Como si se tratase de un acto de magia, la prensa, los politólogos y los medios de comunicación dedican una buena parte de sus columnas y espacios a Xóchitl Gálvez, quien ha saltado bruscamente hacia la escena pública, en medio de la controversia en todo al procedimiento de selección del candidato de la alianza, y ahora más, tras el anuncio de Lilly Téllez de abandonar la carrera presidencial.

Tras la salida de la senadora sonorense, Gálvez se ha revestido de la investidura de única mujer (al lado de Claudia Ruiz-Massieu, quien difícilmente contaría con los mínimos apoyos populares para ser candidata) que sería capaz de poner un alto a la carrera política de Claudia Sheinbaum y a sus pretensiones presidenciales.

¿Cuáles son las principales debilidades y fortalezas de Xóchitl Gálvez? Entre las primeras se encuentran: su desconocimiento por parte de la mayoría de los mexicanos. Como senadora, sus funciones se han ceñido al ámbito legislativo y ha estado, hasta ahora, lejana de los reflectores públicas.

En segundo lugar, su carencia de apoyos cupulares. En este sentido, ha quedado bien claro que Marko Cortés, quien tendrá una gran injerencia en la selección del candidato de la alianza (pues es el presidente nacional del PAN, léase, el principal partido de oposición a Morena tras la debacle del PRI y el desmoronamiento del PRD) optaría en primer lugar por personajes de vieja cepa panista como Santiago Creel.

Xóchitl tendrá, por tanto, que hacer frente a la cúpula partidista del PAN. De otra forma, a reserva de conocer los resultados que pudiesen arrojar el ejercicio de recolección de firmas y las encuestas, Gálvez se vería obstaculizada por los “pesos” mayores de su partido. ¿Cómo hacerlo? A través de una estrategia de campo caracterizado por el tejido de una red de alianzas políticas con gobernadores y presidentes municipales para hacer llegar en el interior del país la figura de Gálvez como presidenciable para 2024.

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Para ello Gálvez necesitará contar con el mejor equipo de operadores políticos con el propósito de negociar apoyos locales y de legisladores a la campaña de una senadora que sí tiene posibilidades reales de llegar a Palacio Nacional.

Por otro lado, entre sus fortalezas se encuentra el hecho de que su trayectoria personal la coloca como un enemigo formidable ante la embestida morenista caracterizada por la polarización y el rompimiento de la unidad nacional. Como mujer surgida de la clase trabajadora, y lejana de las élites políticas, Xóchitl representaría potencialmente el mejor antídoto ante una Claudia Sheinbaum, que rinde servilmente pleitesía al caudillo, que es gris como el cemento y cuyo carisma dista enormemente de levantar pasiones y convencer espíritus.

Sin duda, continuaremos hablando de Gálvez y Sheinbaum. Por lo pronto, a la luz de los acontecimientos recientes, parece que la alianza tripartita sí cuenta con una candidata que haga vacilar la fortaleza del caudillo y de la camarilla que le acompaña. Al tiempo.