“Sería una aventura querernos otra vez
tu fuiste mi locura el dueño de mi ayer
Un rey sin su corona, no puede ser un rey
un hombre que no es hombre
no tiene una mujer.”
YURI
“Ah, cómo hemos cambiado
Qué lejos ha quedado
Aquella amistad
Y así como el viento lo abandona todo al paso
Así, con el tiempo todo es abandonado
Todo aquello que se da
Alguien lo descuidará
Así, con los años unidos a la distancia
Fue así como tú y yo perdimos la confianza
Cada paso que se dio
Algo más nos alejó.”
PRESUNTOS IMPLICADOS
Andrés Manuel lo logró… Antes, en diversos momentos.
Llenó el zócalo de la Ciudad de México cuando dijo ser el presidente legítimo y cuando ganó en el 2018. Cuando la gente celebró su victoria, cuando se pensaba que era la esperanza de México.
Inundó el Zócalo tantas veces sin tener que acarrear personas, que es increíble constatar que ahora no alcanzó.
Algo pasó. La magia ha disminuido; nada que ver con lo que era antes, cuando se desbordaba en un santiamén.
Ahora, ni con todo el acarreo ni tratándose de una sola ciudad logró lo que antes era relativamente sencillo para él.
¡Vaya! Ni siquiera bajo el cobijo de la figura de Lázaro Cárdenas y siendo el aniversario de la expropiación petrolera logró que el Zócalo de la Ciudad de México retumbara ante su llamado.
Por cierto, tampoco ocurrió ante su perorata. López Obrador se ha convertido en un payaso del templete, parloteando una burda copia del discurso castrochavista y ni siquiera siendo una sombra de quien cree ser. No es presidente de todos los mexicanos, estadista menos. Se comporta como un triste candidato revanchista que reparte culpas. Y eso ya no prende. Hoy él es quien es señalado de las pifias y errores del actual gobierno.
El gobierno de la Ciudad de México reporta 500 mil asistentes, aun cuando Plaza Mayor mostraba espacios. Con fotos aéreas (malas por cierto) se ufanaron de calles también llenas. Cuentan peor que Peña Nieto; cuando se trata de manifestaciones del 8M o en defensa del INE, las cifras —dicen ellos— son raquíticas.
Pero comparemos fotografías: la concentración del pasado mes de febrero —según la 4t— según la 4T— reunió 90,000 personas, pero en el mismo Zócalo, con más espacios vacíos, hablan de medio millón de almas.
Y eso es contando CDMX; ¿qué hay de las otras 100 ciudades en que la gente espontáneamente acudió a concentrarse el 26 de febrero?
18 de marzo: fecha en que oficialmente se registra el declive del obradorismo. ¿En qué momento se dará cuenta AMLO de que pierde impulso? Creo ya lo sabe.
El mitin tuvo por objeto ensalzarlo; para recibir “baños de pueblo”. Pero ni para eso le alcanzó. No esta vez.
Fracasó y además mostró grietas cuatroteístas; el desprecio presidencial hacia Monreal y Fernández Noroña, la avaricia de los diputados que no pagaron el transporte de nadie…
Muestra del desgaste del poder; que aun teniéndolo, haciendo uso de recursos públicos, el Zócalo no estuvo a reventar.
Mostraron su cinismo pero a la vez la burda burla hacia ellos mismos al pasar lista a los participantes. ¿Así los amenazaron? ¿Es con ese “censo” como repartirán los apoyos “sociales”? Digo, porque ni con esas pudieron llenar la plancha del Zócalo… ¿Qué dijeron les quitarían si no iban? ¿Cumplirán su promesa para así perder más votos?
¿Ya se habrán dado cuenta que hay una relación directa y proporcional entre sus amenazas y el voto oculto en las encuestas que dicen los dibujan como futuros vencedores? ¿No me creen? Asómense a los ejercicios demoscópicos que publican las casas de encuestas más serias. Noten ustedes las respuestas “no sé”, “no contestó”, “ninguno de los anteriores”, “no votaría”. Y luego, también, dense una vuelta y constaten las tasas de rechazo en esos ejercicios…
López Obrador por querer mostrar un músculo político ha dejado patente el inicio de su ocaso y con ello el de sus corcholatas.
Lo del sábado apunto a que López Obrador y la 4T ya no son imbatibles. Por mucho dinero y más promesas repartidas.
¿Caló su dicho de que los pobres solo son estrategia política y no un asunto personal? No. Más bien las muertes, el descuido, el saber que su vástago tuvo un trato privilegiado negado a todos los mexicanos ante el covid; ‘amor con amor se paga’ y esa traición no se perdona.
Ni siquiera sirvió el evento para apuntalar a Claudia Sheinbaum, pues aunque el dedazo sigue vivo —más que nunca—, López Obrador se perdió en sus ganas de trascender y eso se trastocó en pisotear a sus candidatos.
Y luego quedó un Zócalo vacío, lleno de de basura. La muestra palpable que la violencia de las mañaneras se trastoca en una quema de la efigie de la ministra presidenta Norma Piña. Tanto que el mandatario odia a los españoles de hace 500 años ¡y sus huestes reviven a la intolerante Inquisición!
Un país incendiado por la violencia, mutilado por los feminicidios diarios y se permite una muestra más de violencia dirigida a una mujer.
Y claro, como no es de los aprecios presidenciales, todas las féminas de la 4T guardaron un culpable silencio.
Muestra —la basura y la quema de judas— de un país lastimado; una historia mancillada, un hombre que no entiende que no entiende.
Escucharemos hoy en la mañanera las maravillas de la reunión; López Obrador procurará mostrarse pletórico sin estarlo.
Él lo sabe. La concentración del sábado fue una charada demasiado cara (100% de lealtad de los diputados a su propio sueldo pues no lo apoquinaron para mover gente). El Zócalo no lo llenaron.