Un nuevo estudio sugiere que un error en el software para hacer imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) podría invalidar al menos 40,000 documentos, abarcando los últimos quince años de investigación cerebral.
La resonancia magnética solía considerarse una de las mejores herramientas para medir la actividad cerebral, pero el posible daño que contiene en su proceso podría significar que todo lo que sabemos sobre el cerebro está mal. Esto incluiría las supuestas reacciones que tiene ante actividades como el ejercicio, los videojuegos, el amor y las drogas.
“A pesar de la popularidad de la resonancia magnética funcional como una herramienta para el estudio de la función cerebral, los métodos estadísticos utilizados rara vez se han validado con datos reales,” afirman investigadores de la Universidad Linköping en Suecia.
El problema principal es el “cómo” los científicos han usados los escaneos de fMRI para iluminar la actividad de ciertas regiones del cerebro. El procedimiento normal es que, dentro de un experimento, un individuo realice alguna actividad asignada mientras un campo magnético recorre su cuerpo, recolectando los pequeños cambios en el flujo sanguíneo del cerebro.
Estos pequeños cambios señalan a los científicos que cierta parte del cerebro está trabajando, como la región de la corteza insular que se activa al interactuar con un videojuego. Esta acción se ha relacionado con funciones cognitivas mayores como el proceso de lenguaje, empatía y compasión.
Incluso el consumir hongos mientras se está conectado a una máquina de fMRI ha mostrado evidencia de actividades transversales del cerebro, y una conexión pronunciada entre secciones que normalmente no se comunican.
El problema es que los científicos están interpretando información de un máquina, no observando directamente el cerebro. Para comprobar su efectividad compararon los tres softwares mas populares de resonancia magnética funcional (SPM, FSL y AFNI) y aunque no encontraron muchas diferencias, los resultados que mostraban eran falsos-positivos el 70% de las veces.
De hecho el equipo sólo esperaba encontrar un 5% de falsos-positivos, lo que sugiere que algunos resultados son tan incorrectos que mostraban actividad cerebral donde no la había.
Uno de los errores que el equipo de investigación encontró llevaba 15 años en los sistemas. El error fue corregido en mayo del 2015, fecha en la que se comenzó a elaborar el estudio en la Universidad Linköping.