Los mexicanos pudimos haber ahorrado millones, si al final todo iba a reducirse al capricho de Andrés Manuel, avalado por una presidenta que aún no muestra señales de tener una agenda propia. Claudia Sheinbaum parece más una vocera que su sucesora.
Este domingo se confirmó que el INE como órgano autónomo ha desaparecido. Hoy es un instrumento más del régimen. Y la Suprema Corte… ni el dedazo hubiera producido un perfil tan hecho a la medida de Palacio.
El rechazo ciudadano no basta para dimensionar el daño. Están desmantelando el país pieza por pieza, institución por institución.
Y para colmo, colocan en la SCJN a un populista que parece un Noroña con toga.
En vez de iniciar con la dignidad que implicaría por primera vez tener a un indígena mixteco al frente de la Corte, este personaje decide empezar haciendo el ridículo: sobreactuando, politizando y avergonzando. No llega con temple, llega con consignas. No viene a impartir justicia, sino a recitar propaganda.
La reforma al poder judicial no es producto de una idea de justicia republicana y democrática, es producto de la venganza de un expresidente dolido, con fuertes traumas alimentados por una ambición enfermiza de poder.
Revés de la sociedad mexicana
Desde la elección del 2021, Morena y particularmente AMLO, recibieron un fuerte revés por parte de la sociedad civil que con su voto le quitó al partido en el gobierno la mayoría absoluta en el Congreso.
El INE de ese entonces, aún ciudadano, autónomo e independiente, debía actuar como garante de la voluntad popular. Con Lorenzo Córdova al frente y un consejo de ciudadanos comprometidos con la democracia, el instituto cometió el grave error de defender la voluntad del pueblo a pesar de la presión de AMLO, quien entonces utilizó toda la fuerza del Estado.
A pesar de ello, el resultado fue la integración de un Congreso plural, donde los partidos de oposición aún podían serlo y, pese a las traiciones, detuvieron las reformas de la industria eléctrica y la del poder judicial.
AMLO, furioso, amenazó, no importaba, porque en la elección de 2024 Morena ganaría la mayoría absoluta y pasaría su Plan C con 20 reformas, incluyendo la del poder judicial advirtiendo que sólo necesitaba un mes, septiembre de 2024, para lograrlo.
Debilitar al INE
AMLO trazó y cumplió su plan. Logró debilitar al INE y al poder judicial utilizando las reglas democráticas que los regían. En el caso del INE esperó al término del periodo para el cual fue electo el último consejero ciudadano del instituto, Lorenzo Córdova y algunos otros para imponer a su gente.
La actual presidenta del INE, la sonorense Guadalupe Taddei, aparte de tener fuertes vínculos políticos y familiares con el consejero general de Morena, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo y con el secretario particular del expresidente, Alejandro Esquer, tiene a más de cinco familiares de primer grado incrustados en los gobiernos federal y estatal de Morena. Fue impuesta como presidenta a través de un proceso de insaculación en la Cámara de Diputados que fue controlado por Morena y sus aliados, que se llevó a cabo luego de que las fuerzas políticas representadas en la Cámara de Diputados no alcanzaron un consenso para nombrar a los nuevos consejeros electorales.
Desdibujar al poder judicial
Con el poder judicial sucedió algo similar, en la primera mitad de su mandato propuso a José Luis González Alcántara que inició en diciembre de 2018 en sustitución del incómodo José Ramón Cossío, un ministro con experiencia en el poder judicial que, al no prestarse a los juegos de AMLO, terminó siendo acusado, abierta y cínicamente, porque ya no compartía su proyecto de transformación y actuaba más en función de los mecanismos jurídicos que en la búsqueda de justicia.
Impuso también a otros mucho más allegados y comprometidos, a Yasmín Esquivel, esposa de José María Riobóo; Loretta Ortiz, compañera en su larguísima campaña de más de 18 años por la presidencia y ex esposa de quien fue nombrado como fiscal especial para delitos electorales, Agustín Ortiz Pinchetti.
Pero, la peor de sus imposiciones fue Lenia Batres, hermana de Martí Batres, el ex porro y flamante director del ISSSTE. Lenia no logró los votos necesarios ni con el favor de Morena y después de tres rondas de votación en el Senado sin que se llegará a ningún acuerdo, AMLO ejerció sus facultades para imponerla.
Ya con esto AMLO y Claudia no requerían de la absurda reforma al poder judicial, ya tenían el control absoluto de la Corte, pero, como el criterio de AMLO es la venganza y el capricho, arrasó con ministros, magistrados y jueces, destruyendo de paso el principio fundamental de la división de poderes. No tienen llenadera.
La farsa de la elección se consumó, con el INE controlado, los resultados fueron exactamente los mismos que el “acordeón” que descubrió y publicó Reforma. Otro capricho de AMLO, poner en la Corte a un activista oaxaqueño, pretendiendo emular a Juárez, y creer que eso le da legitimidad.
X: @diaz_manuel