Si el improbable lector de las presentes notas piensa que la frase más de lo mismo que está en el encabezado se refiere a las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, se equivoca por esta vez.
Más de lo mismo lo representan líderes políticos sin credibilidad y con una presencia tan gastada que son un perjuicio para las posibilidades de organización de una lucha por la transformación de México para que salga del hoyo en el que lo han metido la corrupción, la violencia, el descaro del tráfico de drogas que realizan las organizaciones criminales o las acciones en pro de la salud instrumentadas por el impresentable doctor López Gatell.
Quienes han hecho un estilo de crítica política juzgando a priori, un día sí y otro también, al primer mandatario, deben reflexionar en lo improductivo de su conducta en la medida.
Esos grupos o personas caen en la candidez de parecer que tienen propósitos subversivos, tan terribles como el derrocar al presidente por ejemplo.
Sin duda que el país necesita un cambio de rumbo en lo político, en lo económico y en lo social.
Pero ese cambio no lo vamos a lograr desde la comodidad de estar en las redes sociales condenando a López Obrador y a su gobierno como método para cambiar un estado de cosas que nos está afectando de manera por demás sensible a todos los mexicanos.
Los retos que existen para lograr el cambio debemos convertirlos en oportunidades de acción para transformar una realidad que, como en el caso de la violencia imparable y creciente, nos agobia al grado de tener más miedo que un justificado enojo.
Seguir creyendo que las desposeídas acciones de personajes como el inefable Claudio X. González son el camino para transformar todo lo negativo que existe en el país, la verdad es que no solo son una ingenuidad, sino que lamentablemente solo se convierten en un involuntario referente de la popularidad presidencial.
Más de lo mismo también es pensar que los dirigentes de partidos políticos opositores a Morena verdaderamente están posesionados como auténticos líderes sociales y que son seguidos por importantes y numerosos grupos de mexicanos a lo largo y ancho de toda la nación.
Alejandro Moreno es político maniobrero en el que no creen ni los principales militantes del PRI y solo trabaja por sus muy particulares intereses.
Lo mismo se puede decir de un desbrujulado Marko Cortés que trae al PAN por los caminos de un pragmatismo lleno de intereses económicos y ayuno de los ideales que dieron origen al PAN de Gómez Morín.
La alternativa de cambio está nuevamente en la capacidad de organización de la sociedad civil. Ella, la sociedad civil, es un colectivo que puede necesitar guías tácticos, pero que no requiere de líderes mesiánicos para enarbolar las banderas de la transformación y el cambio en México.
Urge transformar los retos en oportunidades de cambio y, de plano, abandonar las conductas que “legitimen” a personajes “opositores” que son lamentablemente más de lo mismo.
Con esos retos inicia el país éste inescrutable año 2023.