesgo del liderazgo en cualquier ámbito. La constante amenaza de una lesión, la presión del rendimiento y la dinámica volátil del juego también reflejan las incertidumbres inherentes a la política, el gobierno y la política exterior.

Las crisis pueden surgir inesperadamente, la opinión pública puede cambiar rápidamente y las relaciones internacionales están en constante cambio.

La lección de resiliencia de la película —la capacidad de luchar para “regresar a la luz” desde el “infierno”— es fundamental. Los líderes gubernamentales deben poseer la adaptabilidad y la fortaleza mental para afrontar desafíos imprevistos, aprender de los reveses y mantener la determinación ante la adversidad, recordando siempre que en “un domingo cualquiera” el resultado nunca está predeterminado.

El memorable discurso de Al Pacino bit.ly/4nJwVYG cristaliza lecciones con intensidad emocional y claridad moral:

1. El liderazgo se trata de ganar la confianza, no sólo de mantener el poder

Tony D’Amato (Al Pacino), el veterano entrenador, representa la vieja guardia del liderazgo. Tiene defectos —está hastiado, desconectado— pero a lo largo de la película, redescubre que el liderazgo no se trata de control ni carisma, sino de conexión, vulnerabilidad y coherencia.

Lección para el gobierno y la política:

Los líderes en la vida pública deben adaptarse al cambio sin perder sus valores. La autoridad por sí sola no basta; la credibilidad se gana con el tiempo escuchando, estando presente y siendo humano. En política exterior, también, la confianza entre aliados se construye mediante el sacrificio y la responsabilidad compartidos, no sólo mediante la retórica o la proyección de poder.

2. Los equipos ganan cuando luchan juntos, poco a poco

“O sanamos ahora, como equipo, o moriremos como individuos. De eso se trata”. La diferencia entre ganar y perder suele estar “a dos centímetros de tu cara”. No se trata de una gran estrategia, sino de cada pequeño esfuerzo, realizado con esfuerzo y esfuerzo, en conjunto. El discurso es una lección magistral de coraje, cooperación y compromiso moral.

Lección para la gobernanza y la diplomacia:

El éxito en la política o las relaciones internacionales no suele ser el resultado de un único acto heroico, sino de la acumulación de pequeñas decisiones, momentos de colaboración y elecciones morales. El progreso es gradual y colectivo, ya sea en reformas nacionales o en la consolidación de la paz global.

3. El ego y el interés propio destruyen el progreso colectivo

El equipo está dividido por agendas individuales: jóvenes estrellas en busca de fama, veteranos resentidos con el cambio, dueños centrados en el dinero. Sólo cuando dejan de lado sus egos funcionan eficazmente como una unidad.

Lección para la política:

La gobernanza democrática se resiente cuando los líderes priorizan la ambición personal sobre el servicio público. El estancamiento, la polarización y los fracasos diplomáticos a menudo se derivan de egos inflados y la falta de voluntad para llegar a acuerdos. La película nos recuerda que la humildad es un activo estratégico.

4. Las instituciones deben evolucionar o colapsar

La liga de futbol americano es una metáfora de las instituciones estadounidenses: talento corporativizado, deshumanizado y mercantilizado. La película critica cómo los sistemas pueden perder su alma cuando olvidan su propósito original.

Lección para el gobierno y la política exterior:

Las instituciones políticas deben reformarse con un propósito, no sólo modernizarse tecnológicamente o superficialmente. Las burocracias, los ejércitos y las alianzas (como la OTAN o la ONU) necesitan una renovación basada en valores fundamentales, o corren el riesgo de quedar obsoletos o alienados públicamente.

5. La moral importa más que el machismo

“Descubres que la vida es un juego de centímetros... y los centímetros que necesitamos están por todas partes”. Esta frase nos recuerda que la vida, y el liderazgo, no se trata de dominio, sino de decisiones éticas que se toman a diario. No es la voz más fuerte la que gana, sino la más consistente y con principios.

Lección para la política exterior:

El liderazgo global no se trata de poder puro; se trata de ejemplo moral. Los centímetros en la diplomacia se encuentran en los derechos humanos, la ayuda al desarrollo, el poder blando y la credibilidad a largo plazo, no sólo en el poderío militar o la influencia económica.

Conclusión: La política de los centímetros

En “Un domingo cualquiera”, el mensaje es claro: la verdadera victoria no proviene sólo del talento o el título, sino de la unidad, la perseverancia y un propósito compartido. Para los líderes de la política, el gobierno y las relaciones internacionales, la película y el discurso de Pacino son un llamado a la acción para liderar con integridad, adaptarse con humildad y servir con pasión, poco a poco.

Como dice el personaje de Pacino: “Eso es vivir: los quince centímetros que tienes delante”. Gobernar también. La diplomacia también. La democracia también.