Porque estás que te vas

Y te vas, y te vas, y te vas

Y te vas, y te vas, y no te has ido

Y yo estoy esperando tu amor

Esperando tu amor, esperando tu amor

O esperando tu olvido

José Alfredo Jiménez

A un mes y 20 días de la tragedia de la Línea 12 de la Ciudad de México que dejó 29 muertos y más de 70 heridos, la directora del Metro, Florencia Serranía, fue despedida o eso parece.

Hasta este momento no se tiene conocimiento público de que exista alguna investigación o auditoría a su gestión por parte del gobierno de la capital, del Sistema de Transporte Colectivo o de la Secretaría de la Función Pública. Y la solicitud en el Congreso para que compareciera fue desechada por la aplastante mayoría Morenista. Solo el sindicato del Metro planteó en su momento llamarla a rendir cuentas, pero también este fue acallado.

“Yo soy la directora del Metro”

Inolvidable su “yo solo soy la directora del Metro” cuando se le cuestionó en enero del incendio en la subestación del complejo Delicias, el cual tuvo una víctima mortal. En ese momento olvidó que se había autonombrado subdirectora de “mantenimiento” y como tal, era responsable de ese tipo de situaciones ocasionados, sí, por falta de mantenimiento.

Meses después, ante el colapso de un tramo elevado de la L-12, quien hizo frente a la justa indignación de la ciudadanía no fue Florencia, ella fue protegida por su jefa directa Claudia Sheinbaum y de forma indirecta por López Obrador. ¿Por qué?

La razón es histórica y más sencilla de lo que parece. Florencia fue directora del Metro en el periodo de 2004-2006, cuando Andrés Manuel era jefe de la Ciudad de México; pero es una participación que continúa, pues ahora se encuentra asociada con Mota Engil México, empresa que construye el tramo 2 del Tren Maya, cuyo contrato asciende poco más de los 12 mil millones de pesos.

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Estas razones “históricas” vuelven imposible imputar a la ex funcionaria con cargos, pues tendría que enfrentar procesos (civiles, administrativos y posiblemente penales), que llevarían a una nueva licitación de contratos vigentes con el Estado mexicano.

Por esas razones económicas, de tipo aspiracionista, es que Florencia Serranía no enfrentó la tormenta que significó la reciente tragedia del Metro.

Los costos políticos de su desidia al frente del STC Metro impactaron en las elecciones y tendrán otros costos más adelante en la percepción que tienen los habitantes de la Ciudad de México.

Así que mientras deciden si la despiden o se va, si se confirma una cosa u otra, algo queda claro: hubo víctimas producto de su gestión y hay interés de protegerla.