Los ladridos de un inofensivo perro alteraron demasiado a un granjero en Corea del Sur que decidió tomar medidas por sus propias manos y acabar con la vida del animal para después dárselo de comer al dueño sin que supiera nada al respecto.
La policía fue quien informó sobre esto pero el mismo culpable fue quien confesó el delito después de que uno de los vecinos de la zona avisara lo sucedido a la familia dueña del corgi galés de dos años que murió.
La AFP informó que el hombre platicaba que estaba harto de los ladridos del pequeño perro y fue entonces que le tiró una piedra y lo dejó inconsciente, después lo estranguló y lo cocinó. Aún después de llevar a cabo un acto de tal nivel de crueldad cuando el padre de la familia fue con este hombre a preguntar por el perro, él mostró simpatía y días después invitó a cenar a la familia y algunos vecinos para servirles como platillo la carne del perrito.
El caso no había sido muy notorio hasta que una hija de la familia dueña del corgi publicó en internet lo sucedido y pidió firmas para que el hombre culpable fuera a la cárcel. Logró recaudar 15 mil firmas en total.