Un aumento de 2 billones de euros en los costos de la energía eléctrica en los próximos meses (€2, 000, 000, 000) es el resultado del apoyo irrestricto de los países miembros de la OTAN y su intersección con los miembros de la Unión Europea, más el Reino Unido a la aventura expansionista del complejo militar industrial estadounidense en los linderos de territorio ruso.
Mientras que en redes sociales y ya en algunos diarios británicos se difunden cada vez más historias de “recibos locos” impagables para pequeños comercios, que en algunos casos son de cientos de miles de pesos al tipo de cambio actual, los “líderes europeos”, muchos de ellos ni siquiera electos, al pertenecer a la élite dorada de la Unión Europea, parecen incapaces de reaccionar.
Para muestra de la crisis, basta con ver el ejemplo de Italia, con un gobierno que colapsó recientemente y en donde los precios de la energía eléctrica podrían aumentar hasta un 250%, pasando de 150 euros a 600 euros por cada hogar en el 2023. Unos 12 mil pesos mensuales.
Y antes de que algún despistado diga la tontería de que allá se gana en euros y que su PIB es mayor, basta recordar la existencia de altos porcentajes de desempleados en varios países europeos, así cómo la existencia de los “mileuristas”, que subsisten con 1000 o menos euros al mes.
Se estima que a partir de este invierno, hasta el 20% del “dinero disponible” (disposable income) de los europeos se irá en pagos de energía. Y esto repercutirá también en precios de alimentos y en los empleos, ya que las grandes empresas industriales que aún quedan en el “viejo continente” están comenzando a anunciar paros o cierres ya que no les será redituable seguir operando con los altos costes de la electricidad. Se avecina una tormenta perfecta.