Una noticia que el día de ayer llegó a ser “trending topic”: la caída en picada del precio de las acciones de la empresa del Caballero Águila, mejor conocida por todos nosotros como Aeroméxico. En medio de la maraña informativa surgen diferentes puntos de vista, que vale la pena reseñar.

Son tan diversos como contradictorios. Van desde quienes se burlan del acontecimiento en redes sociales, y por supuesto no pueden faltar los analistas financieros de ocasión, esos que aprovechan la oportunidad para opinar y sentenciar, como José Yuste, quien dejó clara su postura:

“@joseyuste La caída de más del 70% de las acciones de @Aeromexico muestra una salida complicada del Chapter 11. Todo hubiera sido distinto si el gobierno hubiera apoyado las aerolíneas. Interjet quebró. Aeromexico se sometió a cirugía mayor. Y Aeromar está en veremos”

No pretendo que nuestro flamante economista y periodista, en menos de 280 caracteres haga un análisis sesudo de la situación financiera de la aerolínea, pero es de mencionarse que 42 palabras le alcanzaron para repartir culpas, y sobre todo, exonerar a priori, y de pasadita lavar algunas caras. El analista fue incapaz de cuestionar las razones de fondo, y es que, sin temor a equivocarme puedo asegurar que Aeroméxico está hoy en esta situación debido a una pésima gestión por parte de su director, Andrés Conesa.

¿Qué pruebas tengo de ello?, Empiezo por los hechos históricos y comprobables: desde la creación de la controladora gubernamental CINTRA allá por los años noventa, Conesa tomó el cargo de Presidente del Consejo de Administración; ya entonces traía en mente que ni Aeroméxico ni Mexicana de Aviación podrían durar mucho siendo parte del gobierno. Con la llegada del panismo a la presidencia, puso en marcha la operación “venta de las aerolíneas y su desincorporación de CINTRA”. El joven Andrés, ambicioso buscó siempre colocar en un mejor lugar a la aerolínea de la cual, después sería su director, Aerovías de México (Aeroméxico).

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No fue casualidad que durante el sexenio de Vicente Fox, la empresa Mexicana de Aviación fuera vendida a Gastón Azcárraga en 156 millones de dólares, cuando, de acuerdo con documentos en poder del Senado de la República cada una de las aerolíneas de CINTRA costaba cerca de mil millones de dólares. Por Mexicana, terminaron pagando escasos 10 millones de dólares ¡una ganga!

Posteriormente, todavía como responsable de CINTRA, Andrés Conesa “vendió” la aerolínea Aeroméxico a BANAMEX, un banco imposibilitado por estar dentro de la panza del FOBAPROA, y que “casualmente” tenía entonces como Director General a Javier Arrigunaga. ¡Las vueltas que da la vida!, hoy Conesa es Director de Aeroméxico, y Arrigunaga es Presidente del Consejo de Administración de Grupo Aeroméxico. ¿Conflicto de intereses? Si no lo es, se le parece mucho.

En 2009, el entonces Secretario de Comunicaciones y Transportes nos termina espetando -a los sindicatos aeronáuticos- que sólo una de las dos aerolíneas bandera tiene cabida en el mercado aéreo. En esos momentos todos pensamos que iba a ser Aeroméxico la empresa que terminaría por bajar de vuelo y colgar sus alas. Desde antes de entrar a CINTRA y después de salir de ella, la empresa siempre se manejó en números rojos. A diferencia de Mexicana que tenía un amplio historial de finanzas sanas.

Cuando el gobierno de Felipe Calderón logra finalmente bajar de vuelo a Mexicana de Aviación (2010), dejó el terreno para Aeroméxico más que allanado. Mejor posicionada ¡imposible! La gran mayoría de rutas y slots que eran de Mexicana fueron “prestadas” a Aeroméxico por decisión de Juan Molinar Horcasitas, y aunque una pequeñísima parte del mercado fue aprovechado por aerolíneas de bajo costo, Aeroméxico fue la más beneficiada.

Pero más allá de este tráfico de influen… digo, de estas inusitadas casualidades, la pregunta es, queridos lectores ¿qué hizo Aeroméxico durante los 10 años que no tuvo competencia alguna? Cada año la empresa se la pasó esgrimiendo el mismo argumento ante los trabajadores: que “estaban pasando una mala racha”, y por eso las constantes solicitudes de convenios de ahorros con ellos (por convenio de ahorro debemos entender: acuerdos para pagarles menos). Tanto en 2013 como en 2014 lograron abaratar los Contratos Colectivos con Pilotos y Sobrecargos; esto es, abrir la posibilidad legal de que existan pilotos y sobrecargos, que con las mismas funciones y responsabilidades, sean 60 por ciento más baratos. A esto se le conoce dentro del medio como “los contratos B”. Insisto ¿a dónde se fueron todos esos ahorros generados con los recortes a las prestaciones de los tripulantes?

Y es que no sólo con el personal aéreo tuvieron ahorros, también con el personal de tierra lo hicieron. Aunque no les guste a los directivos de Aeroméxico que se diga, han estado contratando trabajadores mediante diferentes outsourcings, incluso antes de entrar al Capítulo 11 ante la corte de la Ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos de Norteamérica.

Con la llegada de la pandemia, todos sus problemas financieros se los achararon al Sars-Cov-2. Los trabajadores no me dejarán mentir que los administradores de la línea del Caballero Águila optaron por fórmulas probadas: pagar el 50 por ciento de los salarios a pilotos, los sobrecargos estuvieron “rotando”, esto es sin volar pero sin cobrar su salario durante varios meses, y al personal de tierra también le fue recortado -sin aviso previo- el 50 por ciento de su sueldo. Así llegaron a diciembre del año pasado, con sendas propuestas de convenios multianuales de ahorro (por un periodo de cuatro años de vigencia), en los que se recortaron aún más sueldos y prestaciones de todos los trabajadores. Todo con la falsa premisa de “salvar a la empresa”.

Hoy que las acciones de Grupo Aeroméxico se desploman al anunciar la oferta pública de adquisición de títulos accionarios, la pregunta que me viene a la cabeza es indudablemente: prácticamente con el monopolio del mercado y sin competencia real, ¿qué hizo la administración de Aeroméxico con todos los ahorros que han tenido “sangrando” a sus trabajadores?

Nadie niega que la empresa que capitanea Andrés Conesa Labastida está “la mar” de endeudada; le debe hasta la camiseta a diferentes grupos de inversión como Apollo Global Management, y ya veremos cómo le afecta esta caída en el precio de las acciones con el tema de su próxima salida del Capítulo 11.

Pero si algo puedo afirmar con vehemencia, es que no es real, justo ni suficiente asegurar que Aeroméxico está en este tremendo bache por “falta de apoyo” del gobierno, como sentencian algunos en 42 palabras.