Durante la Semana Santa pasada, algunos políticos se volvieron creativos y citaban lo que filósofos, pensadores y personajes famosos dijeron alguna vez sobre Jesucristo. Puesto que todo tweet es por definición sesgado, vale la pena ir mejor a las fuentes originales.
En el año 590 d.C., el Papa Gregorio I reveló una lista de los “siete pecados capitales” (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza) como una forma de evitar que el rebaño se desviara. Sin embargo, en estos días, la lista del Papa Gregorio parece menos un medio para el comportamiento moral que una descripción de las sesiones del Congreso.
El 22 de octubre de 1925, Gandhi publicó una lista que llamó los “siete pecados sociales” en su periódico semanal “Young India”. Estos son los siete errores garrafales que comete la sociedad y que causan toda la violencia: política sin principios; riqueza sin trabajo; placer sin conciencia; conocimiento sin carácter; negocios sin ética; ciencia sin humanidad; religión sin sacrificio.
Pero hay otros pensadores, a los que casi nunca se refieren los políticos, que vale la pena recordar en estos tiempos de polarización y divisiones en la sociedad. CS Lewis, o Clive Staples Lewis, fue un renombrado escritor y erudito británico. Es ampliamente considerado como uno de los más grandes pensadores cristianos del siglo XX, y sus obras han tenido un profundo impacto en la teología, la literatura y la cultura popular cristianas.
Nacido en Belfast, Irlanda del Norte, en 1898, Lewis era hijo de un abogado y de una devota madre anglicana. De niño, estaba fascinado por los mitos, las leyendas y los cuentos de hadas, que luego influirían en su escritura. También fue un lector voraz y un estudiante intelectualmente curioso en las universidades de Oxford y Cambridge.
Lewis es quizás mejor conocido por su serie de siete novelas de fantasía, “Las crónicas de Narnia”, que ha vendido más de 100 millones de copias en todo el mundo y ha sido traducida a más de 47 idiomas. Los libros, que fueron escritos para niños, pero que también han sido disfrutados por adultos, cuentan la historia de una tierra mágica llamada Narnia, donde conviven animales parlantes, criaturas míticas y seres humanos. La serie es una obra maestra que se basa en gran medida en temas e ideas cristianas.
Sin embargo, Lewis no fue sólo un autor para niños. También fue un prolífico escritor sobre teología y apologética cristianas, y sus obras sobre estos temas han tenido un impacto significativo. Algunos de sus libros más famosos incluyen “Mero cristianismo”, “El problema del dolor” y “Las cartas del diablo”. Lewis defiende la existencia de Dios, la divinidad de Jesucristo y la validez de la moralidad cristiana.
Más allá de sus logros literarios, Lewis también fue un académico respetado y miembro de “Inklings”, un grupo de escritores y pensadores que incluía a J.R.R. Tolkien y Charles Williams. Enseñó en la Universidad de Oxford durante muchos años, y su cátedra sobre literatura medieval y renacentista fue muy apreciada. Sus escritos se caracterizan por su claridad, humor y profundo conocimiento de la condición humana.
CS Lewis tenía una visión compleja y matizada de la política. Creía que el poder político era un mal necesario y que debería estar limitado y restringido por principios morales y éticos. Se mostró escéptico ante las ideologías políticas y los movimientos que prometían resolver todos los problemas de la sociedad a través de la acción del gobierno. Consideró que eso era peligroso, porque a menudo conducía a la concentración del poder en manos de unos pocos y a la supresión de las libertades individuales.
En su libro “La abolición del hombre”, Lewis argumenta que la tendencia moderna de reducir los valores morales a sentimientos y preferencias subjetivos es peligrosa, porque conduce a la pérdida de estándares morales objetivos que son necesarios para una sociedad sana. Creía que la ley moral no era sólo una invención humana, sino un reflejo de la voluntad divina, y que era el fundamento de la sociedad.
Lewis también rechazó la idea de que el Estado debería asumir el papel de árbitro moral, o que debería tener el poder de dar forma a las creencias y valores de las personas. Creía que ese papel era mejor dejarlo en manos de individuos e instituciones privadas, como la familia, la iglesia y las organizaciones de la sociedad civil.
Al mismo tiempo, Lewis vio la política como una esfera importante de la actividad humana y estaba convencido de que los cristianos tenían la responsabilidad de participar en ella. Sin embargo, enfatizó que la participación en la política debe estar guiada por principios morales y éticos, y que los individuos deben trabajar para promover el bien común, y no sólo sus propios intereses.
CS Lewis marcó un alto estándar para el liderazgo político. Creía que los líderes deben ser honestos, virtuosos y motivados por el deseo de servir. En su libro “Mero cristianismo”, Lewis argumenta que los mejores líderes son aquéllos que pueden ver más allá de sus propios intereses y ambiciones personales, y que están comprometidos a servir a los demás. Creía que el verdadero liderazgo era una forma de servicio y que los líderes que concentraban poder, o que buscaban el poder por el poder mismo, eran peligrosos.
Lewis también enfatizó la importancia de la humildad en el liderazgo político. Él creía que los líderes deberían estar dispuestos a admitir sus errores y estar abiertos a aprender de los demás. Vio la humildad como una característica clave del liderazgo y creía que era necesaria para construir comunidades fuertes y saludables. Al mismo tiempo, reconoció que el liderazgo político era una tarea difícil y compleja, y que los líderes inevitablemente enfrentarían dilemas morales. Creía que los líderes deben guiarse por principios morales y éticos, y que deben buscar la sabiduría y el consejo de los demás cuando se enfrentan a decisiones difíciles.
En su libro “El problema del dolor”, Lewis también enfatiza la importancia de los líderes que pueden inspirar y animar a otros. Creía que los líderes que pueden ofrecer una visión de esperanza y un sentido de propósito pueden ayudar a motivar a sus seguidores, y pueden ayudar a crear un sentido de comunidad compartida y propósito común.
De mi lectura de la obra de CS Lewis, concluyo que los líderes deben:
1. Elegirse en función del carácter y la virtud, y no de la mera popularidad o la habilidad para manipular.
2. Priorizar el bien común, y no los intereses individuales o especiales.
3. Ejercer la autoridad con humildad y sentido de servicio, y no con un deseo de poder o dominación.
4. Promover la paz y la justicia, y no la agresión o la división.
5. Reconocer y respetar la dignidad y el valor inherentes de cada ser humano, independientemente de su estado o posición.
6. Ser responsables ante las personas a las que sirven con decisiones sujetas a escrutinio y crítica.
7. Cultivar una cultura de honestidad, integridad y transparencia, y no de secretos o engaños.
8. Buscar fomentar un sentido de comunidad y cooperación, y no de polarización y conflicto.
9. Ser conscientes de las consecuencias a largo plazo de sus acciones, sin buscar ganancias a corto plazo a expensas de las generaciones futuras.
10. Guiarse por principios éticos y morales, y no por consideraciones meramente pragmáticas o convenientes para su acumulación de poder personal.
Con los avances en la inteligencia artificial hay quienes hoy se apuran a llegar a conclusiones rápidas, sin reflexionar. No nos engañemos: la inteligencia artificial no convertirá a los políticos en mejores líderes. El liderazgo no es un producto de la tecnología. En estos tiempos complejos, la voz de los pesimistas en las columnas y en los chats siempre suena muy inteligente. Pero, en realidad, son las acciones de los optimistas las que construyen un mejor futuro. Creo que la lectura de las viejas ideas de CS Lewis le haría mucho bien a los nuevos políticos de hoy.
Twitter: @javier_trevino