“Es la incongruencia, estúpidos”
PARAFRASEANDO A BILL CLINTON (1992)
“Incluso la persona más tranquila y coherente puede pasar por un gran momento de ruptura. Un periodo para la locura, por así decirlo. Seguramente todos necesitamos esos puntos de inflexión.”
HARUKI MURAKAMI
Ya no hay manera de ocultarlo, ni siquiera para el consumo interno de ‘la Transformación‘. La terrible realidad que azota al país se llevó la vida de dos servidores públicos. Muy cercanos al régimen cuatroteísta en la capital; tan cercanos que una era la secretaria particular de Clara Brugada y el otro asesor del gobierno de la CDMX. A manos asesinas perdieron la vida Ximena Guzmán y José Muñoz. Ayer las ejecuciones sin aparente motivo golpearon de lleno a la 4t.
Seguramente fue una acción más que pensada. ¿Una respuesta? Algunos teorizan que se trató del CJNG después del magistral golpe que recibió el fin de semana por parte de la SSPyC federal. ¿Hubo saña? ¡Claro!, quien lo ideó quería ver en vivo la respuesta de la presidenta, de Omar García Harfuch y de Clara Brugada. ¿Imperdonable? ¡Por supuesto! Igual que los más de 17,400 asesinados en este sexenio y los casi 200,000 del pasado.
Así que, sin politizar, aquí les van mis comentarios: la Transformación cree que todos son de sus condición. Mas, en realidad, no pocos ciudadanos estamos cansados de que, a cada asesinado, la 4t de entrada esgrima “andaba en malos pasos”. Hoy que el crimen se ha alimentado de su bando, en el oficialismo ya no dirán eso. ¿Mi punto? Ojalá no volviéramos a escuchar nunca, de nada ni de nadie (aún menos por parte de las autoridades), “son culpables de tener malas compañías”.
Se sabe que los autores intelectuales enviaron a tiradores expertos a cometer los crímenes. También que ya hallaron y tienen bajo su custodia los vehículos con los que se cometió el crimen. Se trató de una ejecución, los tiros no fueron erráticos, a pesar de que aparentemente Guzmán era apreciada por mucha gente. El asesinato fue sangriento, como tantos que suceden en nuestro país, para los cuales en su gran mayoría no llegará la justicia por culpa mayormente de ministerios públicos, fiscalías y titulares de gobierno estatales y municipales.
De estos dos casos que me ocupan se sabe también que el Ejército quiere tomar el control. Y es que sospechan de un atentado narco, tienen a partir de ello tres líneas de investigación y esperan tener un pronto arresto para disminuir las presiones por parte de Washington.
Ojalá que tengan claro que quien debe llevar la investigación es García Harfuch y no quiera la 4t con esto —politizar— quitarle el control y lo que el secretario de Seguridad ha ido construyendo lentamente y aún de manera insuficiente.
La inseguridad en México ha rebasado cualquier mal sueño. La triste realidad ha mostrado que aun los funcionarios pueden ser asesinados. Si esta es la realidad de los funcionarios, imaginemos ahora a los ciudadanos mexicanos comunes y corrientes. Y eso, que iban a bordo de una camioneta más cercana al neoliberalismo que a la austeridad franciscana...
Ya escribí sobre la posible respuesta del Cártel Jalisco Nueva Generación. Pero otra hipótesis habla de que los confundieron… lo que no quitaría que hay suma violencia en la CDMX. De hecho sería mucho peor; denotaría el nivel de inseguridad e impunidad que priva en la capital.
Hay una cosa que es un hecho incontrovertible (y lo digo no para politizar, sino para llamar las cosas por su nombre): después de un sexenio de “abrazos, no balazos”, la necia realidad ha vuelto a mostrar —una vez más— que esto no se trata de partidos políticos, tampoco de las ciudades más peligrosas o las zonas más seguras. Ni siquiera quiero hacer notar que de pronto, ahora sí, las autoridades parece que se ponen las pilas para ir detrás de los delincuentes. Ojalá así fuera para resolver todos los asesinatos...
Necesario señalar, eso sí, que basta de división, basta de hacer grupos desde la palestra presidencial. Si alguien debe ser señalado con voz grave son los delincuentes, los que cometen, uno tras otro, cientos de miles de cobardes asesinatos.
Giro de la Perinola
Hay que ser miserable. Gerardo Fernández Noroña no dio el pésame ante la pérdida. Solo ofreció “su solidaridad” y en un acto que —ahí sí, él— politiza y muestra su egoísmo, cierra su comunicado con: “mi más profunda condena a la violencia que están promoviendo en nuestra contra”. No, nadie fue por él, nadie mencionó al legislador, el dolor es de las familias de los occisos. Él, Fernández Noroña no fue víctima. Ya basta.