“Reliquias ya de navegante flota

entre los pies de un empinado risco,

burla del mar, colmena de marisco,

dorada tablazón, descansa rota.

Sin estayes, sin brújula y escota,

picada de un pequeño basilisco,

la que fue de las nubes obelisco

perdió del rumbo la feliz derrota.

En este, pues, deshecho anfiteatro

que entre las siete maravillas nombro,

triste voz repitió por partes cuatro:

‘Yo soy aquella cómica de asombro,

reina de las acciones del teatro,

que hoy beso el pie de quien pisaba el hombro’”

<br/>

Lope de Vega

“Con tu desaparición

es tal mi estupefacción,

mi pasmo, que a veces creo

que ha sido un escamoteo,

una burla, una ilusión;

que tal vez sueño despierto,

que muy pronto te veré,

y que me dirás: ¡no es cierto,

vida mía, no me he muerto;

ya no llores..., Bésame!”

Amado Nervo

Hace poco más de un año, aquí en SDPnoticias comenté sobre el affaire Gertz-AMLO-Lozoya. El título marcó lo que estamos viviendo: “Gertz Manero, López Obrador y Lozoya, ¿representación, coqueteo o traición? En ese texto aseguraba que el ex director de la empresa del Estado se burlaba del fiscal o viceversa (y que, junto con AMLO, los tres de todos nosotros).

A estas alturas, lo que era un análisis y una hipótesis nos consta. Hemos sido testigos de cómo Lozoya Austin se ha burlado de manera constante de la FGR y en el camino, de todo México. Su cinismo es inconmensurable; no bastó con su cena en el Hunan, ahora tuvo la desfachatez —una cuyo tamaño solo depende del grado de imprudencia de las autoridades, empezando por Presidencia— de solicitar una prórroga de 60 días más para reunir pruebas en su descargo.

A la Fiscalía ya no le quedó cara más que para oponerse a dicha solicitud. Argumentó que ya no hay actos de investigación pendientes de practicar.

Así las cosas, a las 9.00 de la mañana del día de hoy se espera que el indiciado se presente a declarar. La defensa y la FGR expondrían sus razones para que el juez conceda o niegue el diferimiento.

Tal vez la burla continúe y Lozoya no se presente, ya sea porque logre diseñar una nueva excusa o bien porque ya urdió la forma de huir del país. En todo caso, la espera no será larga; estamos a horas de averiguarlo.

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En ocasiones el tiempo es finito y Emilio Lozoya debiera saberlo. Lleva 15 meses vinculado a proceso por el caso Odebrecht y antes de eso estuvo prófugo de la justicia por un año. A pesar de ello no se le impuso prisión preventiva como medida cautelar; tan solo se estableció la retención de su pasaporte (seguramente tiene otros) y la imposibilidad de abandonar la zona conurbada del Valle de México.

Este proceso —por demás desaseado— ha mostrado una constante de la Fiscalía para casi cualquier otro asunto: perseguir, acosar o consentir a los ciudadanos conforme a las veleidades del fiscal y no de acuerdo a la norma. Ejemplos sobran: a los hermanos del primer mandatario, quienes recibieron dinero ilegal, ni siquiera hay una investigación en proceso; a Ricardo Anaya, utilizando la investigación del sexenio pasado, se le hostiga; a los científicos que no han hecho nada más que realizar su trabajo conforme a estatutos, se les persigue; y el peor, la prisión sin razón en contra de Alejandra Cuevas como producto del odio de Gertz Manero.

No me cansaré de repetirlo: la justicia cuatrotera es selectiva, trata diferente a los opositores que a los familiares o a los amigos. Y que la aplicación del Derecho sea arbitraria equivale a que este no exista. Así de sencillo.

Pero en este país somos necios o quizá demasiado manipulables e insistimos.

Siendo honestos, ¿qué podíamos esperar cuando el mismo fiscal es denunciado ante el Sistema Nacional de Investigadores por plagio? Más de 70 investigadores enviaron una carta a la junta de honor del SNI (anexando documentos probatorios) para solicitar que se revise el caso de Gertz Manero, investigador nacional nivel 3, por “faltas a la integridad científica, en la modalidad de plagio”.

A horas de que sepamos cómo continua desarrollándose esta novela de pésima gestión, podemos imaginar algunos escenarios:

Uno donde Gertz Manero termina la representación, coqueteo con Lozoya y tratando de quedar bien con López Obrador, encarcela a Emilio para que enfrente su juicio desde prisión. Otra, en la que Lozoya se sigue burlando de la 4T —y traicionando el buen trato que le brindaron—, y no se presente a declarar. Una más, en la que el titular de la FGR sea removido de su cargo (no que con ello el sustituto vaya a garantizar un mejor desenlace para este caso). Y la más triste: que la mofa continúe por parte de unos y otros. Que Lozoya vaya a “declarar” y acto seguido se dirija a comer a algún otro buen restorán de la CDMX.

Hasta hoy la burla está ahí. El criminal confeso sigue libre y la puesta en escena lleva demasiado tiempo proyectándose. A unas y otras autoridades les ha servido de distracción en un país donde suceden cosas atroces todos los días. Donde ocurre de todo menos el respeto al estado de Derecho y la impartición de justicia.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero